Pero el temporal siguió toda la semana -la segunda de Milei como presidente- a pesar de que los vientos se calmaron.
Primero fue la inusitada campaña, encabezada por Patricia Bullrich, para impedir una movilización el 20 de diciembre que había sido convocado por el plenario piquetero de Parque Lezama dos semanas antes. Al protocolo ilegal con el que se pretendía impedir la movilización se sumó una serie de medidas propias de un Estado de sitio, que no estaba declarado. Al brutal despliegue policial se sumaron requisas en trenes y colectivos para hacer bajar a quienes iban a la movilización, una campaña de mentiras contra el movimiento piquetero y el Polo Obrero en particular, entre otras.
Pero el operativo monitoreado por el propio Milei desde el Departamento Central de la Policía Federal fracasó. Los manifestantes llegaron a Plaza de Mayo, hicieron su masivo acto, leyeron un documento llamando a enfrentar la política antiobrera de Milei y el reclamo de un paro activo nacional. En la plaza había columnas piqueteras, del sindicalismo combativo, de derechos humanos, de la juventud y muchos que vinieron por la propia.
Mientras Bullrich y Milei se ensañaban con que la movilización no llegara a Plaza de Mayo, en el resto del país las marchas eran masivas: Rosario, Córdoba, Neuquén, Mendoza, Río Negro, Chubut, el NOA, Misiones, Catamarca y resto de las provincias fueron testigos del carácter nacional de la jornada.
Cacerolazos
Mientras Bullrich pretendía disimular que su protocolo había fracasado, la realidad le dio un sacudón.
Milei había decidido postergar el anuncio de su DNU de las 13 a las 21 hs, cosa de no calentar más el ambiente y apostando al triunfo que Bullrich le había prometido. Pero nada fue como lo habían planificado. Después que Milei rodeado del gabinete nacional y con invitados como Sturzenegger anunciara las principales medidas de su decretazo de 85 páginas las calles de CABA y de algunos municipios del Amba empezaron a ser ocupadas por miles de caceroleros. Congreso fue el epicentro masivo. El fracaso en impedir el acto de Plaza de Mayo abrió un camino a las manifestaciones y cortes de calle que Bullrich quería prohibir.
El 20 entonces terminó con piquetes y con cacerolas, nada menor a 22 años del Argentinazo. Nuestro compañero Néstor Pitrola en el editorial del jueves 21 saca las conclusiones de esta jornada sobre todo cuando está planteada la lucha contra el decretazo. Gabriel Solano en un twitch de Prensa Obrera del viernes arrima más consideraciones.
Pero los cacerolazos siguieron el jueves y el viernes, y se nacionalizaron. En Rosario el jueves se juntaron 20.000 personas, en Córdoba una gran concentración fue reprimida por el gobierno de Llaryora.
Pero la protesta contra el DNU no se limitó a los cacerolazos. Los trabajadores del Banco Nación se movilizaron al otra día, los estatales lo hicieron el viernes 22, sectores estudiantiles -a pesar del receso- también empezaron a organizarse, las organizaciones piqueteras fueron con sus ollas vacías a reclamarle a la ministra Pettovello que las reciba.
El decretazo
La magnitud de los ataques que fueron anunciados por Milei el miércoles por la noche explica la reacción que ya comenzó y augura tiempos convulsivos. El decreto es inconstitucional e ilegal, pero lo más grave es que vulnera derechos, conquistas de los trabajadores a una escala que lleva las relaciones laborales al nivel de un siglo atrás. Es la aplicación por decreto de una reforma laboral que ya los trabajadores habían rechazado con masivas movilizaciones en diciembre de 2017 cuando el Congreso se disponía a aprobar el acuerdo alcanzado entre Macri, el PJ y la burocracia sindical. Hay un abaratamiento de las indemnizaciones facilitando los despidos, hay una violación al derecho de huelga que afecta en particular a la docencia y los trabajadores del transporte; plantea modificaciones al teletrabajo con un aumento la superexplotación.
El DNU, cuyo análisis hemos desarrollado en varias notas de Prensa Obrera, afecta infinidad de aspectos de la vida cotidiana referidas a la salud, la desregulación y apertura de la economía, los puestos de trabajo, que habilita la entrega de la tierra, privatizaciones, etc.
Paro general
Es evidente que Milei pretende poner en pie un gobierno de excepción, y gobernar sobre la base decretos y represión, en favor de los grupos capitalistas que ya han salido a festejar. La magnitud de su ataque provoca una reacción y requiere una intervención de los trabajadores. La CGT por ahora ha llamado a marchar este 27 a Tribunales, una medida que no se condice con la gravedad de lo que está en juego: no va a ser la Corte del 2×1 la que nos salve de Milei. El 27 estaremos en la marcha para exigir la urgente convocatoria a un paro nacional activo y un plan de lucha que empiece con una gran deliberación en todos lados.
La “religiosidad” de Milei no le impidió regalarnos una navidad más empobrecida, con amenazas de nuevas medidas contra el pueblo.
Aprovechemos estos días para juntar fuerzas y derrotarlos.
Buen 24 y 25.
Eduardo Salas
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