martes, mayo 01, 2007

Gobierno de ‘poder compartido’ en Irlanda del Norte.

¿Solución o claudicación?

Después de las elecciones en el Ulster el 7 de marzo, el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, y el líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Ian Paisley, alcanzaron un acuerdo el pasado el 26 de marzo calificado de “histórico”. Este acuerdo sella la formación de un gobierno de “poder compartido” en Irlanda del Norte. Dicha fecha era el límite que se impuso desde el Reino Unido e Irlanda para establecer un gobierno autonómico que “representara” a católicos y protestantes.
El Sinn Fein y el DUP fueron las formaciones políticas más votadas en estas elecciones en las que se elegía a los 108 miembros de la Asamblea de Irlanda del Norte. El unionista DUP logró 36 escaños seguido del Sinn Fein con 28, lo que forzaba, por parte del imperialismo británico, a las partes a crear un gobierno de unidad. Tony Blair, mostró su satisfacción por el acuerdo alcanzado, afirmando que “se trata de un día muy importante para la gente de Irlanda del Norte”. El gobierno de poder compartido, que deberá establecerse el próximo 8 de mayo, contará con cuatro ministros del DUP, tres del Sinn Fein, dos del Partido de los Unionistas del Ulster (protestantes) y uno del SDLP (católicos).

La ‘hoja de ruta’, el Sinn Fein y la policía norirlandesa

Los gobiernos británico e irlandés presentaron una hoja de ruta el año pasado, la cual imponía un calendario a los partidos de Irlanda del Norte para toda una serie de condiciones. Entre otras cosas el Sinn Fein tenía que aceptar la policía norirlandesa (PSNI) y después de esto el DUP debería aceptar el poder compartido, quedando su líder Ian Paisley como primer ministro y Mc Guiness, del Sinn Fein, como viceprimer ministro. Incumplir esta hoja de ruta suponía la disolución de la Asamblea autonómica como en 2002, por lo que Dublín y Londres continuarían administrando Irlanda del Norte.
Ian Paisley presionaba diciendo que no formaría un gobierno autónomo si los republicanos no aceptaban la policía, consciente de que para el Sinn Fein era una cuestión peliaguda. Pero desde el primer momento se pudo ver que para el Sinn Fein esto era un obstáculo que se podía esquivar. En el congreso que celebró el 28 de enero, el partido republicano decidió terminar su histórico boicot a la policía y al sistema judicial de Irlanda del Norte, a los que había considerado hasta entonces representantes del imperialismo británico. Gerry Adams, presentó el congreso diciendo que era necesario aceptar la PSNI “y lograr una Policía responsable, civil, que no sea partidista, para toda nuestra población”. Pero no todos estuvieron de acuerdo. Buena parte de las opiniones contrarias fueron expresadas por los delegados más jóvenes y la organización juvenil del Sinn Fein (Ogra) no apoyó la decisión. Los dirigentes del Sinn Fein pidieron unidad y, como ejemplo de lo que había que hacer, Martin McGuinness relató una reunión celebrada con familiares de miembros del IRA muertos. “Al principio de la reunión el representante de una familia se puso en pie, leyó una declaración opuesta a la línea marcada por la dirección y abandonó la sala. Mi corazón también se fue con ellos, pero mi cerebro se quedó”. También recordó que cuando fue Consejero de Educación en un ejecutivo de breve duración, entró en el edificio ministerial entre símbolos unionistas y funcionarios que servían a la Corona británica “y tuve que explicarles, de manera educada y agradable, que yo era el jefe. Es lo que el Sinn Fein tiene que hacer con la Policía, ser los jefes de la Policía”.
Aunque el Sinn Fein haya subrayado que este paso es histórico y que es un gran avance, más bien es todo lo contrario. Dice que la PSNI será una policía justa e imparcial y que al tener más católicos en sus filas ayudará a que la comunidad católica sea más libre. ¿Pero, aumentar la proporción de policías católicos cambia la naturaleza fundamental de la PSNI? El aumento de católicos se ha presentado como una manera de eliminar el control británico sobre la fuerza policial. En realidad se está ayudando al imperialismo británico a crear una policía para la comunidad católica y a fortalecer los medios represivos, como prueba el hecho de la construcción de un nuevo centro del MI5 (servicios secretos británicos) en Irlanda del Norte. Además, la selección de nuevos miembros de la PSNI corre a cargo de “Consensia”, un consorcio de empresas privadas, supuestamente para evitar el prejuicio religioso. ¿Qué intereses de clase defenderá una policía que a su vez es elegida por un consorcio de empresas privadas?
La policía es uno de los pilares sobre los que descansa cualquier Estado opresor, especialmente un Estado que utiliza sangers (torres armadas fortificadas), puestos de observación y vehículos acorazados para vigilar a la población. La policía de los seis condados del norte, no importa como se les llame, son los defensores armados del Estado que oprime los derechos democráticos del pueblo irlandés, el Estado burgués.
Aunque Irlanda hoy esté experimentando un período de bonanza económica que no veía en mucho tiempo, un resurgir de las luchas de los trabajadores será inevitable como estamos viendo en todo el mundo y entonces, ¿de qué lado estará la PSNI? La policía estará al lado del sistema al que defiende, el capitalismo. Bajo el capitalismo donde no hay suficientes empleos y viviendas para todos la clase obrera siempre necesitará una voz. Desde este punto de vista el Sinn Fein tendría una base enorme para agitar en líneas de clase y preparar a los trabajadores para el futuro, pero el camino no es el que su dirección está siguiendo.

