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lunes, diciembre 24, 2018
Lavada de cara navideña de Francisco: la Iglesia "nunca más encubrirá" abusos sexuales
Lo dijo en su discurso ante obispos y cardenales durante la felicitación para las fiestas navideñas. Allí no pudo evitar un cínico sermón refiriéndose a los abusos que cuestionan a la Iglesia.
“La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”. La frase retumbó en el salón vaticano donde Francisco dio su tradicional discurso a la Curia por Navidad. Hay que reconocer que el Papa sabe tirar títulos para los medios. Pero lo que generó más repercusiones fue el cinismo con el que se refirió a uno de los temas que más cuestiona a la Iglesia Católica.
Además aseguró que "la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes”. Y en una inexplicable exigencia a los medios de comunicación, dijo que “la Iglesia pide que no se guarde silencio y que salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad”.
Acompañado por obispos, cardenales y otras autoridades eclesiásticas, Francisco intentó evadir los duros cuestionamientos sobre los abusos en la Iglesia y la actitud encubridora de sus cúpulas. “Es innegable que algunos responsables, en el pasado, por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia o por superficialidad espiritual y humana han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez. Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”.
Así intentó ubicar los hechos solo “en el pasado”, excusándose en la “incredulidad” e “inexperiencia”. Pero además, promete que “en el futuro esto no debe volver a suceder”.
En definitiva, el mensaje navideño del Papa estuvo plagado de cinismo. Mucho más si tenemos en cuenta que las denuncias contra los abusos por parte de obispos, sacerdotes e instituciones católicas no se detiene.
De hecho, un caso brutal tocó muy de cerca al propio Francisco. El 11 de diciembre un tribunal australiano declaró culpable, al ministro de Economía del Vaticano, el australiano George Pell. Fue una condena histórica, ya que por primera vez es juzgado por crímenes sexuales uno de los máximos exponentes de la Santa Sede.
Pell es mano derecha del Papa y número tres en orden de jerarquía y fue mantenido en el cargo por Jorge Bergoglio hasta el momento mismo de ser condenado en Melbourne.
El caso, aunque el más reciente, es solo la confirmación de una práctica institucional sostenida por siglos y el Papa ha honrado con creces. Empezando por designar en la Curia vaticana a cardenales integrantes de la denominada "docena sucia", todos acusados de encubrir sacerdotes pederastas, entre ellos Pell. Luego designó en la C9 (órgano consultivo), a cardenales acusados de encubrir abusos, como Oscar Rodríguez Madariaga; Sean Patrick O’Malley; George Pell y Francisco Javier Errázuriz Ossa, que tuvo que ser desplazado también este año por encubrir varios casos en Chile. Además no ha cumplido con las nueve exhortaciones que en 2014 el Comité de los Derechos del Niño (ONU) le hizo a la Santa Sede.
¿Pasado? ¿Incredulidad? ¿Inexperiencia?
Puro cinismo para intentar minimizar el masivo cuestionamiento a lo que es un verdadero credo de la Iglesia Católica.
La Izquierda Diario
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