jueves, abril 02, 2009

Cuba no vuelve porque nunca se fue


En la próxima Cumbre de las Américas (abril 17/2009 en Puerto España - Trinidad y Tobago) el Presidente de Brasil, Inacio “Lula” Da Silva, propondrá que la comunidad de naciones invite a que Cuba Revolucionaria vuelva a formar parte de este conglomerado regional, del que nunca debió ser excluida.
La tesis es que esta Cumbre, sin Cuba, es un contrasentido, es una barbaridad. Siempre lo fue; pero, como la isla revolucionaria había sido anatematizada por el gran imperio del norte y por los pelucones de todas nuestras naciones, creían (ellos) que aislando a Cuba de los pueblos latinoamericanos iban a preservarlos de posibles contaminaciones antineoliberales. Pretendieron, además, con el criminal bloqueo yanqui, que ya cumplió 47 años de aplicación, someter por el hambre y la necesidad a su heroico pueblo y eliminar a su inclaudicable dirigencia revolucionaria (con Fidel a la cabeza).

A pesar de todo, Cuba avanzó

No está por demás recordar que, por órdenes del imperio, la casi totalidad de gobiernos títeres y mediocres del continente cortaron relaciones diplomáticas, consulares y comerciales con Cuba. El único país que resistió la orden prusiana del imperio fue México, que no rompió relaciones diplomáticas con la isla revolucionaria pero que permitió que la CIA estableciera controles desvergonzados en puertos y aeropuertos a fin de “seguir la pista” de todo ser humano que “se atreviera” a viajar a Cuba, por esta vía.
En el Ecuador, el Presidente Carlos Julio Arosemena Monroy, que tenía su porte y su dignidad, se resistía a romper con Cuba hasta que un coronelito de apellido Naranjo, desde su fortaleza militar de Cuenca (sur del país) lanzó el desafío: o Carlos Julio rompe con el “comunismo cubano” o las Fuerzas Armadas se verían obligadas a “tomar medidas” por su cuenta. El Presidente Arosemena, tratando de ganar tiempo y apaciguar a los “gorilas criollos”, cometió el error de romper con Cuba (1963) lo cual no le sirvió de mucho ya que semanas después, con el pretexto de que Carlos Julio se había orinado en un almuerzo que ofrecía a un Contralmirante gringo, en el Palacio de Gobierno, fue “depuesto” por las armas y enviado al exilio.
Al parecer, el imperio y sus muchachos estaban “aislando” el mal ejemplo de Cuba revolucionaria de los pueblos latinoamericanos. A estos rompimientos, habrían de agregarse otras acciones: la expulsión de Cuba de la OEA, la agresión directa de mercenarios entrenados por USA (Bahía de Cochinos – 1961) los atentados terroristas, la manipulación informativa diaria y permanente, el bloqueo inmisericorde del gran imperio contra la pequeña islita; y, hasta el desmantelamiento de todo lo que fue el gran bloque de países socialistas. Los agoreros del desastre anunciaban eufóricos el fin del comunismo cubano, a corto plazo.
El aislamiento brutal de Cuba no pudo, sin embargo, ni cortar el avance de su revolución socialista ni bloquear su influencia en los pueblos de América Latina.
A pesar de todas las agresiones, de todos los bloqueos, Cuba, bajo la conducción revolucionaria de Fidel y su estado mayor revolucionario, no solo logró resistir heroicamente el estado de sitio en el que pretendió sumirle el imperio y sus lacayos, sino que pudo ir procesando, incesantemente, los avances y las conquistas revolucionarias:
En Educación, Cuba pudo casi inmediatamente salir del analfabetismo e imponer la obligatoriedad de la educación primaria. Y, lo que es mucho más importante, articuló una educación de calidad en todos los niveles. La UNESCO da fe de que los cubanos están en primerísimos lugares en lectura comprensiva, en matemáticas y ciencias afines, en la formación de profesionales para el desarrollo.
En materia de salud, según testimonios del más alto nivel, Cuba es el único país del mundo que ofrece a su población, desde que nace hasta que muere, servicios de salud de calidad y totalmente gratuitos. Logró lo que el capitalismo nunca ha podido: el empleo total. Claro que ahí no hay clase sociales privilegiadas, con altas remuneraciones, mientras millones viven en la pobreza o la miseria y, desde luego el desempleo crónico o el empleo precario. En Cuba, la que el capitalismo identifica como “población económicamente activa” tiene asegurado su trabajo por el cual le pagan una remuneración que EN CUBA le alcanza para garantizarle una vida sin sobresaltos. Y, lo que muchos se resisten a creer (especialmente por las grandes mentiras mediáticas) en Cuba, ningún cubano ni cubana se acuesta con el estómago vacío. La Organización Mundial de la Salud (OMS) registra promedios inobjetables: en Cuba, todo cubano, especialmente niños y niñas, consumen algo más del mínimo de calorías diarias establecido por la OMS como indispensables para un desarrollo humano normal. ¿Pueden los países latinoamericanos exhibir índices semejantes? El Ecuador, por ejemplo, registra un promedio menor del índice de la OMS para la gran masa de ecuatorianos y ecuatorianas. Y ni qué hablar del deporte, en todas sus especializaciones; la ciencia y la tecnología, especialmente médica y de fármacos,
La pregunta es: ¿qué habría sido de los cubanos y cubanas si no hubiesen tenido que sortear y tolerar todas las agresiones del imperio, especialmente el brutal bloqueo económico y comercial? ¿Qué habría sido de la población cubana si la ex URSS no se habría desplomado, lo que le significó una liquidación del 80% de su comercio exterior y muchísimas e inimaginables limitaciones, de todo tipo?

