lunes, octubre 08, 2018

Brasil: el fortalecimiento de la extrema derecha y el tablero electoral hacia la segunda vuelta



Brasil se encamina a una segunda vuelta electoral entre Jair Bolsonaro (PSL) y Fernando Haddad (PT). Con el 99% de las urnas escrutadas a nivel nacional, Bolsonaro registró el 46%, mientras que Haddad se quedó con el 29,3%. Bolsonaro venció en 17 Estados, Haddad en 9, y Ciro Gomes en 1.

El triunfo del ultraderechista Bolsonaro, que le sacó una diferencia significativa de 16 puntos al candidato del PT, Haddad, sorprendió por la magnitud de una votación que lo deja a un paso de ganar la segunda vuelta.
Bolsonaro difícilmente habría alcanzado estos resultados su no fuera por la verdadera conspiración que significó la reaccionaria operación "Lava Jato", para definir el resultado de estas elecciones, junto a las manipulaciones permanentes de la corporación judicial y la tutela de las Fuerzas Armadas, impidiendo el derecho de la población a decidir a quién votar (proscribiendo a Lula, que tenía 40% de las intenciones de voto cuando fue vetado arbitrariamente), y casi garantizando que Bolsonaro pudiera vencer en primera vuelta.
Los saltos de entusiasmo en las bolsas extranjeras con cada nuevo aumento en las encuestas del excapitán Bolsonaro, y la propia amenaza de Donald Trump diciendo que Brasil esta muy cerrado al comercio, ayudaron a la extrema derecha. La ola de apoyos a Bolsonaro de parte de la burguesía en la última semana, tras quedar claro que el candidato natural del estáblishment, el neoliberal Geraldo Alckmin, no despegaría, se sumó al apoyo del agronegocio y de las cúpulas de las Iglesias evangélicas lo que empujó hacia arriba al candidato de la extrema derecha en una performance superior incluso al que vaticinaban las encuestadoras que lo daban ganador.
Además, Bolsonaro radicalizó el sentimiento antipetista, detrás de un discurso de defensa de la dictadura militar, la tortura, el racismo, la homofobia y el odio a las mujeres. Con la enorme crisis orgánica, y la separación de amplios sectores de la población de sus representaciones tradicionales, emerge la figura del "hombre fuerte contra la corrupción", un Rodrigo Duterte brasileño, con el típico nacionalismo reaccionario y sumiso al imperialismo, que con todas las las diferencias, podemos ver en la extrema derecha de países del este europeo.
El camino hacia el segundo turno es como si comenzaran unas nuevas elecciones. Bolsonaro tendrá mucho tiempo de TV y tendrá que participar en los debates con Haddad. En proyección, el candidato de la extrema derecha Jair Bolsonaro sale muy fortalecido para la segunda vuelta; para sus objetivos necesita terminar de atraer los votos de Meirelles y Amoedo, y la mayor cantidad de los votos de Alckmin. Haddad tendría no sólo que mantener sus votos, sino conseguir los del resto de los candidatos para empezar a competir. Incluso si todos los electores de Ciro Gomes votaran al PT, el resultado para Haddad sería de alrededor del 40% de los votos, aún lejos del 51% que necesita para ganar.

La derechización de las elecciones

Es evidente que la votación a una extrema derecha como la de Bolsonaro opera una considerable derechización de la situación política nacional. En Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, los candidatos que no ocultan sus afinidades con bolsonarismo estuvieron a la cabeza de las encuestas, aprovechando el flujo de votos que les proveía el "hombre fuerte" del PSL.
Para los efectos comparativos digamos que en Sao Paulo (SP) y Minas Gerais (MG) la combinación de los votos del PT y de Ciro Gomes fue un 11,5% y un 4,5% menor, respectivamente, que la que Dilma Rousseff obtuvo en 2014. Por su parte Bolsonaro obtuvo en SP y MG un 8,8% más de votos de lo que en 2014 había sacado el candidato neoliberal opositor al PT, Aécio Neves. En el caso de Río de Janeiro, Bolsonaro tuvo un 32% más de votos que Aécio hace 4 años.
En este escenario de derechización de las elecciones no es extraño ver la emergencia de candidatos "outsiders" que simpatizan con Bolsonaro: Es el caso del candidato a gobernador de Río de Janeiro por el PSC, Wilson Witzel, que consiguió el 41% de los votos, mientras que Romeo Zema (NOVO) obtuvo el 42% para gobernador en MG. En Sao Paulo, por su parte, João Doria, que apoyará a Bolsónaro en la segunda vuelta, quedó en primer lugar.
En la región Nordeste, sin embargo, contrariando las tendencias nacionales de debilitamiento del PT, este partido quedó posicionado para ganar la gobernación de Río Grande do Norte en segunda vuelta, habiendo salido reelectos sus candidatos en primera vuelta en Ceará, Bahía y Piauí, y estando vinculado a otros partidos que probablemente obtendrán las gobernaciones de los restantes cinco Estados que componen la región.
Los datos finales mostraron un fuerte crecimiento de Bolsonaro, y una caída de casi el 4% del candidato tucano (como se denomina a los miembros del PSDB), Alckmin, además de la enorme baja sufrida por Marina Silva: hace un mes registraba el 10% de las intenciones de voto, y terminó las elecciones con menos del 1%.
Sin duda una de las principales marcas de la elección es la catástrofe del PSDB (partido tradicional neoliberal del expresidente Fernando Henrique Cardoso). Siendo el dueño de la mayor coalición, con 8 aliados, y de la mayor candidad de tiempo destinado a su campaña en televisión, Geraldo Alckmin y el PSDB vieron como su candidatura naufragó estrepitosamente. Fue la peor elección presidencial del PSDB en la historia de ese partido desde la vuelta de la democracia, abriendo un gran cuestionamiento sobre su supervivencia partidaria (recordemos que en 2014 Aecio Neves había alcanzado 33,5% en el primer turno). Alckmin quedó ahora con poco más de un 4% de los votos válidos, muy por debajo de los 11,51% de votos válidos que Mario Covas conquistó en el primer turno en 1989 (primera elecciones tras la dictadura). El PSDB perdió la figura preeminente del "antipetismo" que quedó en manos de Bolsonaro, por lo que las principales figuras del PSDB en MG (Anastasia) y en SP (Dória) se terminaron inclinando por el candidato ultraderechista.

