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jueves, diciembre 13, 2012
Llaman a Felipe González para regenerar el PSOE
En una verdadera democracia, Felipe González, estaría en la cárcel lo que le resta de vida. Sin embargo se pasea y pavonea, yendo de un lado para otro, como si continuara siendo aquel que creía ser “dios”.
La “asamblea” de la desvergüenza fue celebrada el domingo día dos del presente, so pretexto de homenajear a Felipe González, el “Dios”, del PSOE en el Estado español.
Como se encontrarán de mal para tener que tratar de sanar, echando mano de lo peor de lo peor: de Mister X, del símbolo de la época de corrupción más intensa y escandalosa (FILESA, Roldan, lo más destacado) jueces amigos a su servicio, como José Augusto de Vega que fue cogido con las manos en la masa prevaricando a diestro y siniestro; gobernadores del banco de España como Mariano Rubio, con el que le unía una gran amistad y por el que ponía la mano en el fuego, al momento en que fue denunciado, siendo después encarcelado por defraudar Hacienda y por tenencia de cuentas opacas; Felipe González nos metió en la OTAN, permitió el Terrorismo de Estado de los GAL, fue el artífice de la privatización de las empresas y sectores que más beneficio ofrecía al Estado y estuvo siempre rodeado de una coorte de ministros y personal de confianza de su misma catadura: “joyas” en economía como Boyer y Solchaga, en cuestiones interiores de Barrio Nuevo y Vera, condenados por el caso GAL (secuestro de Segundo Marey, llevado a cabo por Amedo y Domínguez…) en aquella banda también se encontraban los hermanos Solana, uno de ellos fue presidente de telefónica durante seis años, asesor de grandes empresas y del se cuentan otras historias para no dormir; el otro fue máximo responsable de los daños colaterales producidos en los Balcanes como responsable de la OTAN. El felipismo fue ejecutor de los primeros tajos que se le dio a la Seguridad Social, en diversas ocasiones, por medio del descuento y rebaje de cuotas a las empresas, (con el temprano argumento de estimular a los empresarios para la creación de empleo) de los recortes a las pensiones, de las indemnizaciones por despido, de las reducciones en prestaciones por desempleo. El mismo, Felipe González, admitió que llevó a cabo una reconversión industrial al estilo Thatcher de la que se sentía orgulloso; domesticó a los dos grandes sindicatos a base de pactos sociales, y los incorporó más adelante a cierto estatus de poder fáctico, tras la huelga del 14-D del 88, acabándolos de corromper. Y se cargó al PCE, con la inestimable colaboración del que en el exilio se propuso superar la escisión de 1921, o sea, de Santiago Carrillo, que andaba de un lado para otro por los pasillos de las Cortes para ver como regresar de nuevo a su “caaasa”.
El socialismo, Felipe González made in PSOE, culmina en su fichaje por Gas Natural Fenosa con un sustancioso salario, gracias a los servicios prestados, no precisamente a la clase obrera.
En el magno evento se encontraba toda la flor y nata del “reformismo radical”, según Rubalcaba, de principios de los 80, entre los que ya estaba él. Este, en un alarde recuperador de contenidos de esa época, definió al PSOE como anticapitalista especulativo. ¡Casi na!, la profundidad del mensaje. También, como no podía ser de otro modo, estaba presente el Sr. Zapatero; el hazme reír de la troica y de la Señora Merkel y el que hizo llorar a muchos de los que se habían confabulado con el signo de la ceja estirada. Fiel sumiso a los referidos máximos defensores del capital, modificó a peor la Constitución abriéndole una amplia autopista a la derecha histórica para que no encontrara obstáculos a la hora de robar derechos y bienes a los trabajadores para entregárselos al capitalismo.
El caso es, que si el arreglo del PSOE-PSC pretende comenzar con este acto, (de homenaje al socialismo español del posfranquismo) puede tener las mismas posibilidades de éxito que el que se presentó con un saco de yeso para reparar el derruido castillo.
Esta opinión, ¿es para ensañarse con el árbol podrido que está a punto de caer al suelo? No exactamente. Es para recordar que desde el 78 nunca estuvo de pie y firme en la defensa, no ya de los intereses de la clase obrera, por cima de todas las demás cosas, si no ni tan si quiera de una democracia, aparente, donde las diferencias que existían, ya de por si muy injustas, no se hubieran disparado a peor, gracias a la inestimable colaboración del felipismo con el capital.
Por eso, que a estas alturas y después de todo lo que ha llovido y con lo que siguen descargando las nubes en estos momentos, que se pretenda reparar el desastre producido, en unas ideas por las que muchos sucumbieron en la guerra civil que provocó Franco, de la mano de uno de los individuos que metió al PSOE en los cenagales más nauseabundos de corrupción, de terrorismo de Estado y de dictados contra los trabajadores, es seguir engañando a quienes aún les votan de buena fe.
En una verdadera democracia, Felipe González, estaría en la cárcel lo que le resta de vida. Sin embargo se pasea y pavonea, yendo de un lado para otro, como si continuara siendo aquel que creía ser “dios”.
Mucha faena por delante tienen las chacones y los gomez y mucha prisa se han de dar, si quieren darle un giro al panorama del Partido y salvar unas siglas históricas. Si bien a muchos nos cuesta creer que los condicionantes contraídos con los poderes económicos les permitan, si quiera, dar un lavado de cara al asunto.
J. Estrada Cruz
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