En medio de una crisis económico/financiera que parece empeorar día con día, de la continuada catástrofe militar y política por todo Medio Oriente, y de la anticipación global de la presidencia de Obama, se le otorga muy poca atención mundial a un importante suceso geopolítico ocurrido a mediados de diciembre de 2008. ¡Cuba está de vuelta!
Cuatro reuniones latinoamericanas ocurrieron en Salvador de Bahía, Brasil. Por orden de número de países involucrados, fueron reuniones del Mercosur, Unasur, el Grupo de Río, y la primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC). El promotor fue el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; el héroe de las reuniones fue Cuba. Lula lo llamó un “huracán ideológico”.
Revisemos qué fue lo que ocurrió. El Mercosur es un arreglo entre Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay para contar con un mercado común, al cual se está uniendo Venezuela. Los presidentes de estos cinco países anunciaron que absorberían todas las exportaciones de Bolivia, cuyos aranceles preferenciales fueron cancelados en septiembre por Estados Unidos con el pretexto bastante infundado de que Bolivia no hacía lo suficiente para combatir el tráfico de drogas.
Esta acción del Mercosur obtuvo el respaldo de Unasur, la unión de todos los 12 países sudamericanos (más México y Panamá como observadores). Algo aún más importante es que Unasur accedió a la propuesta de Brasil de que se cree un Consejo de Defensa Sudamericano. Dado que apenas en mayo pasado Unasur postergó su propuesta (con la que Estados Unidos no está contento), el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, alabó la decisión como una “buena sorpresa”. Dijo que ésta encarnaba la idea de una América Latina para los latinoamericanos, un rechazo puntual del lema clásico de la Doctrina Monroe que pregonaba una “América para los americanos”.
El verdadero suceso principal ocurrió el 16 de diciembre en la reunión del Grupo de Río. Este grupo, un foro político latinoamericano creado en 1986 y que en 2008 incluyó a 22 países, admitió “por unanimidad” a Cuba como miembro. El presidente de México, Felipe Calderón, quien presidía la reunión, dio la bienvenida al “pueblo hermano” de Cuba, representado por el presidente Raúl Castro, ante un auditorio que ovacionó de pie. El foro condenó con presteza el embargo estadunidense contra Cuba y exigió que éste terminara a la brevedad.
Calderón y Castro sostuvieron una reunión privada diseñada para limar las “asperezas” de la relación entre los dos países, ocurridas debido a las acciones del predecesor de Calderón, Vicente Fox. Después de la reunión, Castro dijo que las relaciones eran ahora “magníficas”. Los dos anunciaron que intercambiarían visitas oficiales durante 2009.
La reunión culminante fue la cumbre de los 33 presidentes latinoamericanos y del Caribe, la primera en llevarse a cabo nunca. Los únicos tres presidentes que no llegaron, pero que sí encontraron excusas para enviar sustitutos, fueron Álvaro Uribe, de Colombia; Alan García, de Perú, y Elías Antonio Saca, de El Salvador; últimos amigos firmes de Estados Unidos en América Latina. Brasil fue tan intenso en conseguir la máxima participación posible que envió aviones militares para transportar a los presidentes de los países más pobres de Centroamérica y el Caribe a la reunión.
La importancia de la reunión estuvo en las exclusiones. Ni Estados Unidos ni las antiguas potencias coloniales, España y Portugal, fueron invitados. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que la reunión marcaba el fin de los “gobiernos títeres” en América Latina.
No fue accidental el sentido de oportunidad de esta reunión. La quinta Cumbre de las Américas está programada para el próximo abril en Trinidad. Esta es una estructura lanzada por el presidente Clinton en 1994. Los mismos jefes de Estado serán invitados, excepto que habrá dos más –Estados Unidos y Canadá– y uno menos, Cuba.
Es probable que ahí Obama se enfrente con los argumentos y las propuestas surgidas en la reunión de Brasil. La primera es incluir a Cuba, revocando su suspensión de la Organización de Estados Americanos. Lula afirmó que, para poder mejorar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, es Estados Unidos quien debe dar el primer paso y levantar el embargo. Una segunda propuesta es revisar las considerables deudas nacionales. Ecuador ya anunció una moratoria de los pagos de deuda subsecuente diciendo que, después de pagar durante 28 años, sigue debiendo la misma cantidad. “Historia tétrica”, dijo el presidente Correa.
Castro dijo que está listo para entablar conversaciones directas con Obama. “Si el señor Obama quiere discutir, discutiremos… Es cada vez más difícil mantener a Cuba aislada”. De hecho, Lula fue más allá en su desafío a Obama. Dijo que su presidencia sería en verdad histórica sólo cuando levante el bloqueo a Cuba. Entretanto, lo que solía ser el traspatio de Estados Unidos –América Latina– se abre más y más a otras potencias mundiales. Rusia, China e Irán todos han incrementado su papel en América Latina en formas significativas.
El país más reciente en entrar es Francia. El presidente Nicolas Sarkozy hizo una visita oficial a Brasil el 22 y 23 de diciembre. Los dos países no sólo acordaron incrementar sus lazos comerciales sino también los militares, lo que es muy importante. Francia ayudará ahora a la armada de Brasil a construir cinco submarinos de “nueva generación”, entre ellos uno de energía atómica, primer submarino de ese tipo en América Latina. Más aún, Francia accedió a brindar a Brasil la tecnología necesaria para que en un futuro éste pueda construir más submarinos por su cuenta. Francia también le ayudará a construir los llamados helicópteros pesados, de los cuales intenta convertirse en exportador.
La pelota cubana, la pelota ecuatoriana y la pelota brasileña están ahora en la cancha de Obama. Tiene hasta abril para mostrarnos cómo va a responder.
Immanuel Wallerstein
La Jornada
© Immanuel Wallerstein Traducción: Ramón Vera Herrera
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