Mientras escribo, podemos escuchar a lo lejos el monótono ruido sordo de explosiones. Los ataques aéreos de Israel siguen haciendo estallar objetivos en el sur de Gaza. Los implacables bombardeos de la pequeña Franja de Gaza continúan en su tercera semana. Escuché a alguna gente aquí en Egipto que se pregunta si a la Fuerza Aérea Israelí no se le estarán acabando los sitios y la gente que atacar. Pero tal vez los aviones teledirigidos que hoy oímos y vimos volando sobre la frontera en Rafah estaban buscando más sitios en los cuales los bombarderos podían fijar sus miras. Tal vez vieron túneles subterráneos. El gobierno israelí ya ha destruido, dicen, un 80% de los túneles que conectan a Gaza con el mundo exterior. Es del dominio público que hay una vasta red de túneles, hay quien dice que fueron construidos hasta 1.700, muchos de ellos desde fuera de las fronteras territoriales de Gaza, llevando hacia el Territorio. Israel afirma que los túneles son objetivos legítimos porque el gobierno de Hamas puede utilizarlos para importar armas. Pero el aumento de la industria de los túneles fue alimentado por la desesperación por bienes necesitados, dentro de Gaza, una desesperación causada por la decisión de Israel, durante los últimos 16 meses, de apretar los tornillos de su bloqueo contra Gaza. Si el bloqueo continúa, y si los túneles son completamente destruidos, los gazanos sitiados se quedarán sin suministros seguros de alimentos, medicinas y combustible, otra perspectiva aterradora para gente desesperada por proteger a sus niños contra más daño.
Supuestamente preocupado por la seguridad israelí, EE.UU. apoya el objetivo del gobierno israelí de eliminar la capacidad de Hamas de disparar cohetes primitivos hacia Israel. La amplia industria de los túneles puede ser utilizada para transportar armas. Pienso que es erróneo transportar armas, y es erróneo desarrollar, almacenar, vender o utilizarlas. Las distantes explosiones me refuerzan en esa creencia, pero si EE.UU. e Israel creen que la importación de armas por túneles subterráneos es errónea, entonces la transferencia de armamento sofisticado por EE.UU. a Israel debe, vista en perspectiva, ser abominable, considerando la matanza que Israel ha infligido a civiles de Gaza desde que los ataques aéreos comenzaron el 27 de diciembre.
Los contribuyentes de EE.UU. suministraron a Israel aviones caza F-16 y misiles para realizar esos ataques. Entre 2001 y 2006, EE.UU. transfirió a Israel repuestos por más de 200 millones de dólares para que pueda usar su flota de F-16. El año pasado, EE.UU. firmó un contrato por 1.300 millones de dólares con Raytheon para transferir a Israel miles de misiles TOW, Hellfire, y “revienta-búnkeres.” En julio de 2008, EE.UU. dio a Israel 186 millones de galones de combustible para aviones jet JP-8.
Las donaciones de combustible de aviación de EE.UU. permiten que Israel dispare misiles contra casas, calles, escuelas y hospitales en Gaza. Mientras tanto, conductores de ambulancia en Gaza, también atacados directamente, no tienen suficiente combustible diesel para llevar a gente herida y lesionada al cruce fronterizo de Rafah, donde pueden permitir que pacientes entren a Egipto para atención crítica indispensable.
Dentro de Gaza, incluso antes del 27 de diciembre, los civiles carecían de los combustibles esenciales para hacer funcionar la principal central eléctrica, que operaba a sólo cerca de dos tercios de su capacidad. Ahora, no funciona. Cuando los camiones no tienen combustible, significa que no se puede recoger la basura. Cientos de toneladas de basura no fueron recogidas en Gaza por el bloqueo. 77.000 metros cúbicos de aguas servidas crudas y parcialmente tratadas fueron tiradas al mar. Los agricultores no pudieron hacer funcionar un 70% de los pozos agrícolas. Los cortes de energía afectaron a los hospitales, las bombas de agua, las plantas de tratamiento de aguas, panaderías y otras instalaciones que dependen de generadores diesel.
Ahora los gazanos no sólo enfrentan las consecuencias del sistema sanitario destruido y del aumento de enfermedades debidas a enfermedades transmitidas por el agua, sino enfrentan la realidad de que Hamas podría ser obligado a firmar un cese al fuego que no incluya la apertura de la frontera en Rafah y que insista en que Egipto impida el funcionamiento de los túneles subterráneos. A cambio de ayuda para agazaparse bajo bombas disparadas por sistemas sofisticados de armas, se exigiría a los gazanos que sufran una muerte a cámara lenta por cortes sistemáticos de sus accesos a alimentos, medicinas, y agua potable. Por eso es tan importante que gente en todo el mundo insista en que Israel no sólo deje de atacar Gaza, sino de que termine el brutal y mortífero bloqueo punitivo impuesto a Gaza.
Aquí en Egipto, el gobierno ha declarado que se hará cargo de la responsabilidad de ser un socio efectivo en la negociación de un cese al fuego.
Los israelíes esperan que los egipcios detengan la industria de los túneles. Egipto sería responsable de asegurar que nadie entre a un túnel, construya un túnel, o sea cómplice en el mantenimiento de un túnel. Actualmente todo egipcio que sea apresado dentro de un túnel enfrenta 15 años de cárcel. Cuánto mejor sería para todos los afectados si las negociaciones de cese al fuego pidieran a los egipcios que mantengan una frontera abierta con Gaza, que se levante el bloqueo punitivo, y que se ayude al transporte inmediato y continuo de bienes y servicios que podrían ayudar a Gaza para que se reconstruya y asuma la responsabilidad, sobre tierra, de mantener a sus ciudadanos y su soberanía.
Egipto, el segundo receptor por su tamaño de ayuda militar de EE.UU., será alentado a usar amenazas y fuerza para restringir los túneles, supuestamente en nombre de garantizar la seguridad de Israel. ¿Pero quién cuestionará la “industria de la defensa” hinchada hasta la obscenidad que permite que pandillas de la elite, que ocupan confortablemente los consejos de administración de las principales corporaciones, suministren a una fuerza de ocupación represora, inmoral e ilegal con la capacidad desproporcionada de matar, utilizando armas contra civiles que no tienen medios de escapar?
El apoyo de EE.UU. para políticas gubernamentales israelíes extremistas, de la línea dura, representa una visión de túnel por elección propia. Los responsables de la política exterior de EE.UU. pueden comenzar una cura de esa visión peligrosamente deteriorada reconociendo los derechos humanos básicos de todo el pueblo palestino, y en este momento crucial, preocupándose por la supervivencia y la dignidad de la gente de Gaza, especialmente para aquellos cuyas necesidades básicas dependen de lo que pueda llegar a través de un túnel.
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Kathy Kelly
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Kathy Kelly, coordinadora de Voices for Creative Nonviolence, escribe desde Arish, una ciudad cerca de la frontera en Rafah entre Egipto y Gaza. Bill Quigley, abogado de derechos humanos y profesor de leyes en
Loyola Nueva Orleans y Audrey Stewart también están en Egipto y contribuyeron a este artículo. Kathy Kelly es autora de “Other Lands Have Dreams” (publicado por CounterPunch/AK Press). Su correo es: kathy@vcnv.org
http://www.counterpunch.org/kelly01092009.html
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