Bolivia tiene ahora su 11 de septiembre al igual que Chile: la masacre de Pando, que sigue restituyendo los cadáveres de los desaparecidos, fue claramente una emboscada fascista que apuntaba a descabezar y acallar con el silencio de la muerte el movimiento popular. La clase trabajadora, los estudiantes y los campesinos, al contrario, se han puesto en marcha, una marcha segura, decidida y determinada y siempre más consciente, de su fuerza como de sus objetivos.
El golpe cívico fracasó, pero el peligro, aunque ocultado por detrás de un frágil dialogo, llama todos a seguir vigilando, organizando y preparando la resistencia popular, y a ajustar cuentas, como debe también hacer el gobierno, con las bandas fascista que siguen armados, aunque replegados, en el oriente del país. La actitud golpista de la burguesía nacional frente al proceso de cambio no es ya suposición. De la misma manera están desvelados los intereses del imperialismo y la peligrosa, diremos, dialéctica que se ha instaurado entre las Fuerzas Armadas y el gobierno democrático.
Un dialogo frágil…
El dialogo que se ha instalado en Cochabamba no es en realidad una necesidad del país, ni tampoco de los movimientos sociales y sindicales, que al contrario, justamente, siguen concentrándose y organizándose a las puertas de Santa Cruz, en Cochabamba y en toda Bolivia. Este dialogo, que a la fecha parece avanzar con cauteloso optimismo de las partes, tiene otras raíces.
En la perspectiva de la derecha es una retirada estratégica frente a la avanzada decidida del movimiento obrero y de la unidad obrero-campesina, sellada en un pacto entre la COB y el CONALCAM, que se va reconstruyendo. Mineros cooperativistas, mineros de Huanuni, campesinos, todos los explotados del país siguen movilizándose mientras declaran a los medios de prensa su desconfianza hacia las negociaciones que se van dando en Cochabamba, y sobre todo afirman que no permitirán modificaciones de la nueva Constitución Política del Estado, que particularmente el sector indígena – campesino ve como el fin de la discriminación racial en Bolivia, la afirmación de derechos culturales y materiales históricamente negados.
Por parte del gobierno, el dialogo es en primer lugar el fruto de la idea que existe una burguesía buena y una golpista, que existen empresarios y empresas nacionales y multinacionales junto a los cuales es posible sentar las bases de un desarrollo productivo y social del país, y otras que miran sólo el saqueo. Si uno mira al carácter parasitario de la banca privada, al papel ambiguo y de evidente saboteo de la producción y de la creación de fuentes de trabajo de las multinacionales extractivas y financieras presentes en el país, al carácter agro – financiero de la burguesía boliviana y sus diversificaciones en todos los sectores económicos que el imperialismo le concede, y si uno tiene una visión clara tanto de la crisis internacional del capitalismo como de la férrea división internacional del trabajo que el imperialismo impone, si uno mira con atención a todo esto se da cuenta fácilmente de cómo no es posible, cómo no ha sido posible a lo largo de nuestra historia, la formación de un capitalismo nacional con el rostro humano, aun con la mayor participación posible del Estado en la economía, como la que supuso la Revolución Nacional del 1952.
Por otro lado, queda claro que el diálogo es una imposición de la comunidad internacional, la UNASUR, la otra cara de la medalla, o podríamos decir de la Moneda, del apoyo que los países suramericanos le brindan a Evo Morales, que en definitiva dan una forma de legitimidad a las reivindicaciones de los prefectos, aun condenando sus métodos.
No olvidamos que en los días más fuertes de la arremetida de la derecha, el Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorin, hizo declaraciones de apertura hacia los prefectos del Oriente, frente a la toma de los gasoductos, así como no olvidamos que muchos de los países colindantes tienen intereses económicos directos en Bolivia, como Perú en los bancos, Argentina y Brasil en la producción de gas, y tienen el interés en que el proceso que vivimos no se profundice, representando como será un ejemplo para todos nuestro hermanos y compañeros Latino Americanos.
