El lunes 25 de septiembre se celebró el referéndum de independencia donde el voto positivo fue del 92%
Finalmente, el pasado lunes la población de la región autónoma kurda, situada al norte de Irak, mostró su apoyo por el “sí” en el referéndum de independencia. La Alta Comisión Electoral confirmó los resultados con una participación en las urnas del 72%.
De igual manera, este fuerte apoyo de los kurdos de Irak trae aparejado múltiples diferencias y tensiones a nivel regional e internacional.
Recordemos algunas cuestiones claves para comprender la situación. El Kurdistán histórico se encuentra ubicado en distintas regiones entre cuatro países: Turquía, Siria, Irán e Irak. Dentro de cada zona existen organizaciones con diferentes estructuras, mostrando similitudes y diferencias. La población kurda ronda entre los 40 y 50 millones (no hay censos oficiales) y es el pueblo milenario más grande del mundo sin un Estado propio. El reclamo histórico se centra en la construcción de una gran nación kurda en las cuatro regiones reclamadas. Este hecho marca una primera tensión en cuanto al referéndum.
Otro de los reclamos recae sobre el presidente del Gobierno Autónomo del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, quien gobierna desde el 2005 y hace ya dos años terminó su mandato pero sin convocar nuevamente a elecciones. Barzani, también líder del Partido Democrático del Kurdistán (KDP), es fuertemente criticado por su estilo autoritario de gobierno y, principalmente, por sus cercanías con los gobiernos de Ankara, Washington y Jerusalén.
El objetivo de Barzani se centra en recuperar el apoyo perdido por parte de los kurdos, ya que se sabe que estos resultados no encaminan a la independencia prontamente. Una vez oficializados los comicios, el mismo presidente del Gobierno Autónomo del Kurdistán iraquí, que tiene como capital a la ciudad de Erbil, explicó que la expresión en las urnas debe posibilitar el dialogo con el gobierno nacional de Irak, con sede en Bagdad.
Se entiende que uno de los temas principales pasa por el control del petróleo de Kirkuk, al norte de Irak, ciudad que está bajo dominio kurdo desde el 2014 cuando las tropas del ISIS se vieron obligadas a abandonar los territorios.
Ante esta situación, la comunidad internacional se ha mostrado en contra del referéndum. El líder turco, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado su oposición y manifestó que cortaría los suministros y negocios desde Turquía hacia la región norte de Irak, incluidos los vuelos comerciales.
Por otro lado, el gobierno de Irak liderado por Haider al-Abadi, también expresó su negativa ante la consulta popular. La independencia kurda en Irak podría suponer una pérdida de territorio para el país como también una fuente de ingresos por la presencia de la actividad petrolera.
Por otro lado, se debe tener en cuenta en el contexto que se da este referéndum. Actualmente las milicias sirias e iraquíes se encuentran en combate contra las fuerzas del Estado Islámico (ISIS), quienes vienen sufriendo fuertes derrotas y retrocediendo territorialmente. En esta dimensión del análisis es donde entre en juego los intereses de Estados Unidos.
Una victoria definitiva sobre el ISIS podría revivir la posibilidad de tejer una fuerte alianza política entre los gobiernos de Irak, Irán y Siria, ya que los tres líderes representan a la rama chií de la religión islámica. Históricamente, desde Washington se tiene como enemigo político a Irán y como principal aliado en la región al reino Saudí, conducido por el sunnismo, precisamente el wahabismo, rama opuesta al chiísmo. Vale recordar que los Estados Unidos, luego de la intervención en Irak en el 2003, es el gran creador de que el país quede partido en tres: los chiítas en el sur, en el centro la burguesía sunnita y en el norte la burguesía kurda. Una hipotética alianza entre los principales gobiernos chiítas de las región le jugaría en contra a los intereses de Washington, por eso mismo se puede creer que cuanta mayor división exista, desde Estados Unidos se verá con mejores ojos.
Las tensiones surgidas ante el referéndum recientemente concretado son muchas y de diversas índoles. Pero podemos centrarnos en las críticas desde el propio Kurdistán ya que esto atenta contra el reclamo de una sola nación basada en las ideas del Confederalismo Democrático, ideología del líder kurdo Abdullah Öcalan, donde un Estado no es lo buscado.
El Confederalismo Democrático rompe con los sistemas estatales tradicionales y apunta a una democracia participativa, un socialismo centrado en el feminismo y una economía basada en cooperativas. La idea kurda no es un Estado que continúe representando los sistemas burgueses capitalistas, sino un modelo que pueda representar a todo el pueblo kurdo, por esto mismo es que se presentan tensiones entre la población kurda ante el referéndum.
Guido Luppino
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