sábado, mayo 05, 2012

¿Por qué el conflicto marxismo - anarquismo?




A pesar de la mala prensa generalizada sobre el socialismo marxista y el anarquismo, es fácil constatar la superioridad en valores, comparados con los miserables y agónicos del sistema capitalista en que vivimos aquí y en casi todo el mundo. Esto me recuerda la canción, ¡"Si no fuera por el casi, caramba, casi me caso contigo..."!, y pudiera llamarse: Cuba, Corea del Norte y el socialismo más antigüo -próximo al siglo- de Bielorrusia, que constituyen la puerta abierta a la esperanza alternativa de "matrimonio" universal, fraternalmente solidario de futuro.
Por otro lado, respecto al conflicto arriba indicado, me retrotrae a la crítica de Proudhon a la filosofía de Marx, considerándola "la filosofía de la miseria". Replicándole éste a la suya, con "la misería de la filosofía". ¿Cómo interpretar ambas temáticas de profundo calado? Proudhon argüía -con cierta ingenuidad- el rechazo a los análisis científicos de la dialéctica materialista histórica, y Marx respondía que era -resumiendo- un idealista del socialismo utópico.
Considerando ambas filosofías políticas, intentaré reflexionar señalando algunas diferencias cualitativas, causísticas y organizativas de las dos corrientes ideológicas, en busca de una sociedad de justicia igualitaria, liberadora y emancipatoria. Proudhon era un personaje autodidacta, crítico con el capitalismo. Tomó parte en la creación de la filosofía anarquista y promovió el antimarxismo.
El anarquismo se fundamenta en valores imperecederos, entre otros, está el desarrollo humano en libertad y la autogestión asamblearia, inspirado en cierta medida, en planteamientos idealistas proudhonianos del socialismo utópico, pudiendo inducir a errores de dogmatismo -verdades absolutas- y sectarismo, que predispone al fracccionamiento organizativo: CNT, CGT, Solidaridad Obrera... Estas actitudes dificultan el mítico eslogan: "El pueblo unido, jamás será vencido".
Para facilitarle es imprescindible la apertura transversal, basada en el materialismo histórico (aprender de la práctica) y el materialismo dialéctico (combatir los absolutismos). Su práxis es compatible con la asamblearia y autogestionaria anarquista. Lo acreditan las experiencias socialistas en la U.R.S.S. y China de cooperativismo autogestionario, en Yugoslavia la autogestión del Mariscal Tito y la política cubana de participación ciudadana sin restricciones.
Dado el estado agónico-terminal del capitalismo, no queda otra opción de futuro que el socialismo, de cuyos valores en Cuba -axfisiada por
el bloqueo-, Corea del Norte y Bielorrusia plantan cara al imperialismo. De Cuba informaré próximamente. Estos estados son el refrente para la expansión del socialismo, cuyo código deontológico-político, consiste en el respeto a todas las personas y a sus culturas para fomentar el desarrollo humano y social, estableciendo relaciones de cooperación fraternales y soberanas, en plano de igualdad internacional, exentas de perniciosas ingerencias contaminantes...
La filosofía marxista en la que se basan, se fundamenta en un exhaustivo análisis del capitalismo, que no resiste -sin rubor- la mínima comparación de valores con el socialismo. Es cierto que éste comete -inevitablemente- errores, pero el capitalismo, por su cruel política de explotación humana, especulativa y belicista criminal, inevitablemente está en el error, como podemos observar.
Respecto al histórico conflicto marxismo-anarquismo, la principal causa política del enfrentamiento la sitúo en la vía al socialismo comunista -con patrimonio común público-, presentada por Lenin en su tratado 'El Estado y la Revolución', consistente en ejercer la política mediante las instituciones. Eso sí, con riesgo de cometer errores autoritarios y burocráticos. Para evitarlos, considero importante el entendimiento con la filosofía libertaria -substrato del anarquismo-, para eliminar el enquistamiento por ambas partes con diálogo constructivo. Las intransigencias, han impedido la posibilidad de sintonizar las dos filosofías -alternativas al capitalismo-, más importantes del siglo XIX, cuyo desarrollo, culminó en el XX, adquiriendo plena necesaria urgencia en este siglo.
La política transformadora liberadora socialista, pasa por planteamientos unitarios sinceros, partiendo de actitudes honestas, críticas y autocríticas, valorando el rigor científico que proporcione el conocimiento de las cosas, para estimular el compromiso sincero -sin prejuicios-, creyendo en lo que se hace, "porque la fe mueve montañas", no sólo la divina, también la humana, incompatibles con egos... En este aspecto, ¿por qué la filosfía revolucionaria cientítica marxista coincide en lo esencial con la filosofía profética del Nuevo Testamento? Quienes hemos tenido la oprtunidad de vivirlas profundamente, sentimos dolor por la cruel y cínica denostación del marxismo por el capital, también por la manipulación del cristianismo primitivo por el poder de la Iglesia Católica, "catequizada" por el capitalismo. Ante lo mal que está la sociedad, la juventud no debe permitir que no pueda independizarse, ni realizarse personal y socialmente. ¿Cómo hacerlo si el 50% está en paro y el otro 50% precarizado? ¡La sumisión no es la solución! El sistema nos engaña, por lo que hay que rebelarse, exigiendo principios elementales de justicia igualitaria. ¿Cómo aceptar la legalidad si falta legitimidad?
Los citados estados socialistas no tienen estos problemas, ni otros muchos graves. Para alcanzar a esos pequeños paraísos sociales -no fiscales-, hay que exigir la Renta Social Básica universal, como plataforma digna hacia el socialismo liberador.

Paco Torre Soberón

Santander (Cantabria)

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