Mandan un hombre de derecha a mediar en el dialogo, Juan Gabriel Valdez, ex-canciller chileno y ex-dirigente de la Democracia Cristiana, partido que apoyó el golpe de Pinochet en Chile. También, como justamente señala en su carta el compañero Justiniano Lijerón, los representantes de la UNASUR descartan en sus documentos la posibilidad de un golpe de Estado militar, pese al papel ambiguo que las FFAA han jugado en la arremetida de la derecha, ordenando el acuartelamiento cuando se le pedía que salieran a las calles a defender las instituciones y las vidas humanas.
…con poco futuro.
Aunque se logre un acuerdo sobre la base de las propuestas del gobierno: compensación a los departamentos por el Impuesto de los Hidrocarburos (IDH) que las prefecturas aportan para el pago de la Renta Dignidad a los jubilados, modificaciones del capítulo Autonomías de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) para viabilizar el tema del referéndum constitucional y dirimidor, y un pacto político para el nombramiento de las autoridades judiciales (Tribunal Constitucional) que faltan, este acuerdo de ninguna manera podría traducirse en la pacificación del país. Los temas de la contienda son otros: la tenencia de tierra y la renta territorial sobre la cual la oligarquía construyó sus fortunas, y el control del Estado y de sus recursos.
Antes del golpe de Estado de Pinochet en Chile, los terratenientes y los empresarios se vieron obligados a aceptar la reforma agraria y la estatización de muchas empresas. Sabotearon la economía, produjeron el aumento de los precios, salieron a las calles con los camioneros, intentaron una vez el golpe de Estado y finalmente, cuando lograron el apoyo de las FFAA, bombardearon la propia Casa de la Moneda, el palacio presidencial chileno, asesinando Allende y con él a miles y miles de activistas de izquierda.
De la misma manera, en Bolivia pasamos por la Revolución del ’52, su profundización con la nacionalización de la Gulf y sobre todo con la experiencia de la Asamblea Popular antes de que la derecha lograra hallar en Banzer, en su movimiento político de derecha, en la FSB y en las Fuerzas Armadas, el canal para volver atrás el reloj del tiempo.
Como dijimos, además, los fascistas siguen armados en el oriente del país, el encarcelamiento del ex-Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, en La Paz no es todavía garantía de justicia. Por cuanto puedan representar un paso adelante las normas de inclusión social de la nueva CPE, si la oligarquía sigue armada y sigue manteniendo su control sobre la economía nacional, junto al imperialismo, las aspiraciones de justicia social y de mejoras de trabajadores y campesinos del país seguirán frustradas como los esfuerzos de quien intente vaciar el lago Titicaca con un vaso. Y por fin habrá que ver el tipo de modificaciones que la derecha y las mediaciones internacionales intentarán imponer a la nueva CPE y al gobierno, y cómo éstas serán recibidas por las organizaciones sociales y sindicales del país que siguen mirando de reojo este dialogo del cual no son, injustamente, parte.
La base del MAS y todo el movimiento popular vive con rabia este diálogo con los mandantes intelectuales de la masacre de Pando, y también con lo que percibe como su Quinta Columna dentro del mismo partido y del gobierno. Varias organizaciones sociales aglutinadas en el Consejo Nacional por el Cambio (CONALCAM) ya han declarado que en Enero, cuando suponen concluido el proceso electoral constitucional y dirimidor, exigirán la renuncia de varios ministros con pasado en partidos y organizaciones de derecha y de ONGes, por “no tener ninguna vinculación ni con el MAS ni con el cambio”, reivindicación que nosotros mismos avanzamos desde antes de nuestra fundación.
Las perspectivas
La masacre de Pando y, en general, la arremetida fascista de la derecha, como ya pasó durante los referendos autonómicos de la Media Luna, han despertado en la clase trabajadora, el campesinado y la juventud del país una gran indignación y una enorme disponibilidad a la lucha. El tira y afloja que ha corroído el proceso de cambio en dos años de vanas concertaciones con una derecha saboteadora, da al movimiento popular boliviano la sabiduría necesaria para mirarlo con desconfianza al actual dialogo y a la efectiva voluntad de la oligarquía de deponer las armas.
