viernes, junio 01, 2018

La Selección argentina no debe ir a Jerusalén



Para el próximo 9 de junio está prevista la visita de la Selección Argentina de fútbol a Israel, con cuya selección jugaría el último partido amistoso previo al Mundial. Tras haberse barajado como ciudad para el encuentro a Tel Aviv, finalmente se determinó que sería en Jerusalén, ciudad donde Donald Trump acaba de montar la nueva sede de la Embajada de Estados Unidos -una señal favorable a la matanza de los palestinos que el Estado sionista recogió al vuelo, perpetrando en estos días una nueva masacre en Jerusalén y la Franja de Gaza.
Clarín señalo que “el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, envió una invitación especial para que el presidente Mauricio Macri se haga presente, y todo indica que el jefe de Estado argentino viajará a Jerusalén” (aunque el jefe de gabinete, Marcos Peña, respondió hoy al PO en la interpelación que se hizo en el Congreso de que Macri no tiene previsto viajar a Israel). Igual el gobierno busca usar el deporte nacional para un operativo político de apoyo al carnicero Netanyahu y a Trump, en su limpieza étnica contra el pueblo palestino y en su actuación en las guerras imperialistas en Medio Oriente, incluido el reciente boicot económico yanqui a Irán y las masacres contra Siria.
Los más de 100 muertos y 2.000 heridos palestinos en estos días por parte del Ejército de Israel (que no sufrió ninguna baja) son el último episodio del genocidio sionista contra el pueblo encerrado en la Franja de Gaza, considerado el campo de concentración más grande de la historia: 2 millones de personas sometidas a un bloqueo sistemático que impide el ingreso de medicinas, alimentos y todo tipo de artículos y somete a cortes de luz y agua constantemente a la población. La selección sería utilizada para ‘blanquear’ a estos genocidas.
Vale recordar, del Mundial de 1978, el ejemplo del “Pato” Fillol, uno de los grandes jugadores argentinos, quien contó cómo la dictadura de Videla presionaba a los jugadores del seleccionado y dejó impresionado a Maradona al negarse a estrechar la mano de Lacoste, el marino que dirigía el Mundial y que trataba de usarlo como pantalla de que la dictadura era “derecha y humana”; en el mundo hubo fuertes denuncias contra los dictadores que hicieron desaparecer 30 mil trabajadores y jóvenes argentinos, y varios jugadores de diversas selecciones se negaron a saludar a Videla y Massera.
Para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se trata también de un negocio de 3 millones de dólares. Si bien el seleccionado argentino se enfrentará con el de Israel, el partido está organizado por una empresa privada, el Comtec Group, que regentea un club de fútbol reconocido históricamente como racista y antiárabe, del cual es hincha el primer ministro Netanyahu y que desde hace una semana fue rebautizado por su dueño como “Beitar Trump Jerusalén” (en homenaje al presidente yanqui, por haber trasladado la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén).
La situación plantea dar una lucha para evitar que la Selección nacional sea usada nuevamente para fines espurios. El 15 de mayo, en una marcha realizada frente a la embajada de Israel en Buenos Aires, en repudio a la masacres contra los palestinos, Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo de Línea Fundadora llamó a que la Selección argentina no vaya a Jerusalén.
En aquella marcha también hubo un cartel que señalaba que “las balas que matan a los palestinos las usan contra el pueblo argentino”, denunciando así que Macri y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, compran al Estado sionista el armamento ‘antidisturbios’ que utilizan para reprimir las luchas contra el ajuste.
Hagamos una campaña. Llamamos al FIT, la izquierda, los movimientos de derechos humanos, la juventud estudiantil, los movimientos de la mujer, las organizaciones obreras, deportivas y que se reclaman democráticas: ¡Que la Selección Argentina no vaya a Jerusalén!

Rafael Santos

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