lunes, diciembre 25, 2023

El conflicto en el Mar Rojo, una derivación del genocidio en Gaza


La coalición lanzada por la Casa Blanca en el Mar Rojo se suma al envío de bombas y proyectiles para Israel Una de las consecuencias de la ofensiva genocida de Israel en la Franja de Gaza es el incremento de las tensiones en el Mar Rojo, vía marítima y comercial clave que conecta el Mediterráneo con el Indico. Las milicias hutíes, que dominan gran parte del norte de Yemen, lanzaron, en solidaridad con el pueblo palestino, un boicot contra buques israelíes o naves que se dirijan a sus puertos. A su vez, efectuaron ataques con misiles contra territorio israelí. 
 Ahora, Estados Unidos armó una coalición con el propósito de poner bajo su control el mar, a la que se habrían sumado el Reino Unido, Canadá, Francia, Italia (que anunció el envío de un buque militar a la zona), Países Bajos, Noruega, Seychelles y Bahréin. España condicionó su participación a un involucramiento de la Otan o de la Unión Europea. 
 Desde el inicio del boicot de los hutíes, Estados Unidos asegura que hubo 100 ataques con drones y misiles contra buques mercantes, incluyendo el secuestro del Galaxy Leader, propiedad de un empresario israelí, cuya tripulación continúa detenida en el país de Medio Oriente. Compañías como la danesa Maersk (una de los principales transportistas de mercancías del mundo), la British Petroleum y la naviera taiwanesa Evergreen Shipping Company suspendieron sus operaciones en la zona. El desvío por rutas alternativas implica demoras de hasta siete días. Este escenario conflictivo se transforma en un factor de alza en los precios de los combustibles, ya que por el estrecho de Bab-el-Mandeb circulan diariamente más de 6,5 millones de barriles de petróleo, y de incertidumbre para los negocios. 

 La guerra 

Yemen se encuentra enfrascado, desde 2014, en una larga guerra civil que ya dejó –según estimaciones de Amnistía Internacional- 250 mil muertos y 4,5 millones de desplazados, con una población que apenas supera los 20 millones de habitantes. Se estima que el 80% depende de la ayuda humanitaria.
 Los hutíes, que al día de hoy son dueños de la capital Saná y el estratégico puerto de Hodeida, sobre el Mar Rojo, enfrentan a un gobierno con sede en Adén, en el sur, que cuenta con el apoyo político y militar de Arabia Saudita, del imperialismo yanqui y europeo. Todos ellos acusan a los primeros de contar con respaldo militar de Irán, lo cual es negado por Teherán, que afirma que se limita a un apoyo político y diplomático. 
 Lo que demandan los hutíes es la salida de las tropas extranjeras del territorio yemení, el fin del bloqueo saudita sobre sus puertos y la libertad de sus detenidos. Este año, en el marco del acercamiento diplomático entre Arabia Saudita e Irán que patrocinó China, hubo una ronda de negociaciones entre los hutíes y el Consejo de Liderazgo Presidencial afín a Riad, con mediación de Omán. Pero todo parece haber quedado en el aire a partir del genocidio contra Gaza, que marcó un punto de inflexión en la región y obligó también al príncipe saudita a poner en suspenso la normalización de relaciones con Tel Aviv. En Yemen se desarrollaron algunas de las movilizaciones más masivas en apoyo al pueblo palestino, que algunas fuentes estimaron en millones de personas. 
 En el sur, en tanto, existe una gran fragmentación de fuerzas. Además del gobierno que hoy encabeza Rashad al Alimi (quien reemplazó en 2022 a Abd-Rabbuh Mansur al Hadi), y que tiene el apoyo saudita, está el Consejo Transicional, apañado militar y políticamente por los Emiratos Arabes, que puja por un Estado independiente en el sur. En agosto de 2022, las tropas del Consejo Transicional le quitaron al gobierno de al Alimi el control de la provincia de Abyan. Por estos días, dicha entidad anunció una especie de “boicot al boicot” de los hutíes, alineándose con el imperialismo. 
 A estos dos bloques se suman las Fuerzas de Resistencia Nacional, de Tariq Saleh (sobrino del presidente Ali Abdullah Saleh, derrocado por un levantamiento popular en 2011, tras un largo gobierno), y el partido Islah, ligado a los Hermanos Musulmanes. Por último, operan también en el sur Al Qaeda y el Estado Islámico. 
 Se trata, a las claras, de un escenario de desintegración territorial, que recuerda a Libia o Somalia. 
 La coalición lanzada por la Casa Blanca en el Mar Rojo se suma al despliegue de nuevas unidades en Medio Oriente, a partir del 7 de octubre, y al envío de bombas y proyectiles para Israel. Washington es cómplice del genocidio en Gaza y verdugo de la región. 
 Fuera el imperialismo de Medio Oriente. 

 Gustavo Montenegro

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