Groseras manipulaciones golpistas para favorecer a Bolsonaro

Durante el último mes previo a la primera vuelta electoral, las instituciones del régimen (el poder judicial, las corporaciones mediáticas, y las Fuerzas Armadas, entre otros) operaron distintos movimientos para dar continuidad al golpe institucional, prohibiendo cualquier vestigio de soberanía popular y negando a la población el derecho de votar a quien quisiera, favoreciendo así las posiciones de la extrema derecha representada por Bolsonaro.
Para mencionar sólo algunas de las manipulaciones más groseras: el Tribunal Superior Electoral vetó la participación de Lula de las elecciones, eliminando a un candidato que podría haber vencido en la primera vuelta. El comandante de las Fuerzas Armadas, Eduardo Villas Boas, dio una entrevista al diario Estadão señalando que la decisión del Comité de la ONU favorable a Lula era" un intento de invasión a la soberanía nacional".
Después de eso, el Tribunal Superior Electoral literalmente robó 1,5 millones de votos en el Nordeste (600.000 sólo en el Estado de Bahía) a través de la cancelación del registro biométrico (de un total de 3,3 millones de votantes a nivel nacional que fueron vetados, la abrumadora mayoría de población pobre). El dato no es menor ya que el Nordeste es un centro de votos del PT, lo que hizo que esta maniobra sea francamente favorable a Bolsonaro, que no estaba creciendo en esa región. A continuación, el ministro Luiz Fux, del Supremo Tribunal Federal, suspendió una liminar concedida por el ministro Ricardo Lewandowski y prohibió a Lula dar una entrevista al diario Folha desde la cárcel. Además, determinó la censura previa al diario (o cualquier otro que quisiera entrevistar a Lula), algo que no se veía desde la dictadura militar.
Fux apoyó su decisión en el argumento de que "La desinformación del elector compromete la capacidad de un sistema democrático para escoger mandatarios políticos de calidad". Es decir que la calidad de los presidentes debe ser autenticada por la oligarquía judicial, que ya había pisoteado el derecho del pueblo a elegir a quién quiera votar.
Como si esto no bastara, en la semana previa a las elecciones Sérgio Moro rompió el secreto de la delación de Palocci, que buscaba denunciar a Lula por corrupción: una filtración que tenía como objetivo favorecer a Bolsonaro en la semana previa a las elecciones. La ruptura del secreto de sumario de la delación de Palocci (delación que ya había sido descartada por el propio Ministerio Público por falta de pruebas) es una más de las formas grotescas en la que la pro-imperialista operación Lava Jato interfirió en las elecciones.
Esta serie de medidas bonapartistas, arbitrarias y autoritarias, fueron complementadas por el apoyo abierto de la "bancadas de la bala" (mano dura), "del buey" (agropower) y de "la biblia" (evangelista) a Bolsonaro.
Toda esta operación reaccionaria de amplios sectores del régimen golpista facilitó el camino de Bolsonaro en la primera vuelta. No sólo a él, sino incluso al pequeño PSL, que conquistó la segunda mayor bancada de la Cámara de Diputados, con 51 representantes, y generó una reorganización partidaria de la derecha

¿El momento de la extrema derecha?

