La crisis económica mundial reabrió debates profundos sobre la situación del capitalismo imperialista, sobre el peso real de EE.UU. y otras potencias, y sobre el futuro: ¿Hay solución dentro de los marcos del capitalismo? ¿Cuáles son los caminos alternativos?
La caída del campo socialista fue utilizada por el imperialismo para lanzar el “nuevo orden mundial” y controlar el mundo política, militar y económicamente. Casi 20 años después, la realidad dejó esa pretensión bastante lejos.
EE.UU. es el más importante poder imperialista, pero su debilidad es notoria. El mundo post stalinista se transformó en un torrente de luchas que el imperialismo no pudo controlar, pese a intentarlo y a los avances logrados en el este europeo y en China. Quiso mostrar su fortaleza en Irak, lo mismo luego del atentado a las Torres Gemelas y, aún con victorias coyunturales, quedó atrapado en Medio Oriente, debilitado al máximo en Sudamérica y sufriendo el repudio mundial. EEUU va a seguir actuando para defender su ubicación, pero lo va a hacer con enormes problemas, por su debilidad para controlar un mundo que avanza en la instauración de poderes regionales.
Las potencias y China
Crecieron otros países imperialistas y nuevas economías, como China y Rusia. Inglaterra, Alemania y Francia, organizados en la Unión Europea, juegan un papel imperialista, pero de menor magnitud que EE.UU. Tuvieron la iniciativa de lanzar el Euro, pero su integridad económica y política sufre crisis y cuestionamientos en medio de luchas en defensa de las conquistas sociales que vienen de la posguerra. El imperialismo europeo todavía está lejos de suplantar el rol de EE.UU. y al dólar en el mundo. No es casual que el G7 haya salido en apoyo al plan de salvataje de EE.UU., necesitan un sistema financiero que no se descalabre y eso es imposible de lograr sin los yanquis.
China tiene un fuerte crecimiento económico y gana espacio en el mercado mundial. Algunos economistas auguran que desplazará a los yanquis y que no será víctima de la actual crisis mundial. Vemos lejos tanto una como otra posibilidad. China es ya una potencia y EE.UU. tiene cada vez mas inconvenientes para controlar el mundo, pero no podemos obviar que dirige la mayoría del comercio mundial, que este se hace a través del dólar, que el inglés es el idioma mundial para los negocios y que el poder militar central aún nace en Washington.
Además, EE.UU. es el principal comprador de productos chinos. Si entra en recesión y baja sus niveles de compra, eso afectará directamente a China. Y en última instancia, el ascenso chino tiene de fondo una dictadura que impuso niveles de explotación brutales y la apertura al capital extranjero. El futuro de China también se juega, en un cambio de relaciones de fuerza a su interior, a través de luchas sociales que se están gestando.
¿Crisis del liberalismo de mercado o del capitalismo en su conjunto?
Tras el lunes negro, los medios internacionales hicieron correr la idea del fracaso del “fanatismo liberal de mercado”, intentando implantar la idea que corrigiendo el “fanatismo” el capitalismo puede avanzar y la humanidad encontrar un período de bienestar. Hay un debate incluso al interior de la izquierda mundial sobre la situación del capitalismo. Algunos ven la globalización como una nueva fase de desarrollo. La crisis actual muestra el fracaso y el rol regresivo del capitalismo, como su secuela de desigualdad social, pobreza, indigencia y la degradación de la naturaleza. Hay avances tecnológicos, científicos y de otras ramas, pero no eliminan lo esencial: ¿Cómo está la humanidad hoy? ¿Cuál es el estado del mundo, de sus climas, regiones y fuerzas naturales? ¿Quiénes disfrutan los grandiosos avances científicos y tecnológicos? La ONU dice que hay más de 1500 millones de personas que viven en la miseria, casi la mitad de la población mundial (2800 millones) vive con menos de 2 dólares por día y en los países emergentes (China, India, Brasil), más de 700 mil están bajo los umbrales de pobreza. El agua es negada a más de 120 millones en los países pobres. La desnutrición alcanza a 160 millones de niños. Los desastres naturales, provocados por la voracidad imperialista alcanzan niveles dramáticos de calentamiento global, huracanes, deshielos, sequías e inundaciones. Este es el capitalismo actual y su dinámica es peor. No es el aspecto “fanático del liberalismo de mercado”, sino las consecuencias de la estructura global del capitalismo decadente, que vive en crisis, y se la hace pagar a la humanidad, poniendo en riesgo nada menos que la raza humana y la vida.
Las medidas transicionales y la necesidad del socialismo
Ante el fracaso del capitalismo es posible y necesario avanzar hacia una salida socialista. Para ese objetivo, no hay medidas tibias. Se necesitan medidas transicionales, que vayan cortando el poder del capital financiero y de las transnacionales, poniendo las riquezas y centros de producción en manos de los trabajadores y sus organizaciones. Apoyados en la movilización revolucionaria de nuestros pueblos se puede avanzar, en algunos casos más rápido que en otros. La clave es definir políticamente que sí se quiere avanzar y hacia dónde se quiere ir, nuestra respuesta sigue siendo: hacia un modelo socialista que cambie de raíz los problemas de la humanidad. El capitalismo esta mal, pero no caerá por si mismo. Más que nunca, hace falta construir alternativas políticas que luchen con todas sus fuerzas por otra salida.
Sergio García (MST de Argentina)
www.mst.org.ar
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