Cuba nunca se fue del Continente

Así que la iniciativa de Lula, en la próxima Cumbre de las Américas, no es sino un acto de estricta reivindicación, no de Cuba sino de los pueblos latinoamericanos, que fueron los realmente agredidos y ofendidos con esta geopolítica imperial. Porque Cuba nunca se fue del Continente. Prueba de ello es que Fidel Castro y la revolución cubana, a pesar de todos los rompimientos de relaciones, del bestial bloqueo yanqui, de las agresiones, nunca jamás dejó de ser un paradigma de nuestros pueblos, un ejemplo a seguir. Por ello, muchos latinoamericanos sostenemos que jamás Cuba se fue de los pueblos de la región; los que se aislaron y pretendieron aislarnos fueron esa camarilla de mediocres y pelucones que pensaron que podían detener la historia.
Los tiempos pasan y los errores se corrigen o se pagan. Desde el triunfo de la revolución cubana (enero 1/1959) el imperio y sus pelucones criollos pretendieron aislar este acontecimiento histórico e impedir que nuestras naciones “jamás” sigan el ejemplo de la isla revolucionaria. Lograron cortar el primer ensayo socialista, mediante la intervención descarada y bestial de la CIA; pero, tuvieron que liquidar a sangre y fuego y asesinar a Salvador Allende para solo detenerlo, porque tarde o temprano el pueblo chileno volverá a pasearse por sus grandes alamedas. Unos gorilas descomunales pretendieron liquidar esas manifestaciones populares en la Argentina; pero, ya los Kirshner (Néstor y Cristina) como que quieren ensayar cambios y transformaciones sociales y políticas que se orientan hacia posiciones populares y reivindicativas.
En Venezuela, desde hace una década, le apareció el hijo macho al imperio. Hugo Chávez Frías les tiene locos con sus triunfos electorales y populares y ha puesto en marcha un proceso de transformación que ha tomado el nombre de “Socialismo Siglo 21” En Bolivia, Evo Morales va rompiendo poco a poco la feroz oposición separatista de seis estados y ganando terreno, con el mismo propósito de Venezuela: imponer una nueva Constitución que perfila puertas de entrada a reivindicaciones sociales y a un país marchando hacia el Socialismo. Rafael Correa, igualmente, ha logrado triunfos electorales sin paralelo histórico y enrumba a Ecuador hacia una sociedad más solidaria, menos inequitativa. El Presidente Lugo tiene primero que vencer uno de los partidos tradicionales, con el cual llegó al poder, para empezar el capítulo de la conquista popular de mejores días. En Nicaragua, Daniel Ortega, contra todo pronóstico inclusive de viejos dirigentes izquierdistas, trata de llevar a ese país hacia el socialismo y la verdadera democratización. Y Mauricio Funes, un carismático y bien definido patriota revolucionario acaba de ganar las elecciones en la pequeña pero combativa El Salvador. Y hasta el paniaguado de Arias, en Costa Rica, se ha visto obligado a reiniciar las relaciones diplomáticas con Cuba a pesar de su obsecuencia con los mandatos del imperio. Y, ¿quién sabe?, el propio Barak Obama, que estará de cuerpo presente en la próxima cumbre, a lo mejor decide ponerle punto final al criminal bloqueo yanqui e iniciar con la isla revolucionaria una relaciones que se atengan a los principios universales del respeto a las naciones, el respeto a que los pueblos se den los gobiernos que a bien tengan, el respeto a la soberanía y la dignidad de los Estados.
Quizá, entonces, como lo dice el Presidente Correa, no solo en Ecuador sino en todo el Continente, estemos asistiendo no a una época de cambios, sino a un cambio de época.

Alberto Maldonado S.

Periodista – Ecuador

Quito, marzo 30/2009

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