Una escritora cuenta su infancia como la hija de la única comunista de un pueblo inglés.
Es el año 1978 y la adolescente Jess, de 13 años, es la hija de la única comunista de Tamworth, un pueblo en el condado inglés de Staffordshire, que terminará viviendo en la Alemania del Este junto a su madre. Esta es la línea que sigue Motherland, el libro de la británica Jo McMillan, en el que a través de una historia en primera persona, recuerda su infancia como hija de una nostálgica de la ex RDA. Algo así como el filme Good Bye Lenin!
Motherland, publicado en julio, sigue la vida de Jess y su madre Eleanor, una profesora socialista que según la misma McMillan describió al diario británico The Guardian “programaba el reloj de su living en la hora de Moscú y los sábados en la mañana vendía el tabloide de izquierda The Morning Star a los indiferentes transeúntes”, escribió.
También fueron las fundadoras de la rama local del Partido Comunista en su pueblo.
El libro cuenta cómo Eleanor recibe de manera sorpresiva la oportunidad de viajar a Alemania Oriental, para trabajar en un curso de verano: un lugar donde finalmente ella y su hija podrían encajar y experimentar de primera fuente el sueño socialista.
“Al otro lado de la Cortina de Hierro, nos agasajaban como camaradas que luchaban contra el capitalismo desde adentro. Bebíamos espumante en el Palacio de la República, comíamos helados en la Torre de TV, arriba en las nubes socialistas”, describe McMillan recordando su estadía, que se repitió durante cada mes de agosto por tres años en la ciudad alemana de Potsdam.
Pero el 9 de noviembre de 1989 todo terminó con la caída del Muro de Berlín.
“¿Qué es lo que haces con el fin del mundo como lo conoces?”, escribe McMillan.
La escritora cuenta cómo su madre arrendó su departamento de Londres y dejó la ciudad para ir a vivir a Alemania Oriental y presenciar así los últimos días de la RDA desde Zwickau, en el oriente como una forma de “mostrar solidaridad”.
Tenía la compañía de su vecino de edad avanzada que había sido miembro del Partido Comunista toda su vida, con quien intercambiaba historias.
Su hija en cambio, tuvo una reacción completamente diferente que marcó el comienzo del quiebre de la relación por años. “Saqué una tarjeta de crédito y me fui de shopping”, cuenta McMillan.
A finales de los 90, la madre de la escritora finalmente volvió a Inglaterra, pero a esas alturas McMillan estaba viviendo en Asia, por lo que se mantuvieron a la distancia por varios años.
Finalmente, en 2009, ambas se encontraron en Londres y fue al reencontrarse que McMillan decidió escribir Motherland.
María Paz Salas
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