viernes, septiembre 15, 2017

Biko y la lucha contra el Apartheid, a 40 años de su asesinato



Hoy se cumple el 40 aniversario del fallecimiento de uno de los más destacados luchadores contra el régimen racista instaurado en Sudáfrica. ¿Por qué es menos recordado que Mandela?

“Septiembre del ´77. Port Elizabeth, buen clima. Como de costumbre, lo de siempre en la sala policial 619”, comienza describiendo el músico británico Peter Gabriel. El hecho: el asesinato del activista anti Apartheid Bantu Stephen Biko.
Hoy se cumplen cuatro décadas de aquel 12 de septiembre de 1977, día del deceso de Biko. Pese al reconocido tema de Peter Gabriel e incluso de la película Grito de Libertad (Cry Freedom de 1987, protagonizada por Denzel Washington en el papel de Biko y que estuvo nominada al Oscar), la historia de este luchador contra el brutal régimen racista que dominó Sudáfrica hasta los años ´90 es mucho menos conocida que la de Nelson Mandela.
Los motivos tal vez radican en que Nelson Mandela, pese a haber pasado 27 años de su vida en la cárcel y sin negar la importancia de su figura, fue moderando sus posiciones y las de su partido el Congreso Nacional Africano (CNA) hasta transformarse en el primer presidente negro de la República de Sudáfrica en 1994, luego de una transición negociada con los representantes del régimen del Apartheid (como el anterior presidente –blanco- Frederik De Klerk); es decir, Mandela se fue transformando en una figura aceptable para el imperialismo por encabezar una transición pacífica que –modificando formalmente al régimen político- permitió que sobrevivieran y se reciclaran los personeros del Apartheid. Su gobierno buscó la “paz y unidad nacional” y puso en funcionamiento una “Comisión para la Verdad y la Reconciliación” que garantizó la impunidad a los autores de los crímenes racistas y la violación de derechos humanos.
Biko en cambio, además de pertenecer a otro movimiento político y de provenir del movimiento estudiantil, fue perseguido y asesinado en uno de los momentos más álgidos y radicalizados de la lucha contra la segregación racial en Sudáfrica, particularmente luego de los levantamientos de Soweto en 1976. Hay quienes consideran que su asesinato fue un punto de inflexión y que hizo que recrudecieran las protestas de la población negra.
Cuando en 1966 había ingresado a estudiar medicina a la Universidad de Natal, se acercó a una organización estudiantil llamada NUSAS (Unión Nacional de Estudiantes Sudafricanos, una especie de coordinadora de estudiantes) pero la abandonó rápidamente porque estaba hegemonizada por estudiantes blancos de ideología liberal. El propósito de Biko era, además de ofrecer asistencia social en las comunidades negras, despertar una conciencia que disipara la sensación de inferioridad a la que estaba sometida la mayoría negra frente a la minoría blanca, recuperar la autoestima de esa mayoría para plantearse la lucha emancipatoria. Así fundó la Organización de Estudiantes Sudafricanos (SASO) en 1969.
Desde SASO impulsó una coordinación con otras 70 asociaciones a la que denominaron Convención de los Pueblos Negros o “Conciencia negra”. Esa coordinación fue el motor de protestas y revueltas que desembocaron en el levantamiento de Soweto de 1976: en rechazo a una ley que imponía la enseñanza en lenguaje Afrikaans –el idioma oficial de la minoría blanca- se desató un movimiento de adolescentes y niños que exigía una educación en sus lenguajes originarios. La feroz represión policial desatada tuvo el saldo de unos 1000 muertos, entre los que se encontraban 500 chicos menores. Pero aunque ese levantamiento fue derrotado, con esa masacre el Apartheid iniciaba su declive.
La persecución contra referentes como Stephen Biko se hizo más aguda. Ya desde 1973, el régimen le había impuesto la prohibición de escribir y difundir sus ideas, prohibición que Biko no acataba. En 1977 es detenido varias veces, pero en agosto de 1977 fue torturado tan salvajemente que –por un golpe en la cabeza- quedó gravemente lesionado. Los médicos que lo revisaron ignoraron a propósito el daño neurológico y el 11 de septiembre se descompuso estando aún detenido. La policía, ante las recomendaciones médicas de internarlo, lo trasladó a un hospital en Pretoria, haciéndolo viajar 1200 kilómetros semidesnudo y sin asistencia. Al llegar, el cuerpo de Biko no resistió. Con apenas 30 años, falleció aquel 12 de septiembre de 1977. Pero se transformó en un nuevo emblema de la lucha contra la segregación racial.
El periodista Donald Woods, que era amigo de Biko, fue perseguido pero logró huir de Sudáfrica y se ocupó de dar a conocer lo sucedido, iniciando una campaña internacional por el esclarecimiento del crimen. La historia llegó al cine y a oídos de artistas como Peter Gabriel, que compuso el tema “Biko” para cerrar su tercer disco solista de 1980, o de bandas como Steel Pulse que lo homenajea con “Biko´s kindred lament” (“Lamentación de Biko”) en su disco Tribute to the Martyrs de 1979.
Hoy, 40 años después, la lucha contra la segregación racial –aunque se lograron importantes conquistas- sigue vigente: allí está en EEUU el movimiento “Black lives matters” (“las vidas negras importan”) para recordarlo. También los reclamos de los pueblos originarios: en Argentina conmueve al país el caso de la desaparición de Santiago Maldonado, de quien no hay noticias desde el 1 de agosto cuando la Gendarmería reprimió ferozmente a una comunidad mapuche en el sur argentino. El reclamo por su aparición se está transformando en una causa nacional e internacional. Reivindicar la memoria de Bantu Stephen Biko, un héroe y mártir del movimiento negro, es en parte aportar a estas peleas.

Augusto Dorado
@AugustoDorado

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