Mario Hernandez (MH): Damos comienzo a “¿Sin salida?” programa que este año recibió el Premio Lanín de Oro al Mejor Programa de Economía en FM a raíz de la entrevista que hiciéramos con Claudio Katz a comienzos del año en oportunidad de producirse la megadevaluación en nuestro país.
Estamos en comunicación con el Profesor Renán Vega Cantor en la ciudad de Bogotá, Colombia, quien nos acompañara como columnista en “Metrópolis” durante varios meses hace un par de años cuando residió en nuestro país. La llamada de hoy tiene que ver con la situación generada por la captura del general Rubén Darío Alzate y otras cuatro personas por las FARC, poniendo en entredicho por parte del gobierno colombiano las conversaciones de paz, que se llevan adelante hace dos años en La Habana. ¿Qué nos podés comentar sobre este hecho?
Renán Vega Cantor (RVC): Lo primero es que hay una gran desinformación tanto en Colombia como en el exterior. En este último caso responde a una serie de confusiones conscientemente buscadas por el gobierno y el Estado colombianos que consisten en presentar el hecho como una ruptura al proceso de paz ocasionada por la acción de las FARC cuando, desde que se iniciaron los diálogos hace dos años, el gobierno aclaró que iba a negociar en medio de la guerra, pese a que en reiteradas ocasiones las FARC han realizado varios ceses unilaterales del fuego.
En realidad, el gobierno de Santos está incumpliendo con una de las condiciones para llevar a cabo el diálogo y de acuerdo a esto, los hechos del teatro de guerra aquí en Colombia, no tendrían nada que ver con el diálogo en La Habana, cuamdo las FARC han seguido al pie de la letra estas indicaciones.
Ahora, cuando por primera vez el gobierno santista se ve lesionado seriamente desde el punto de vista militar y simbólico, unilateralmente, decide darle una patada a la mesa de negociaciones, rompiendo con las mismas condiciones que había fijado. El que incumplió los acuerdos hasta el momento es el régimen colombiano y no le importó.
Una segunda gran confusión es que este hecho es presentado como un secuestro cuando en realidad se trata de un prisionero de guerra, ya que estamos hablando del militar de más alto rango que en estos 50 años de conflicto armado en Colombia ha caído en manos de cualquier grupo insurgente. Pensemos más o menos como si en el caso de las guerras de invasión que libra Estados Unidosen distintos lugares del mundo, hubiera sido capturado un alto militar de la OTAN o el Pentágono. Algo similar es lo que acaba de suceder y, desde luego, es una bofetada al triunfalismo del ejército colombiano, de las Fuerzas Armadas y el Estado, que prácticamente decían que la insurgencia estaba derrotada militarmente.
Entonces, se quiere presentar como si fuera un vulgar secuestro lo que ha sido un acto de guerra que jamás se ha suspendido en Colombia y donde una de las partes tiene todo el derecho a proceder como lo han hecho las FARC, capturando a uno de sus enemigos, un alto representante de las Fuerzas Armadas que, además, es un militar contrainsurgente preparado en EE. UU., con treinta años de experiencia, con una hoja de vida al servicio del Estado colombiano.
Cuando estamos hablando de una guerra, lo estamos haciendo también en términos de lo que implica en cuanto a violación de los Derechos Humanos, represiones y otro tipo de delitos nunca reconocidos como tales.
A Las Fuerzas Armadas les convendría que Alzate muera o se prolongue su captura
MH: He leído que está prevista la entrega de este militar, que las FARC habrían entregado las coordenadas para devolverlo.
RVC: Hoy se han liberado otros dos militares profesionales que fueron capturados en combate por las FARC hace un par de semanas en un hecho donde el ejército pretendía emboscarlas y en esta ocasión le salió mal, siendo capturados estos dos militares que fueron entregados hoy al Comité Internacional de la Cruz Roja.
Algo similar está programado hacer con el general que fue hecho prisionero, pero este es un hecho que no les cae muy bien a las Fuerzas Armadas empezando por el Ministerio de Defensa.
Hay una ofensiva militar en la zona donde fue capturado el general Alzate. Estamos hablando de un terreno selvático, el Departamento del Chocó, que es una de las zonas más pobres de Colombia y el mundo, donde se han registrado los más altos índices de miseria en el mundo, una zona donde cae agua prácticamente todos los días y paradójicamente ninguno de sus municipios tiene agua potable. Donde hay una desnutrición y analfabetismo generalizados, en un territorio lleno de riquezas.
