lunes, noviembre 10, 2014

A quién favoreció la "Reunificación Alemana"



Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue ocupada militarmente por los ejércitos aliados, dividiéndose el territorio en cuatro zonas autónomas de ocupación (EEUU, Francia, Gran Bretaña y la URSS), bajo el mando unificado de un Concejo Aliado de Control.

La división de Alemania

La división fue acordada primero en la Conferencia de Yalta (4 al 11 de febrero de 1945, antes del final de la guerra), donde participaron Stalin (URSS), Churchill (GB) y Roosevelt (EEUU), y luego reafirmada en la Conferencia de Postdam (Alemania, agosto de 1945), donde estuvieron Stalin, Churchill y Truman (en reemplazo del fallecido Roosevelt). Allí decidieron cómo administrarían Alemania, que se había rendido incondicionalmente nueve semanas antes, el 8 de mayo. Los objetivos de la conferencia también incluían el establecimiento de un “nuevo orden”.
La URSS avanzó sobre los países que formarían el “glacis” (Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Hungría) como un cordón protector de la URSS en 1948. Ante este avance, en 1949 las zonas de ocupación occidentales se unieron en un nuevo Estado denominado República Federal Alemana (RFA). Como escudo “defensivo” militar, Europa Occidental y EEUU frente a la URSS (en lo que se llamó “Guerra Fría”) crearon el 4 de abril de 1949 la OTAN (Organización del Atlántico Norte). La URSS constituyó ese mismo año la República Democrática Alemana (RDA) en su zona de ocupación, creando un nuevo Estado obrero burocrático.
Durante 1948-61, a través del Plan Marshall, EEUU “ayudó” a la reconstrucción de Alemania occidental, fortaleciendo sus lazos económicos y creando una Europa subordinada a sus intereses.
En 1953 una rebelión obrera en la RDA (Este) contra los salarios sujetos al aumento de la productividad, terminó reclamando la renuncia de la burocracia y su reemplazo por un “Gobierno provisional metalúrgico revolucionario”. La burocracia alemana solicitó ayuda a la URSS que con 300.000 soldados y tanques impusieron el Estado de sitio en Berlín, matando centenares de obreros. La burocracia de la URSS impuso a los países del “glacis” el Pacto de Varsovia en 1955, como escudo contra la OTAN pero también para controlar y poder invadir con el argumento de su “defensa” los Estados obreros burocratizados (como Polonia o Checoslovaquia).

Creación y caída del Muro de Berlín

En 1961 la RDA construye el Muro de Berlín con acuerdo de la RFA y las potencias de Occidente, que no querían que los alemanes orientales afluyeran a la RDA en busca de “progreso”. El muro se extendía a lo largo de 45 kilómetros que dividían la ciudad de Berlín en dos y 115 kilómetros que separaban al enclave Berlín Oeste de la ciudad de Berlín, capital de la RDA. Es decir, constituía la frontera estatal de la RDA con Berlín Oeste.
El 9 de noviembre de 1989, producto de la crisis en toda Europa del Este, la decadencia de la burocracia de la RDA y de las masas movilizadas de un lado y otro de la frontera, caía el Muro de Berlín, esa división que los separaba artificialmente desde la posguerra.
La lucha de las masas por la reunificación, expresaba un genuino anhelo democrático que el imperialismo y el estalinismo intentaban manipular a su favor como parte de sus cálculos geopolíticos.

La reunificación

El 3 de octubre de 1990 se firmó el Tratado de Unificación que hizo que las cuatro potencias (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética) renunciasen a sus derechos de los dos países, dando lugar a la reunificación del país.
Ésta, lejos de una unión igualitaria, era más bien la anexión de una región pobre, reincorporándola al sistema capitalista bajo el dominio del imperialismo alemán. Utilizaron las ilusiones de la población que lejos de prosperar, recibió una gran inflación y desocupación.
En diciembre de 1990, en la primera elección conjunta, ganó Helmut Kohl de la Unión Democrática Alemana (CDU) como canciller, diciendo: “la unidad alemana sólo puede hacerse bajo techo europeo" y refiriéndose a la reunificación y la política de integración capitalista de Europa declaraba: “la unificación alemana y la integración europea son ‘una sola y misma cosa’… ” (El País, viernes 27 de abril de 1990).
Los trabajadores de Occidente venían de sufrir varias derrotas que les permitió a los países imperialistas (sobre todo a GB y EEUU) imponer lo que se llamó el “neoliberalismo”. En el Este, después de la derrota de los astilleros polacos en 1981, no se dieron otros levantamientos importantes hasta 1989. La burocracia sacó la lección de Polonia y Gorbachov en la URSS, aplicó un intento de reformas capitalistas de forma pacífica y acompañadas por una pseudo-democracia, intento en el que fracasó.
La situación creada por la caída del Muro, abrió un debate en la izquierda. La mayoría de los partidos comunistas se refugiaron en la socialdemocracia. Entre los trotskistas, se levantaron tres posiciones. Unos se negaron a la demanda de la reunificación del país anhelada por las masas, porque el imperialismo alemán la utilizaba para restaurar el capitalismo en el Este y planteaban que lo principal era defender la República Democrática Alemana como Estado obrero. Otros, plantearon simplemente la consigna de “reunificación ya”, sosteniendo que más allá que esta unificación se hiciera bajo dirección imperialista, la suma de las dos clases obreras transformaría al proletariado alemán en el más fuerte de Europa y por lo tanto la idea socialista sería más fácil de implantar.
El pueblo alemán se levantaba en el Este y el Oeste poniendo en el centro la lucha por la reunificación, esto no se podía desconocer. Era necesario un punto de partida realista que, considerara esta demanda democrática y propusiera una posición independiente, de clase. Contra la reunificación restauradora imperialista, pero también contra el régimen opresor y restauracionista del estalinismo y por una reunificación obrera y socialista de Alemania.

Gabriela Liszt

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