Proceso de paz irlandés,
¿un modelo a seguir?

Para defender el proceso de Irlanda se han dado todo tipo de argumentos. En el periódico Gara apareció que los Acuerdos de Viernes Santo se basaron en el espíritu de las declaraciones que hizo en el año 1990 Peter Brooke, cuando era el secretario de Estado para el norte de Irlanda: “el Gobierno británico no tiene un interés egoísta, estratégico o económico en Irlanda del Norte”. Es totalmente incorrecto utilizar estos argumentos que son claramente falsos. Entre otras cosas el gobierno británico ya ha prometido ayudas millonarias al nuevo gobierno de unidad, pero siempre y cuando cumplan con su política, que es la de privatizar más y recortar en cuestiones sociales.
Algunos sectores de la izquierda a escala mundial hablan de los Acuerdos de Viernes Santo, del avance que supuso y de que gracias a ello Irlanda del Norte obtuvo el derecho a la autodeterminación. Pero no nos engañemos, no es oro todo lo que reluce. En realidad este derecho es una imposición de los unionistas protestantes que son mayoría y lo utilizan para someter los seis condados del norte al Reino Unido, pues sólo votaría Irlanda del Norte, donde son mayoría los protestantes, y no toda Irlanda. En cuanto al “respeto de ambos gobiernos de la decisión que tomen los habitantes de Irlanda del Norte”, en la práctica, este “respeto” supuso modificar la Constitución de Irlanda del Sur, en el sentido de dejar de reclamar una Irlanda unida. Otra concesión de los católicos.
Por mucho que se diga que el proceso sigue “adelante”, en las ciudades de Irlanda del Norte hoy hay más muros que antes de la firma de los acuerdos, y el sectarismo que separa a los obreros católicos de los protestantes no ha desaparecido ni desaparecerá con un gobierno construido sobre bases sectarias por mucho que haya ministros del Sinn Fein en él.
El movimiento republicano irlandés durante décadas ha luchado por una Irlanda unida, pero su ala de derechas ha defendido la vieja “teoría de las dos etapas”, es decir, la clase obrera debe olvidarse de la lucha por el socialismo y concentrar todas sus energías en la lucha por eliminar la frontera. La idea de que una vez Irlanda sea reunificada se solucionarán todos los problemas y que después se pondrá en el orden del día la cuestión del socialismo como el “objetivo final” ya fue desacreditada y desenmascarada por Connolly hace casi un siglo.
Los marxistas estamos a favor de una Irlanda unida pero comprendemos que este objetivo sólo se puede conseguir como parte de la lucha por una Irlanda y Gran Bretaña socialistas. La condición previa es unir a la clase obrera en la lucha a través de métodos revolucionarios, esto es, regresando a las tradiciones y programa de Larkin y Connolly, el programa de la república de los trabajadores. Mientras el capitalismo domine Irlanda seguirá existiendo la lucha y la división sectarias que socavarán y destruirán el movimiento por la unificación irlandesa. La causa de Irlanda es la causa del movimiento obrero y la causa del movimiento obrero es la causa de Irlanda, como explicó Connolly, no se pueden separar.

Imanol Aranbarri

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