Esta es una zona donde desde hace muchos años tiene presencia la insurgencia y allí fue donde capturaron al general del ejército colombiano y, por supuesto, ni las Fuerzas Armadas ni el ejército colombianos están dispuestos a facilitar su devolución ya que les convendría que terminara con su muerte o la prolongación de su captura, porque eso les ayudaría a desprestigiar los diálogos.
La extrema derecha del país está tratando de capitalizar este hecho a su favor y lo que dificulta la entrega son los operativos y bombardeos que realiza el ejército colombiano en la zona que se militarizó en los últimos ocho días más de lo conocido, con la presencia de entre 5000 y 7000 miembros del ejército colombiano de todas las fuerzas de aire, mar y tierra, con bombardeos y combates terrestres. Obviamente, en un escenario de guerra de esta naturaleza, resulta muy difícil garantizar la vida de los prisioneros en poder de las FARC.
MH: Hace unos días leía un artículo de nuestro común amigo, el sociólogo norteamericano de izquierda James Petras, que señalaba que si bien por un lado se desarrollan conversaciones de paz en La Habana, los asesinatos de militantes populares han continuado en Colombia.
RVC: Por desgracia es la pura realidad. Cuando hablamos de guerra en Colombia, no lo hacemos de un conflicto estrictamente militar, en términos convencionales, sino que tiene un componente militar y otro social y político que supone perseguir a todos aquéllos que para el establishment representan un peligro, según la Ley anticomunista, el enemigo interior.
Durante los dos años que han cumplido los diálogos de paz, casi no hubo un solo día en que no haya sido asesinado un dirigente campesino, sindical, de Derechos Humanos, estudiante o cualquier persona que tenga un sentimiento anticapitalista, que pretenda luchar por un mundo y una sociedad distintos en Colombia. Esto ha pasado porque además de la guerra estrictamente militar contra la insurgencia, está también la que se libra contra todos aquéllos que puedan representar una alternativa teórica o hipotética al estado de cosas que se vive en nuestro país.
Es sorprendente la cantidad de asesinatos de defensores de Derechos Humanos o de campesinos que reclaman tierras y lo hacen en las condiciones estrictamente legales establecidas por el Estado colombiano.
Los diálogos de paz en La Habana conciernen a todos los colombianos y latinoamericanos
MH: El pasado 15 de noviembre, en la Universidad Autónoma de Colombia, se ha llevado adelante un acto multitudinario con la representación de numerosas organizaciones políticas, sociales y culturales donde se configuró el acta de nacimiento del Frente Amplio por la Paz, la Democracia y la Justicia Social.
RVC: Esa actividad forma parte de distintos esfuerzos de distintos sectores de la sociedad colombiana que plantean que la cuestión de los diálogos de La Habana no es estrictamente privativa de la insurgencia y el Estado colombianos, sino que nos concierne a todos los habitantes de este país y yo diría de nuestro continente latinoamericano. La guerra colombiana no es solo local, ha adquirido una dimensión internacional.
En ese sentido, cualquier esfuerzo por alcanzar una paz digna y honorable para tratar de construir un país medianamente decente, que es lo que se puede en Colombia en primera instancia, es un objetivo absolutamente necesario para tratar de pensar un proyecto diferente en el ámbito político colombiano.
En distintos lugares del país en los últimos dos años, se han realizado diferentes esfuerzos por movilizar a importantes sectores de la población para tratar de concientizarlos sobre la importancia de la paz.
En Colombia el cese del enfrentamiento militar tiene muchos enemigos. En primer lugar estamos hablando que sus Fuerzas Armadas que están entre los quince ejércitos más grandes del mundo, una fuerza de 500.000 personas, incluyendo el ejército y la policía, que tienen un radio de influencia de entre 3 y 4.000.000 de personas. Estamos hablando de una casta militar muy poderosa que se ha nutrido gracias a la guerra. Si ésta finaliza, tarde o temprano, las Fuerzas Armadas tienen que reducirse, cambiar las funciones que han desempeñado en los últimos 60 años y empezar a perder gran parte del poder que tienen y se basa en un presupuesto inflado y dirigido al enfrentamiento militar de entre 5 y 6 puntos del PBI, más elevado que el de Estados Unidos en términos relativos en gastos militares.
Mario Hernandez
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