sábado, agosto 01, 2020

De “se terminó el recreo” al comienzo del saqueo de la ultraderecha

“Se terminó el recreo”, lanzó en uno de sus actos de campaña en 2019 el senador Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto y excomandante de las Fuerzas Armadas.
Esta expresión se viralizó a la velocidad de la luz y ya forma parte del lenguaje cotidiano de los y las uruguayas, pero… ¿qué encierra esta frase?
Primero destacar su potencia. Si se hizo tan popular es porque encastra perfectamente con el relato inoculado de los sectores concentrados de poder de que la primavera progresista fue una calamidad. Resumió en cuatro palabras el sentir de la oligarquía criolla y la bajó al llano.
“Se terminó el recreo” es eso, se acabó el divertimento, el goce, el disfrute. Se ajusta al clima y al humor militar: se acata, no se sonríe. Es una frase que evoca autoridad, intransigencia con lo que está fuera de la ley; dureza sin contemplación para preservar determinados valores e instituciones.
Se sostiene en un relato amplificado por los medios de comunicación, donde en quince años de gobiernos del centroizquierdista Frente Amplio los dineros públicos fueron malgastados, la educación fue un desastre, los delincuentes tenían más libertad y más derechos que sus víctimas, etc.
Si uno seguía los noticieros y los portales de noticias, Uruguay parecía Kosovo o se vivía en el far west. Es cierto que el tema de la seguridad es uno de los flancos más débiles del Frente Amplio en su gestión, pero también es una tendencia que desde los años noventa los índices de criminalidad y violencia han ido en aumento.
Entonces vale decir que las políticas en materia de seguridad que han desarrollado los partidos Nacional, Colorado y Frente Amplio han fracasado.
El último militar de derecha candidato a presidente fue el coronel Mario Aguerrondo. Anticomunista y herrerista (el ala más conservadora del Partido Nacional) y fundador de la Logia de los Tenientes de Artigas, grupo que Manini Ríos integra, se presentó a las elecciones nacionales de 1971 como candidato, siendo acompañado por Luis Alberto Heber Usher (tío del actual Ministro de Transporte de la coalición derechista gobernante) como vicepresidente.
Aguerrondo obtuvo el 13.23% del padrón, unos 228.569 votos. Cabildo Abierto en las elecciones nacionales de 2019 obtuvo el 11.04% del padrón, unos 268.736 votos. Se observa que a pesar de haber pasado casi 50 años, el caudal electoral del sector más conservador y reaccionario del Uruguay se mantiene estable.
Aguerrondo falleció seis años después de su candidatura y la dictadura ya estaba consolidada. No se precisaba un líder carismático porque la maquinaria estaba en marcha. Cabildo Abierto supo ocupar y condensar una estructura donde la derecha y ultraderecha militar conservadora encontraron su espacio y un líder carismático. En “se terminó el recreo” encontraron el grito de guerra, el eslogan no oficial de campaña que los identifica y parecen no tener techo.
Cabildo Abierto surge en un momento donde las derechas populistas se autoproclaman como la opción para salir de la crisis sistémica a la que estamos asistiendo, criticando a la derecha como vetusta y corrupta y a la izquierda, porque nunca llegó a cumplir con los postulados que siempre predicó.
A Manini Ríos lo podemos sumar a la terna de líderes y movimientos de derechas populistas junto con Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Matteo Salvini en Italia y Marine Le Pen en Francia.
Los cabildantes se definen como artiguistas, ni de izquierda ni derecha. Férreos defensores de la familia, la patria y Dios, evocan un Uruguay del pasado como un paraíso que se perdió por culpa de grupos guerrilleros con ideología foránea. Portan un discurso que linda con el de las Fuerzas Armadas predictadura, donde se ataca a la “clase política” como culpable de casi todos los males que acaecen en el país.
Todo disco (perdón millennials, por la analogía del siglo pasado) tiene su lado B. Detrás de estas prédicas tenemos hechos que van en sentido contrario. A propuesta de Cabildo Abierto, se incluyó en la Ley de Urgente Consideración que no solo los policías retirados puedan portar armas sino también los militares retirados.
En las listas de Cabildo Abierto podemos encontrar torturadores de la dictadura o defensores de la misma. A Eduardo Radaelli, uno de los tres militares uruguayos implicado en el crimen del científico chileno Eugenio Berríos, en plena democracia, junto a una diputada definiendo los femicidios como “exceso de amor” y una directora del ente encargado de la seguridad social con un currículum con cursos inexistentes y experiencia en floristería y jardinería.
Súmele, un candidato a diputado y su primo implicados en la incautación de estupefacientes más grande de toda la historia (seis toneladas de cocaína).
Incluso el propio Guido Manini Ríos está siendo investigado por haber ocultado información siendo Comandante de las Fuerzas Armadas, sobre un delito ocurrido en la dictadura. Desde la oposición se está especulando con quitarle los fueros como Senador para poder ser juzgado.
Desde su banca de senador ha defendido a militares retirados que habían sido o estaban siendo juzgados por delitos de lesa humanidad aduciendo que eran “unos pobres octogenarios.” Esto generó polvareda en la arena política, pero también una especie de deja vu.
Como candidato a la presidencia por el Frente Amplio en 2009, Mujica expresó que “la Justicia tiene un hedor a venganza de la puta madre que lo parió”. Siendo presidente, sentenció: “Yo no quiero tener viejos presos. Viejos de 75, 80 años… Pero no solo los militares, ningún preso a esa edad”. Manini Ríos fue nombrado Comandante en Jefe en la presidencia, justamente, del ocotogenario José Mujica.
Cabildo Abierto que hoy cuenta con 11 diputados, tres senadores y ocupa las carteras ministeriales de Salud y Vivienda, además de varios cargos de jerarquía en otros ministerios, fundado recién en el 2019, hasta el momento ha sido la revelación política en lo que va de las dos primeras décadas del siglo XXI.
A pesar de varios exabruptos que han dicho sus parlamentarios y máximos dirigentes, de haber sido fotografiados con jóvenes con ideología nazista y sus listas la integran fascistas que piden escuadrones de la muerte, Cabildo Abierto se convirtió en la cuarta fuerza a nivel nacional y le disputa el tercer lugar al histórico Partido Colorado, que a contrapié de los cabildantes, viene en franco retroceso.
En la política no existen los espacios vacíos. ¿Pensábamos los uruguayos que la ultraderecha nostálgica de la dictadura no tendría su lugar en nuestro país?

Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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