domingo, octubre 14, 2018

Macri y el peronismo a los pies del FMI, ajustando a jubiladas y jubilados



Después de toda una vida de trabajo, las jubiladas y jubilados son uno de los blancos preferidos del ataque que el Gobierno de Macri, mandatado por el FMI, lleva adelante. Contó (y cuenta) para ello con la inestimable ayuda de los gobernadores del PJ.

Hay imágenes de la lucha de clases que, más allá de sus vericuetos y subterfugios, quedan grabadas en quienes participan de ella. Eso pasó en diciembre del año pasado, cuando miles de trabajadoras, trabajadores y jóvenes, soportaron una brutal represión para oponerse a la contra reforma previsional.
Pasaron diez meses de aquel 18 de diciembre (y la jornada previa del 14) que dejaron secuelas: todavía hay manifestantes procesados y muchos conservan las heridas corporales. La alianza Cambiemos se llevó esos días una victoria pírrica.
Logró aprobar un proyecto de (contra) reforma previsional pero perdió un enorme capital político.
Pero no hubiera podido aprobar esa contra reforma, si no fuera por los sectores del PJ, y parte del FpV que una semana antes le dio la media sanción en el Senado.
Ahora vienen por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Esta colaboración fue esencial durante los casi tres años de gobierno de Macri. Contó con los inefables dadores de gobernabilidad: gobernadores del PJ a la cabeza, pero también senadores y diputados. Sin olvidarnos de una CGT que, cada vez que sentían que la bronca popular se acumulaba -como el vapor de una caldera, llamaban a un paro dominguero para descomprimir, pero la contracara de esas acciones sin continuidad es son la comprobación de que la clase trabajadora es la clase productora por excelencia.
Que las fábricas grandes, medianas o pequeñas, los establecimientos estatales, los bancos, el transporte, las comunicaciones, todo eso que produce la riqueza de un país, puede funcionar sin los empresarios, los gerentes o los buchones dentro del movimiento obrero, pero no lo pueden hacer sin las trabajadoras y trabajadores.
La burocracia sindical es perfectamente consciente de ese poder de fuego, por eso dirigen los sindicatos con el fin último de limitar al máximo esa fuerza, de evitar por todos los medios las acciones independientes de amplios sectores de la población.
¿Habrá pensado en esas cosas Hugo Moyano, que con el poderoso sindicato de Camioneros que dirige, fue el gran ausente de aquellas jornadas?
Ahora Moyano, abiertamente opositor a Cambiemos, que lanzó una ofensiva judicial contra el camionero, intenta una reedición senil del MTA, junto a Sergio Palazzo (del sindicato de Bancarios). Su próxima gran acción es una “peregrinación” a Luján el 24 de octubre.
El nuevo agrupamiento sindical juega muy cerca de esa Iglesia Católica que militó (junto con las evangelistas) para frenar la aprobación de una ley que permita que las mujeres no sigan muriendo por abortos clandestinos. Tan cerca que hasta firmó una declaración oponiéndose a ese elemental derecho democrático, en línea con Bergoglio, quien días atrás comparó a esas mujeres con sicarios. Aberraciones, si las hay.

