En la Franja de Gaza corre hoy la sangre de cientos de palestinos inocentes masacrados por los misiles israelíes. Es una agresión a sangre fría llevada a cabo por las tropas asesinas del Estado de Israel desde el 27 de Diciembre.
La ofensiva sobre Gaza se empezó a preparar mientras se ultimaba la tregua con HAMAS en junio pasado, según el diario Haaretz. Otras fuentes sitúan el inicio mucho antes. Durante todo este tiempo, Israel puso a punto a las tropas, estableció las fases de la operación, allanó el terreno diplomático y fijó las líneas de la campaña de relaciones públicas destinada a defender la guerra ante la opinión pública internacional.
A las contínuas hazañas de los matones contra hospitales, campos de refugiados, universidades y mezquitas, ahora se suma la de bombardear escuelas. Un ataque aéreo israelí contra la escuela de las Naciones Unidas de Al-Fakhoura el martes pasado mató a 45 civiles, incluidos niños, e hirió a otros 50 palestinos, algunos de los cuales se encontraban en condiciones muy graves.
Te Aviv ha sostenido el endeble argumento de que las acciones militares contra Gaza es en represalia por los cohetes caseros disparados por militantes palestinos del Movimiento de resistencia Islámica HAMAS, que gobierna desde hace año y medio la Franja. El accionar palestino es una respuesta al injusto y criminal bloqueo de Gaza y a la continua presencia militar sionista en Cisjordania, un área mucho más extensa y rica en recursos como el agua y las tierras fértiles que esta copada con casi 200 colonias israelíes ilegales a contrapelo de la voluntad internacional expresada en múltiples resoluciones de la ONU.
Hasta que esta región, dígase Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, no sean libres, los árabes palestinos tendrán motivos para la resistencia a armada. Sin embargo, habrá que ver si es oportuno para la causa palestina que algunos individuos disparen un puñado de cohetes, que sirvan en bandeja de plata al sionismo para justificar el despliegue de una poderosa maquinaria militar que no se detiene entre objetivos militares y civiles.
Una reserva moral muy grave radica en lo desproporcionado de la acción fascista ante unos cuantos proyectiles caseros. La única potencia nuclear del Medio Oriente arremete con tanques, aviones, helicópteros y otros modernos medios de guerra, ocasiona una catástrofe de enormes proporciones en la infraestructura civil de la Franja de Gaza y acaba con la vida de cientos de niños, mujeres y ancianos inocentes.
Abdulraqib Ahmed Kassem
(9-1-09)
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