Una de ellas es la subvariante EG.5, o Eris, cuyos primeros casos fueron confirmados en Argentina el domingo 14 (uno en CABA, otro en Córdoba) y ya se ha detectado en 52 países, como por ejemplo China, Estados Unidos, Corea, Japón, Reino Unido, Francia, Portugal y España. EG.5 es un linaje descendiente de XBB.1.9.2 (un sublinaje de Ómicron) y se reportó por primera vez en febrero de 2023. El 9 de agosto pasado se clasificó como variante de interés (VOI), según un informa de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO, por sus siglas en inglés, 21/08).
Por su parte, la otra variante, BA.2.86 o Pirola, después de ser detectada inicialmente en Israel, fue secuenciada en Dinamarca y luego Estados Unidos e Inglaterra. La detección de Pirola en cuatro países de tres continentes indicaría que es una variante con alta capacidad de transmisión que posiblemente ha estado circulando a nivel global por algún tiempo sin ser detectada. La Organización Mundial de la Salud (OMS), la ha catalogado como una "variante bajo vigilancia” el 17 de agosto pasado debido a que tiene un número considerable de mutaciones. La definición insta a los países a monitorear y comunicar cualquier secuencia detectada.
El riesgo para la salud pública, según la evidencia disponible, que representa EG.5 se evaluó como bajo a nivel mundial, se expresa en el Boletín Epidemiológico Nacional (14/08) y, agrega que, si bien EG.5 ha mostrado una mayor prevalencia, ventaja de crecimiento y propiedades de escape inmunológico, no se han informado cambios en la gravedad de la enfermedad hasta la fecha. Mientras que en el caso de Pirola, los científicos están advirtiendo que es posible que cause un evento “similar al de ómicron”, cuando miles de millones contrajeron COVID-19 (WSWS, 21/08). Aunque el interrogante de si Pirola está vinculada con una mayor o menor probabilidad de hospitalizar o matar a los pacientes aún está por verse.
A nivel mundial, entre el 17 de julio al 13 de agosto de 2023, se notificaron más de 1,4 millones de casos nuevos de COVID-19 y más de 2.300 muertes, lo que supone un aumento del 63% y un descenso del 56%, respectivamente, con respecto a los 28 días anteriores (PAHO, 21/08). Por su parte los últimos datos de aguas residuales para EE.UU. muestran que, en las últimas ocho semanas, el nivel de transmisión viral ha aumentado 227 por ciento a nivel nacional, es decir se ha más que triplicado. Actualmente, casi 610.000 estadounidenses se están infectando a diario y 6 millones están enfermos con COVID-19 (WSWS, 21/08).
Frente a esta situación, la OMS advirtió que los números no estarían reflejando la situación real, ya que los tests de diagnóstico y el seguimiento de la pandemia han caído de manera contundente.
Frente a este cuadro el organismo instó a “intensificar los esfuerzos para aumentar la cobertura de vacunación”. Actualmente en nuestro país, no hay una campaña activa promoviendo la necesidad de la aplicación de los refuerzos (a partir de los 6 meses en los casos de personas con factores de riesgo o de un año para el resto de la población), también se han reducido los vacunatorios, así como los horarios de atención. Por su parte, la cantidad de personas vacunadas decaen desde el primer refuerzo al tercer refuerzo de 22.820.554 a 2.249.640, según el monitor público de vacunación del Ministerio de Salud de la nación.
Como ya hemos anunciado en estas páginas, la declaración del “fin de la pandemia” por parte de la OMS tenía el objetivo de desmantelar los dispositivos de emergencia incorporados a los sistemas de salud y pasar a la fase de exponer a la población mundial a enfermarse y a atravesar las secuelas de la enfermedad, pero sin los dispositivos adecuados para poder atenderse y realizar el seguimiento acorde.
La evolución y mutación del COVID-19, así como la aparición de brotes de otras enfermedades como los casos de bronquiolitis y dengue, demuestran que bajo el régimen capitalista no hay salida favorable para la salud de la población trabajadora.
Daniela Magoc
25/08/2023
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