Sí, responde RP – el pueblo quiere más palos. El avance la extrema derecha -representada por Le Pen y el periodista Zimmeour- sería el resultado del “clima reaccionario de los últimos años que han alimentado Macron” y su séquito. Sin embargo, dice RP, no hay que desalentarse, porque “estos resultados y la alta abstención debilitarán al próximo presidente y anunciará un quinquenio [próximo período presidencial de cinco años] potencialmente explosivo”. Cuanto peor mejor. París vale más que estos brulotes.
Lo que pone en evidencia este dislate es que el PTS no habla de la guerra de la OTAN ni siquiera en Europa, tampoco en Argentina. Luc Mélenchon, por ejemplo, el ‘insumiso’ de izquierda, se ha pronunciado a favor de la OTAN y por el ‘cambio de régimen’ en Rusia – o sea llevar la guerra más hacia el este. Pero el PTS ‘n’en parle du tout’, se hace el distraído. Marine Le Pen no apoya a Putin, pero promueve un alineamiento europeo contra la guerra ‘a outrance’ de Biden y Estados Unidos. La izquierda europea, que se ha pronunciado por una independencia nacional de Ucrania que, en el cuadro actual, es la misma consigna que la OTAN. Así sustrae a la clase obrera de una lucha internacional contra la OTAN y la coloca en el campo de su enemigo de clase.La guerra es la principal responsable de la ola inflacionaria que perjudica tanto a la masa laboriosa en los países desarrollados. No debe ser muy difícil explicar todo esto.
El PTS acomoda las elecciones a sus esquemas académicos, corta las piernas del difunto para que el cádaver entre en el ataúd. El método histórico de Marx es justamente el contrario, hilar los diversos elementos de la realidad para poder esbozar un planteo general.
Frente popular
La prensa francesa e internacional ha dado una publicidad enorme a una entrevista realizada a Sami Naïr, un viejo consejero del Partido Socialista, reconvertido en “republicano y ciudadano”, en la que asegura que ve en Le Pen un germen de guerra civil. El PTS prefiere ahorrar energías y ya agita la necesidad del frente “antifascista”, no el frente único de la clase obrera. Le Pen es, para RP, “racista y neoliberal”; Macron, estrictamente hablando, es lo mismo: anti-inmigrante y representante del capital financiero y de la reestructuración de la industria por los bancos. El neo liberalismo también quiere la independencia de Ucrania de Moscú.
Detrás de la consigna “Ni la peste ni la cólera: Ni Macron ni Le Pen” no hay nada, es una frase vacía, que ni siquiere alude a una lucha contra la guerra imperialista. Es una consigna para difundirla en los barrios bohemios y la Sorbonne. No le pone urgencia a la movilización contra la guerra imperialista, porque apoya, claro, a uno de los bandos en guerra – las “unidades territoriales” que son armadas por la Otan y combaten al servicio de los objetivos de ella; los preparativos de guerra y el crecimiento del gasto militar. El voto en blanco sin un programa carece de profundidad y, por lo tanto, de estrategia y perspectivas. Votemos en blanco contra los candidatos de la guerra imperialista – esa sería nuestra consigna.
Estamos ante un enfoque ‘dépassé’, que borra el ‘clivage’ entre las masas de Francia, de un lado, y la guerra imperialisa, del otro.
Joaquín Antúnez
13/04/2022
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