Seguimos escuchando y leyendo acerca de los llamados ataques sónicos que supuestamente han hecho daño, hasta en este momento, a 21 diplomáticos estadounidenses en Cuba. Los veintiuno han sufrido pérdidas auditivas o conmociones cerebrales, mientras que otros sufrieron náuseas, dolores de cabeza y zumbidos en los oídos. Algunos se enfrentan a la falta de concentración o problemas para recordar palabras. Todas estas son denuncias reportadas por numerosos medios de prensa estadounidenses, incluyendo a Associated Press, Reuters, The Washington Post, Fox News, el Miami Herald y otros. Hasta la fecha, ninguna de las personas atacadas ha sido identificada, excepto el reportado como Jefe de Seguridad de la embajada norteamericana en La Habana. Seguramente sus síntomas y lesiones han sido reportados, pero todavía no hay un solo rostro identificado con el delito –al menos públicamente.
Desde el principio ha sido un caso extraño. Un “who done it” de proporciones internacionales –nada realmente insólito o nuevo en lo que se refiere a la relación entre Estados Unidos y Cuba.
Vietnam puede que no parezca estar relacionado con esta historia. Pero hay una pequeña joya en el excelente documental de Ken Burns que he visto acerca de Vietnam. Algo que se me queda en la mente, una declaración de un soldado que luchó por Estados Unidos en esa guerra, quien dice –y estoy parafraseando– que la década de los 60, cuando el presidente Kennedy todavía estaba vivo, fue la última vez que los estadounidenses creyeron realmente que su gobierno nunca les mentiría…
Así que busqué un poco en mis recuerdos después de ver el programa y encontré lo siguiente:
Una explosión en el acorazado USS Maine en el puerto de La Habana dio una razón a Estados Unidos para intervenir en una guerra que se había librado durante muchos años entre Cuba y la España colonialista. Curiosamente, fueron los editores de periódicos los que empujaron a Estados Unidos a intervenir en la Guerra de Independencia de Cuba. ¿Y quién voló el Maine? Quien lo haya hecho dio a Estados Unidos una razón para entrar en la guerra…
Vietnam y la teoría del dominó. Nos dijeron que el país, involucrado en una guerra de independencia (no muy diferente a lo que hizo Estados Unidos en 1776), estaba siendo invadido por comunistas, que como dominós que caían, terminarían tarde o temprano en nuestras costas…
Armas de Destrucción Masiva en Iraq. Una mentira demostrada que empujó a Estados Unidos a una guerra contra Saddam Hussein, por la cual hasta la fecha todavía estamos pagando, y que también condujo a una desestabilización aún mayor del Oriente Medio, partes del sudeste asiático y del mundo. ISIS y otros grupos terroristas no surgieron de la nada…
La terrible experiencia de Peter Pan en Cuba. Casi 15 000 niños fueron utilizados por la CIA y la Iglesia Católica en una operación para desestabilizar al recién formado gobierno revolucionario cubano. Muchos de los niños son ahora hombres y mujeres mayores que aún llevan las cicatrices de este plan grotesco. Y muchos en Estados Unidos todavía culpan al gobierno de Castro por ello…
La lista es mucho más larga, pero esta es suficiente para demostrar que el engaño y la mentira han sido utilizados por Estados Unidos para lograr su meta final como imperio.
Lo que nos lleva de nuevo a “Orejagate” y a los 21 diplomáticos estadounidenses.
En primer lugar, no olvidemos que cuando se informó inicialmente había canadienses también enumerados como víctimas de los ataques sónicos. Progreso reprodujo a finales de agosto un reporte de Reuters: “Canadá no asume automáticamente que Cuba estuvo detrás de un presunto ‘ataque acústico’ contra personal estadounidense y canadiense en La Habana y no tiene planes de expulsar a diplomáticos cubanos”.
Añádase a esto las declaraciones hechas por científicos que son expertos en el campo del sonido y sus efectos en el cuerpo humano. En un reportaje de Fox News por James Rogers, este escribe: “Se ha especulado que el infrasonido (un sonido de baja frecuencia por debajo del nivel auditivo humano) o el ultrasonido (por encima de los 20 KHz y que no puede ser escuchado por los humanos) pueden haber sido aprovechados en los ataques.
“‘En última instancia, los dispositivos que funcionan en cualquier espectro podrían causar daños auditivos, pero es poco probable que sea infrasónico, debido al tamaño del altavoz necesario para producir la frecuencia requerida y el nivel de decibeles’, explicó el Dr. Toby Heys, jefe de Future Technologies, un centro de investigaciones de la Universidad Metropolitana de Manchester, en un comunicado enviado por correo electrónico a Fox News. ‘El infrasonido también es muy difícil/casi imposible de dirigir, según los dictados tecnológicos actuales’.
“‘No hay una forma eficiente de enfocar el infrasonido para convertirlo en un arma utilizable’, dijo Mario Svirsky, experto en trastornos del oído y neurociencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.
“Heys añadió que el ultrasonido podría dirigirse a la cabeza de un objetivo, pero requeriría una orientación extremadamente precisa dentro de la infraestructura de un edificio”.
Más adelante, en el mismo artículo, abordan la cuestión de las conmociones cerebrales y la descartan como causada por los ataques sónicos alegados por el gobierno de los Estados Unidos.
Sobre la base de esta información, ofrezco mis propias ideas sobre las posibilidades de este caso. Obviamente el Herald y el Post han llegado a conclusiones basadas en evidencia cero y continúan culpando a Cuba por estos incidentes. Yo tampoco tengo evidencia, pero usando la lógica, la historia y el sentido científico común, creo que mi conclusión es más realista que la de estos dos periódicos.
Si el “Orejagate” ocurrió como se informa, los culpables son los propios estadounidenses que trabajan para deshacer los avances en diplomacia logrados desde el 17 de diciembre de 2014 entre Estados Unidos y Cuba. No tengo ni idea de si es una operación de la CIA, un grupo de renegados dentro del gobierno de Estados Unidos bajo las órdenes de la administración Trump o quién sabe quién. Pero, sobre la base de lo que dicen los científicos, esto debió haber ocurrido en el seno de los hogares y oficinas de estos diplomáticos estadounidenses y dirigido de manera muy precisa por personas bajo ese mismo techo mientras los estadounidenses estaban allí.
Sin embargo, hay una última cosa a considerar. Vivimos en una época en la que el conocimiento científico es mal visto por nuestro actual presidente de Estados Unidos y un senador de Florida que lleva zapatos con tacones elevadores. Así que cuando se trata de Orejagate, especialmente para estos dos, el engaño les es mucho más útil que la ciencia.
Álvaro Fernández
Progreso Semanal
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