A pesar de estas limitaciones, medio millón de trabajadores se dieron cita para manifestarse en múltiples “picket line” (piquetes) por toda Gran Bretaña. La movilización que tuvo cita central en Westminster (sede del Parlamento británico) destacó el rechazo a la limitación a las huelgas.
El impacto fue total. Se calcula que 23.000 escuelas y 150 universidades debieron suspender la jornada. Era un milagro conseguir un tren o subte que circulara por Londres. En los aeropuertos se extendieron largas filas para ingresar o salir del país, retrasando aún más los vuelos. Los ministerios permanecieron prácticamente cerrados ante la ausencia de 100.000 trabajadores.
El calendario de huelgas continúa. En los próximos días habrá huelgas de 48 horas en diferentes hospitales. Las mismas fueron convocadas por los gremios de ambulancias, médicos y enfermeras. Según los sondeos, las huelgas reciben el apoyo mayoritario de la población (La Nación, 1/2).
En un plano económico más general, asistimos a una quiebra general de la cadena de pagos, de producción y de abastecimiento derivado de la guerra de la OTAN contra Rusia y del fracaso del Brexit. Todo esto se ha combinado con una clase obrera agobiada por años de pérdida salarial, que alcanza en varios casos al 20 % del salario real, y en el marco de huelgas crecientes en el Viejo Continente (Francia, Portugal, España).
Joaquín Antúnez
02/02/2023
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