sábado, diciembre 22, 2018

La liquidación del PPP y la sombra del defol



Los bancos internacionales no quieren poner un peso.

La liquidación del promocionado programa de Participación Público-Privada (PPP) con el cual el gobierno se mostraba entusiasmado porque, entendía, iba a hacer ingresar miles de millones de dólares en inversiones para la realización de obras públicas, es una muestra de la desconfianza de los grandes capitales y de los bancos internacionales en la capacidad de pago del Estado argentino y de la incertidumbre que envuelve a la economía nacional y mundial.
Los banqueros que debían financiar esas obras de infraestructura tienen el pronóstico de que la Argentina se orienta a la reestructuración de la enorme deuda externa, que fue incrementada en casi $150.000 millones en los tres años de gobierno macrista, lo que equivale a un defol. Esto se constata en el crecimiento del denominado “riesgo país” que es el plus que debería pagar la Argentina para acceder a préstamos internacionales y que llegó a los 800 puntos, un nivel similar al de los días más caldeados de la crisis cambiaria de mayo último.
Al programa se llegó por la imposibilidad del gobierno de encarar por sí mismo las obras en medio del ajuste presupuestario, la megadevaluación y el parate de la economía como resultado de la crisis. Pero tuvo poca vida. La crisis se comió esta alternativa en pocos meses. Se cerraron para la Argentina los mercados internacionales de deuda y los costos de financiamiento interno están atados a tasas siderales.
“Los consorcios ganadores les dicen a los funcionarios que no están consiguiendo la financiación esperada. A medida que sube el riesgo país, los bancos de inversión se alejan del país”, reconoce Clarín (19/12).
Una muestra de la debacle del PPP es que se otorgaron para su construcción seis corredores viales, pero sólo en uno de ellos comenzó la actividad. El resto quedó trunco, como también quedaron en el camino, entre otras, obras de infraestructura vinculadas con la red ferroviaria y con la energía que el gobierno pensaba exhibir como “eficiencia en las obras y la creación de empleo”. Hace apenas un mes el jefe de gabinete, Marcos Peña, había tomado en sus manos el manejo del programa y de las obras públicas porque, según dijeron distintos medios, el “ritmo” de las inauguraciones iba a estar determinado por las necesidades de la campaña electoral del año próximo.
Pero no solo razones económicas han hecho derrapar al PPP. También el tema de los “cuadernos” que ha golpeado a la burguesía argentina históricamente vinculada a la cartelización de la obra pública. Rocca, Roggio, Eurnekian, colocados en los estrados judiciales, no son clientes fiables para los bancos internacionales, a pesar de los esfuerzos del gobierno y la justicia por limitar su alcance y garantizar la continuidad de las empresas involucradas.
El desplazamiento de la ´patria contratista´, auspiciado por el imperialismo, ingresa en un impasse como resultado de la insolvencia del Estado y de la banca.
Esta crisis que corroe al gobierno de Cambiemos, en medio de crecientes divisiones internas, golpes y realineamientos, anticipan una campaña electoral turbulenta. Como señalamos en el último editorial de Prensa Obrera, no hay que descartar que el desenvolvimiento de la crisis haga que la “reestructuración” de la deuda, es decir la declaración del defol, aparezca durante el propio proceso electoral.

Nelson Marinelli

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