El gobierno y sus exponentes hacen muy mal cuando, en manifestaciones públicas, intentan convencernos de lo contrario, sembrando peligrosas ilusiones. Pensamos, por ejemplo, en las declaraciones del Vice Ministro Yaksic quien, entrevistado en Cochabamba, definía contraproducentes las movilizaciones que se siguen dando en el país, equiparando el tema de las tomas de instituciones organizadas por los fascistas a las marchas de los movimientos sociales y sindicales. En el país se va afirmando la conciencia que sólo desarmando a la oligarquía; es decir, quitándole su poder económico y político, se puede profundizar y garantizar el cambio. Esta conciencia va fortalecida, organizada y preparada a la altura de la batalla que tenemos enfrente, no desviada en la utópica ilusión que en un juego de ajedrez político, a través del simple mecanismo democráticoburgués, se pueda acabar con la explotación, el desempleo, la pobreza y la marginalización.
Si hay una lección que nuestra experiencia de estos días nos ofrece claramente es que LOS VOTOS NO ALCANZAN, y dentro de un proceso como el que vivimos, en el cual se cuestionan definitivamente el sistema de explotación político, económico y social, la lucha consciente es la única arma del movimiento obrero – popular para hacer valer su voluntad, aunque esta salga poderosamente ratificada con el voto. La arremetida de la derecha ha venido justo un minuto después del gran apoyo electoral que el gobierno recibió en el referéndum revocatorio, y ha tomado por sorpresa sólo a aquellos que pensaban que con el apoyo electoral se podía obligar la derecha y a la oligarquía nacional a que reflexionen.
En este sentido, representa un acierto de la COB tanto la alianza con las organizaciones del CONALCAM como la reivindicaciones que se alzan de algunas de las Centrales Obreras Departamentales más radicales referidas a la necesidad de expropiar la burguesía nacional. Hay que poner en práctica estas ideas, hay que formar y preparar al pueblo, hay que organizarlo concretamente para que ponga en marcha sus reivindicaciones. Por esto propusimos, y seguimos proponiendo, la necesidad de formar Asambleas Populares en todo el país, en cada barrio, empresa o institución educativa para coordinar esfuerzos, debatir y organizarse, y finalmente para que la fuerza organizada del pueblo sea la fuerza organizada del cambio.
Por esto insistimos en la necesidad de que la COB, haciéndose portavoz del difuso sentimiento popular, llame a una marcha nacional a Santa Cruz de la Sierra, y convoque la huelga general contra los golpistas y la derecha que, recordamos, mientras hambreaban el pueblo con los bloqueos seguían produciendo, como en el caso de la fábrica de muebles del prefecto Cossío, que quedó en funciones durante los bloqueos en Tarija, y siguió exportando gracias al corredor de Bermejo que no estaba bloqueado.
Por nuestra parte, como Corriente Marxista Internacional El Militante pasamos estos días en este trabajo febril de organización y propaganda. Sacamos con nuestras solas fuerzas una cantidad impresionante de volantes y afiches que ayudaban los trabajadores, los campesinos y los jóvenes movilizados a entender las cosas que escribimos. Nuestros compañeros en Santa Cruz trabajaron a la discusión entre las organizaciones sociales y juveniles de la capital oriental y a su pronunciamiento , estando siempre en la primera fila de la resistencia en el Plan 3000 y en los lugares donde se concentraba la furia fascista. Llamamos a asambleas en varios lugares y frentes del país, discutimos y participamos al proceso que ha llevado a la convocación de una marcha de la juventud en Potosí para el próximo martes. Los compañeros estudiantes del F.E.R. – D.E. (Frente Estudiantil Revolucionario por el Derecho al Estudio) de esta ciudad hicieron lo mismo.
De la misma manera, realizamos actividades internacionales de solidaridad con los luchadores de Bolivia y su gobierno democrático en varios países del mundo y recibimos mensajes por parte de muchísimos compañeros internacionales. Solo luchando para el socialismo con los instrumentos del marxismo es posible en realidad defender el proceso de cambio y llevarlo a cabo. Solo organizando nuestras fuerzas y formando nuestra capacidad de entender el sistema capitalista que nos condena a la explotación e interviniendo en el vivo del movimiento obrero – popular podremos realmente prepararnos a la lucha inmanente por un nuevo modelo social que beneficie realmente a nuestro pueblo y arrincone definitivamente la oligarquía de ricos y privilegiados.
El Militante - Bolivia
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