La mentada motosierra es básicamente un Rodrigazo, al menos de arranque. No solo no es un ajustazo contra la casta, sino que, manteniendo los privilegios del funcionariado, aplica una licuación de ingresos de la población mediante un salto inflacionario de proporciones pocas veces vista en nuestra dramática historia en la materia. La recesión, los despidos y suspensiones que ya empezaron serán un no menor componente, terrible, pero nos ocuparemos aquí de los ingresos de los trabajadores.
Todos anticipan una inflación del 20/40% como resultado del primer eje del programa que es un salto (por ahora) del dólar en un 118% a 800 pesos que son 860 pesos para el exportador porque un 20% va por el dólar financiero y 940 pesos para el importador con el “impuesto país” elevado al 17%. Esto tiene un traslado veloz a los precios que ya está llevando, por ejemplo, las milanesas a 7.000 pesos el kg, hablando de un precio que tenderá a subir aún mucho más.
Un segundo eje, al igual que en el Rodrigazo de 1975, son los aumentos de tarifas en energía y en transporte. Todo, gas, luz, combustibles vía fletes, y el transporte para ir a laburar impactarán directamente en el poder adquisitivo del salario y las jubilaciones, y con ellos en los planes sociales. O sea, los ingresos de todos los trabajadores, activos y pasivos, en blanco y en negro, ocupados, semiocupados o desocupados.
Como sabemos por la experiencia histórica vivida, semejante golpe al ingreso deprimirá todo el movimiento económico y con la recesión derivada y agravada por los otros recortes monumentales y despidos en la construcción vía liquidación de la obra pública, en el Estado y en las propias empresas, todo eso será un golpe mortal a la economía de la changa y el comercio ambulante golpeando allí el ingreso asociado de millones de trabajadores.
Pero en las horas siguientes a los anuncios del “Caputazo” antiobrero se conocieron dos medidas más de carácter terrible que preparan: la suspensión de la movilidad jubilatoria y la reversión de la eliminación de la cuarta categoría de Ganancias, el impuesto al salario. Las jubilaciones, centro del ajuste fiscal, las tocamos en otro artículo de esta edición. Pero con Ganancias asestan el golpe que faltaba al salario del cual esperan recaudar un 0,4% del PBI, una montaña de plata que irá del bolsillo de los trabajadores a las arcas del Estado.
En los salarios más bajos cae el brutal golpe mediante tarifazos y boleto de transporte, a los más altos, golpazo con Ganancias.
Ningún economista espera que el salto inflacionario sea breve; al contrario, lo extienden como mínimo a todo el primer semestre. Pero hablan de “desindexación” de la economía. ¿Desindexación de qué? De los bonos de la deuda no, están todos atados a precios o dólar. De los contratos de alquiler, tampoco, ni hablaron de eso. Los precios son libres, más indexados imposible. Se refieren en realidad a la desindexación de los salarios y jubilaciones.
Pues bien, nuestra línea, la línea de la clase obrera, tiene que ser la antagónica. Indexación a partir de un salario mínimo equivalente a una canasta familiar que tal vez habría que ubicar en su versión básica de hoy, 13 de diciembre, en 400 mil pesos, aunque se trata de un blanco móvil. Caputo no anunció corrección alguna del Salario Mínimo Vital y Móvil que rige el Potenciar y el 82% del básico jubilatorio. La cuestión del aumento de emergencia y la indexación tienen que ser los puntos de partida de la reapertura inmediata de paritarias.
Solo un puñado de gremios por grandes luchas en períodos recientes han logrado indexar estos meses, tipo Sutna (hasta marzo), Controladores, Aten Neuquén o el pequeño y combativo Sitram de Jesús María. El Smata tendrá que sostener la tradición de los aumentos bimestrales. Al poderoso gremio Municipal de Córdoba ya la intendencia le anticipó que no sostendrá la actualización por inflación y lo mismo Schiaretti a la UEPC (docentes). A los 140.000 docentes universitarios, la burocracia sindical les firmó a traición un “refuerzo” del 6% en diciembre y un 10% en febrero sobre el salario de octubre. Bancarios o aceiteros tienen paritarias importantes, pero no indexación. De conjunto se plantea una pugna feroz, que será la pugna central, primera, junto a los despidos, de toda la clase obrera, la gran destinataria del ajustazo de Milei y Caputo.
Desmentimos que “no hay plata”. Enormes recursos van a las arcas del Estado y por su vía al capital financiero y de todo orden, y a las cuentas patronales que ajustan por precios contra salarios. Por eso, la cuestión del paro activo nacional inmediato no espera, como señalamos respecto a toda la burocracia sindical reunida en Azopardo con los movimientos sociales y las CTAs. Ni los afiliados y bases de unos y otros pueden esperar, todos deben deliberar en asambleas y así dar cuerpo a un paro activo nacional, una primera gran respuesta contra este ataque histórico. El 20, en las calles de todo el país salimos en esta línea.
Néstor Pitrola
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