sábado, abril 16, 2022

Malvinas, base militar de la OTAN


Por la unidad socialista de América Latina.

 Luego de la guerra, pero especialmente tras la disolución de la URSS y más pronunciadamente aún durante las últimas dos décadas, la cuestión de Malvinas ha dejado de ser un asunto estrictamente de soberanía argentina para pasar a transformarse en un desafío estratégico para los explotados de todo el continente y buena parte del mundo. 
 Las islas Malvinas y Sandwich del Sur se han convertido en verdaderas fortalezas militares y económicas de la OTAN. Esta alianza imperialista hace tiempo que dejó de ser una organización del Atlántico Norte para convertirse en un organismo político-militar de alcance global, bajo la conducción de Estados Unidos. 
 “El conflicto [por Malvinas] ha dejado de ser una violación a la integridad territorial o caso colonial, para transformarse en una amenaza a la seguridad de la Argentina, por el hecho de la instalación de la base misilística más importante del Cono Sur y dos puertos en Georgias y la Gran Malvina por parte del gobierno británico, a pesar de la Zona de Paz y Cooperación que firmamos todos los países ribereños de África Occidental y América Oriental”, afirma el ex embajador en Francia, Juan Archibaldo Lanús, en una columna publicada en Clarín (31/3). Allí detalla el crecimiento del dominio británico, que pasó de ocupar 11.410 Km 2 y tres millas marinas alrededor de las islas, en 1982, a aproximadamente 438.000 Km 2 de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y 1.070.000 Km 2 de la reserva impuesta por los británicos alrededor de las Georgias y Sándwich. 
 Pero además de la base misilística, los británicos instalaron una base aérea, un puerto de aguas profundas para el amarre de buques y submarinos de propulsión nuclear y un destacamento de más de 1.200 efectivos militares que custodia el equipamiento, radares de medio y largo alcance y un sistema de defensa antiaérea y misiles que posee la British Air Force (ídem). Se trata, además de una fortaleza autosustentable, ya que bajo la custodia militar inglesa, la administración de la isla percibe derechos de pesca y explotación de los yacimientos petroleros off shore. Se estima que operan en la zona “más de 300 buques chinos, españoles, coreanos, taiwaneses subsidiados que pescan, con licencia inglesa en Malvinas, 250.000 toneladas o sin ella en alta mar unas 750.000 toneladas más por año de recursos del mar argentino o migratorios de éste. Estos buques cuentan con el apoyo logístico del puerto de Montevideo y de vuelos a Chile, Brasil y Uruguay” (ibídem). 
 El 19 de febrero de 2021, luego del Brexit, Boris Johnson anunció la decisión de aumentar el 40% el arsenal atómico y construir cuatro submarinos nucleares transporta misiles, aumentando su participación en la OTAN. Se estima que el Reino Unido destinaría la friolera de 16.500 millones de libras para reforzar sus “compromisos transatlánticos” (https://jacobinlat.com/2021/04/02/el-lugar-de-malvinas-en-la-nueva-estrategia-global-de-la-otan/). La imbricación tecnológica, armamentística y estratégica del Reino Unido con Estados Unidos se ha profundizado durante el último tiempo, en consonancia con su distanciamiento de la Unión Europea. La industria armamentística se ha convertido en la principal ´industria nacional´ británica, junto al centro financiero de la city de Londres.
 Además, el incremento del gasto de defensa británico relacionado con su arsenal nuclear incluye la ampliación de su capacidad satelital, señala otro diplomático, el ex vicecanciller de los K entre 2005-2008, Roberto García Moritán (padre). “La dependencia británica con los satélites norteamericanos y del sistema Maximator de países europeos en la guerra del Atlántico Sur (para la lectura de algoritmos criptográficos) fue detonante para la modernización de sistema satelital británico actual”, sostiene (Clarín, 18/5/21). Es harto conocido que la colaboración de los satélites estadounidenses fue imprescindible para la victoria de los ingleses durante la guerra. Desde entonces, el Reino Unido se propuso ´emanciparse´ y establecer su propio sistema. 
 El sistema desarrollado por los ingleses permite la operación de acciones militares específicas. Actualmente está en proceso de ampliación con el sistema Skynet 6. 
 “Un documento del Instituto de China del King College de Londres considera que Malvinas debería ser centro de recepción de la observación satelital de toda América del Sur, zonas marítimas circundantes y la Antártida en el marco de la constelación satelital Skynet” (ídem). Este desarrollo se encontraría en marcha desde el “desacople” británico del programa espacial europeo. A partir de 2018, la Unión Europea retiró de Malvinas las estaciones de sensores (GSS) y equipos de telemetría y tele comando. También de las islas de Santa Elena y Ascensión, esta última bajo dominio norteamericano pero cedida a los ingleses. El Reino Unido ha estado reemplazado esos instrumentos en el marco del programa Skynet. Nuevamente, el “acople” militar entre ambas potencias pone de manifiesto que la guerra mundial no declarada que se libra en Ucrania tiene en los ingleses un ariete contra la Unión Europea.
 García Moritán concluye: “Una ampliación de la capacidad de recepción tecnológica satelital en la base militar de Mount Pleaseant, similar a la instalada en Gibraltar, significaría integrar al archipiélago a los propósitos de la alianza Five Eyes (Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia y Canadá). El objetivo central de la inteligencia militar de ese acuerdo, es China”. Esto significa convertir a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur en el asiento logístico de la red satelital que proporciona servicios de comunicación a las fuerzas armadas británicas y a la OTAN.
 Lucas Melfi, autor del libro “Malvinas en la geopolítica del imperialismo. Complejo Militar Industrial Británico y alianzas con Estados Unidos”, califica la posesión de Malvinas como un “activo estratégico” con bases militares y aeropuertos, rodeado de centros de extracción petrolífera que permite tener ahí un centro de reabastecimiento de armas y de combustible sin necesidad de logística y transporte” (www.jacobinlat.com). Esta descripción revela el alcance estratégico de la “cuestión de Malvinas”. Es evidente que su recuperación no será resuelta en la arena diplomática sino como resultado de una acción revolucioanria continental. Esto está fuera del enfoque habitual de la izquierda democratizante, que hasta ahora no ha protagonizado ninguna campaña contra la OTAN – por el contrario, buena parte de ella se encolumna detrás de la fraseología democratizante del imperialismo, como ocurre ahora mismo en la guerra que se abate sobre Ucrania, o actúa como furgón de cola del nacionalismo pequeño burgués. Es la misma izquierda que convoca a formar un “movimiento de resistencia contra el FMI” con personeros de la centroizquierda, un abordaje estrechamente nacional de la lucha ´anti imperialista´. Por su parte, los kirchneristas denuncian la instalación de la OTAN en Malvinas pero integran al gobierno que se ha alineado detrás de ella en la ONU, votando con los yanquis contra Rusia, sin decir una palabra. Convocamos a la vanguardia obrera y campesina de América Latina a lanzar una campaña internacional contra la OTAN, por su retiro de Malvinas, por la Unidad Socialista de América Latina.
 Abajo la guerra de la OTAN y Putin, Unidad Socialista de Ucrania. 

 Jacyn 
 15/04/2022

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