Bolsonaro, su neoliberal ministro de finanzas, Paulo Guedes, y su vice, Mourão, representan los deseos más esclavistas de la clase dominante contra la clase obrera. Son la continuidad salvaje del golpista Temer, con un programa que busca aplicar las reformas que este no logró. Bolsonaro ya prometió privatizar 50 empresas estatales en su eventual primer año de gestión, además de "eliminar el peso de los costos laborales" a los empresarios -un aval a la amenaza de Mourão de abolir el aguinaldo.
Estos defensores de torturadores, que entusiasman a oficiales de alto rango del Ejército y al reaccionario Club Militar, y que se beneficiaron de las maniobras autoritarias del poder judicial, odian a las mujeres, a los negros, a los indígenas, a los LGBT. Las bancadas de la bala, del buey y de la biblia depositan sus esperanzas de ajustes sangrientos contra la población en la victoria de Bolsonaro, que tiene apoyo de sectores de las finanzas y de los mercados.
Aún así, es importante decir que la experiencia de las masas con el golpe institucional no se desvaneció en el aire, y que un sector significativo de la población identifica el empeoramiento de sus condiciones de vida con las medidas de ajuste que se tomaron luego del juicio político a Dilma, durante el gobierno golpista de Temer.
Dicho en otros términos, la alta votación a Bolsonaro no expresa una adhesión automática de las masas a su programa económico, y no es un cheque en blanco por parte de ese 47% del electorado para la aplicación de la reforma de las pensiones y de los ajustes más duros. El salvajismo golpista de Bolsonaro se enfrentaría, en un eventual gobierno, a la resistencia de masas y a la lucha de clases
El fortalecimiento de la extrema derecha exige la construcción de una fuerza política independiente, de los trabajadores, que sea la vanguardia de la organización de la clase trabajadora, de las mujeres, de los negros y de las personas LGBT, en los lugares de trabajo y estudio, con corrientes militantes que enfrenten las burocracias traidoras que obstaculizan el combate a los ataques golpistas y a la extrema derecha.

La estrategia electoralista del PT es incapaz de derrotar a esa extrema derecha

La estrategia del PT mostró que no sirve para ese enfrentamiento. En el año 2015, Dilma inició los ajustes antiobreros: al día siguiente de las elecciones arrojó a la basura todo el discurso "de izquierda" que había hecho en la campaña electoral, puso a un banquero neoliberal en el Ministerio de Hacienda (Levy) y atacó el derecho al seguro de desempleo en medio de momento de enorme recesión y desempleo en masa. Esto, junto con la asimilación de la corrupción de los capitalistas como propia, hizo que el propio PT abriera el camino al golpe institucional. En 2016 no enfrentó el golpe, aceptó pacíficamente la destitución de Dilma y a través de sus burocracias sindicales (CUT y CTB), frenaron las huelgas generales de 2017 contra la reforma jubilatoria y la reforma laboral. Nunca intentaron movilizar seriamente a los trabajadores, ni siquiera como medida de autodefensa.
Los guiños que lanzó a la derecha golpista del PSDB, MDB y los mercados, durante la primera vuelta, revelaron la política del "eterno retorno", renovando la misma estrategia de conciliación con la derecha -no menos esclavista que Bolsonaro- que nos condujo al impeachment en 2016. Es imposible enfrentar la extrema derecha conciliándose con la derecha y los mercados. Sin embargo, para la segunda vuelta Haddad ya le hizo guiños a Meirelles y Marina Silva, golpistas "reformados", además del PSDB.
Preparemos una fuerte organización militante, anticapitalista y socialista, para enfrentar a la extrema derecha
Desde el Movimiento Revolucionario de los Trabajadores (MRT) y Esquerda Diario -que tuvo más de 2 millones de visitas en los últimos 30 días, en su gran mayoría por artículos contra Bolsonaro- siempre luchamos vehementemente contra la extrema derecha y la figura de Bolsonaro, contraponiendo una política de independencia de clase, para que los capitalistas paguen por la crisis. No es otro el objetivo de la propuesta que hicimos, a través de la Esquerda Diario, defendiendo una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que ponga a la orden del día todos los grandes temas nacionales, económicos y sociales, para que los trabajadores decidan las cuestiones estructurales, atacando los beneficios capitalistas. De la misma forma, dimos esta batalla con las candidatas anticapitalistas del MRT, utilizando las candidaturas democráticas del PSOL (que vio aumentadas sus bancadas parlamentarias en la Cámara, con 11 diputados federales).
Seguiremos esta batalla intransigente contra la extrema derecha, y queremos transformar esas ideas anticapitalistas, socialistas y revolucionarias en fuerza militante. Llamamos a todos los trabajadores que se enfrentan a las reformas reaccionarias del golpismo, a las mujeres, los negros y las personas LGBT a que organicen junto con nosotros un proyecto político de independencia de clase, a la izquierda del PT, que construye corrientes militantes con capacidad de acción y que combata las burocracias obreras y en el movimiento estudiantil, retomando las organizaciones sindicales y estudiantiles para preparar las próximas batallas que vendrán.

André Augusto
Natal | @AcierAndy

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