La muerte de Progozhin, junto con buena parte del comando de Wagner, es un capítulo más, pero de ninguna manera el último, de la crisis en la dirigencia rusa, La crisis, que se ha extendido largamente en el tiempo, ha tenido como blanco a la jefatura de las fuerzas armadas. La crisis entre los jefes de Wagner, por un lado, y Putin, por el otro, estuvo precedido de un enfrentamiento público con las autoridades del Ministerio de Defensa. The New York Times había dejado trascender que Prigozhyn habria entablado negociaciones no autorizadas con el aparato de Seguridad de Zelensky. Hace pocas horas, Putin dejó establecida una diferencia entre la infidelidad política y lo que llamó “traición”.
Desde el levantamiento contra las autoridades de Moscú, Wagner fue siendo liquidado organizativamente. Buena parte, quizás la mayoría, de sus combatientes pasaron a ser soldados por contrato del ejército ruso regular. Otros miles fueron redesplegados en Bielorrusia, donde construyeron bases de acogimiento. Allí se dedican a entrenar al ejército bielorruso y su presencia también enciende alarmas en Ucrania, Polonia y los países bálticos. Otro contingente de Wagner fue desplegado en África, donde Francia y Estados Unidos se encuentran empeñados en invadir Niger, por fuerzas interpuestas.
Niger es un país central para los intereses económicos franceses y militares estadounidenses. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (integrada también por Níger) ha formado una coalición militar y se propone invadir el país vecino para “restaurar la democracia”. EE.UU. y Francia bendijeron la nueva cruzada y ofrecen apoyo militar. La Junta Militar de Níger, finalmente, se une a otras tantas en la región que recurren a Wagner tanto para entrenar sus soldados como para, presumiblemente, participar directamente de las hostilidades.
Como se ve, prácticamente habría que hacer fila para liquidar a Prigozhin. La pregunta es quién se quedó con el primer turno.
Una primera hipótesis es que se trató de una operación del SBU ucraniano, que ya ha realizado operaciones de asesinato de alto perfil en Rusia, hasta ahora casi exclusivamente contra objetivos civiles. Entre los blancos de mayor perfil destacan el bloguero putiniano Vladlen Tatarsky, asesinado con una bomba durante un evento público en un café de San Petersburgo en abril pasado, dejando además varios heridos. Un blanco aún más importante fue Darya Dugina, hija del infame Alexander Dugin, un filósofo mediático proputiniano de corte neozarista, asesinada con una bomba colocada en su auto personal.
No obstante, el salto en escala que implica apuntar a alguien como Prigozhin siembra dudas acerca del involucramiento ucraniano.
Por eso, en segundo lugar, se encuentra la posibilidad de una operación de los servicios de inteligencia occidentales, fundamentalmente la CIA, que viene de hacer una campaña en las redes para reclutar agentes en Rusia. En este caso toma fuerza que el asesinato esté conectado con la inminente guerra contra Níger, que involucrara varios países africanos. Eliminando a Prigozhin y varios de los comandantes centrales de Wagner, EE.UU. y Francia desbaratan en buena medida los planes rusos en África.
Un último sospechoso es el propio Putin, como apunta la prensa occidental, que calificó el motín de Wagner explícitamente como una traición. En este caso, liquidar a la cúpula de Wagner aparece como un recurso obvio para intentar resolver la crisis desatada. Resulta aún más oportuno cuando todas las fuerzas de Wagner que podrían intentar alguna represalia se encuentran lejos, fuera del país. No obstante, a sabiendas lo que esto puede implicar en África, no puede descartarse que también sea un ´gesto´ dirigido a los aliados de EE.UU. para descomprimir ese flanco.
En cuanto al método usado para derribar el avión de Prigozhin, se barajan dos alternativas. O bien un sabotaje mediante una bomba a bordo o con alguno de los abundantes sistemas antiaéreos que rodean Moscú. Si este último es el caso, incluso se puede aducir un disparo accidental, debido a que los ucranianos intentan casi a diario bombardear Moscú con drones kamikaze. No es necesario aclarar que rayaría en lo increíble que el SBU o la CIA puedan influir en el funcionamiento de las baterías antiaéreas que protegen Moscú.
Si la investigación oficial en curso determina que se trató de un sabotaje ´terrorista´ (y quizás no pueda llegar a ninguna otra conclusión), indudablemente será usada para legitimar una nueva escalada en la guerra contra Ucrania.
Leib Erlej
24/08/2023
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