Acuerdo con el FMI: disparen contra los adultos mayores

“Pasaron cosas”, al decir de Macri, en estos largos (o cortos, según cómo se mire) meses. La imagen presidencial y su gestión comenzaron a caer, las medidas que Cambiemos fue tomando, una a una, siguieron siendo dirigidas contra el pueblo trabajador y por supuesto siempre a favor de su propia clase: los empresarios.
Como en muchas otras cuestiones, el macrismo utilizó demagógicamente los reclamos de jubilados y pensionados. En 2016 se vota la Ley de Reparación Histórica (ver entrevista a Marcos Wollman) que era un justo reclamo de los adultos mayores. Pero se hacía con la condición de que los jubilados renunciaran a cualquier tipo de juicio futuro para poder cobrar. Además su alcance era limitado.
Sin embargo, la norma venía con otra trampa. Esta vez a favor de los grandes especuladores y fugadores: el blanqueo de capitales. Bajo el argumento de obtener fondos para esa supuesta Reparación Histórica, se permitía que, sobre todo grandes empresarios,declararan dineroen negro, fondos de lo que,en su gran mayoría, se desconoce su origeny suelen estar depositados en paraísos fiscales. Dela noche a la mañana, era dinero “limpio”. Como la ley no exigía su repatriación, solo había que declararlo y pagar una multa irrisoria. Hoy, muchos de los empresarios imputados “arrepentidos” en la causa conocida como de los cuadernos de Centeno, blanquearon sus dólares. El hermano presidencial, Gianfranco, fue otro de los beneficiados con esta ley. Todo legal, tudo bem.
Tudo bem para ellos, los grandes empresarios, los especuladores, tudo mal para el pueblo trabajador. Desde diciembre aproximadamente -el mes del gran robo a los jubilados-, pero sobre todo desde abril,se acelera la inflación, producto de la devaluación. Está en marcha un saqueo de características históricas.
Luego, los ataques a la vejez continuarían. Entra en escena la directora del FMI (el organismo de la usura internacional), Christine Lagarde, la misma que había afirmado años atrás que la longevidad de la humanidad implicaba “un riesgo” para la economía mundial.
Su programa era el aumento de la edad jubilatoria y el recorte de prestaciones.
En las reuniones entre los funcionarios del FMI y los miembros del gobierno, encabezadas por Dujovne, este tema fue muchas veces conversado. La idea era introducir esa reforma, pero existe algo llamado relación de fuerzas -que Macri todo el tiempo intenta cambiar-.
Luego sobrevendría un segundo acuerdo, porque con el primero fracasan las metas inflacionarias y de crecimiento. Hay corrida cambiaria, el dólar se dispara, los exportadores -entre ellos el agropower festejan-, ya ni los mercados le creen al “mejor equipo de los últimos cincuenta años”.
El recorte en el gasto público, va de la mano con el intento de tocar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) para poder financiar parcialmente el gasto en juicios al Estado.
El brutal ajuste con los tarifazos, el hundimiento del salario vía la devaluación, el aumento sideral de los precios de los medicamentos y la quita de algunas de las prestaciones que cubría el PAMI (en lo que a los jubilados se refiere) los despidos en organismos estatales, las suspensiones y cierres de algunas fábricas, el ataque a las organizaciones de los trabajadores, la represión a la protesta social.
Ese es un verdadero plan de guerra hacia el pueblo trabajador en su conjunto, llevado adelante por la clase dominante y el FMI.
Por eso con razón, el día después del paro general, en la comisión de Presupuesto y Hacienda, donde Rogelio Frigerio (Ministro del interior) fue a defender el Presupuesto que el Gobierno necesita aprobar en el Congreso, el diputado del PTS/FIT Nicolás Del Caño afirmó que “este es un presupuesto confeccionado por el Fondo Monetario” y que “el Gobierno se ensañó con los jubilados”.
Todo esto no podría ser posible, sin la complicidad de los partidos que se dicen opositores y que más allá de los discursos y algunos roces, le permiten a Macri continuar con su plan.

La consigna“Hay 2019” es un verdadero muro de contención

La oposición, el PJ., el kirchnerismo, el Frente Renovador ya comenzaron sus negociaciones con fines electorales para el año que viene, mientras el pueblo trabajadorsufre grandes necesidades por las políticas de ajuste, que hoy se están aplicando.
Hoy los hospitales no tienen presupuesto, hoy la educación pública está en crisis y los docentes luchan para defenderla, hoy nuestros viejos, después de décadas y décadas de trabajo, tienen que conseguirse changas o acudir a la ayuda de familiares para poder sobrevivir, hoy gran parte de la juventud trabaja horas interminables en negro o ultra precarizada. Hoy las mujeres, por un puñado de senadores, vieron negado el derecho democrático a decidir sobre sus propios cuerpos.
Esa es la Argentina profunda, ahí está la fuerza para derrotar a este gobierno. Lo más democrático, ¿no sería que la inmensa mayoría de la población, quienes fabrican la riqueza del país, dirija sus propios destinos? Que se puedan definir las políticas en función de las necesidades de esas mayorías. Si la deuda externa es ilegal e ilegítima, ¿por qué habría que pagarla? ¿Si el 87% de la población rechaza el acuerdo con el FMI, por qué tenemos que tolerarlo?
Si la gran mayoría está en contra del robo a los jubilados que se votó aquel 18 de diciembre, y vio con buenos ojos la movilización de miles en las calles resistiéndolo ¿por qué no pelear porque en vez de pagar la deuda al FMI, esa plata vaya para volver a poner en pie un sistema de previsión social, único, controlado por jubilados y trabajadores activos, para que las jubiladas y jubilados tengan una haber digno y no se mueran de hambre, para que tengan prestaciones médicas adecuadas?
¿Por qué la Corte Suprema y todos los jueces no pagan ganancias y los trabajadores sí? ¿Por qué con nuestros impuestos tenemos que sostener a obispos, sacerdotes, monjas?, toda gente que no trabaja pero que opera todos los días en pos de la reacción y el oscurantismo. ¿Por qué no se cobran impuestos a las grandes fortunas y se destina esa plata a necesidades sociales?
¿Por qué no discutir todas estas cuestiones, que hoy ya son vitales, en una asamblea constituyente libre y soberana, impuesta por la movilización, sin que responda a los intereses de ningún sector particular?
Allí muchos pelearíamos por una salida realmente de fondo: cambiar de raíz esta sociedad, mediante un gobierno de trabajadores y el pueblo pobre.
Pero el mientras tanto es hoy. En pocos días se tratará en el Congreso el presupuesto del coloniaje, tenemos que ser cientos de miles saliendo a las calles para derrotarlo. En nuestros trabajos, en las facultades tenemos que realizar asambleas para discutir entre todos cómo enfrentarlo y exigir, a la CGT y las CTAs, para ese día un paro activo nacional.
No hay tiempo que perder, es de vida o muerte. Son ellos o nosotros.

Mirta Pacheco
@mirtapacheco1

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