Para el pensador Noam Chomsky son escasas las oportunidades de sobrevivir si no actuamos
El filósofo estadunidense advierte sobre la necesidad de promover una educación que fomente la crítica y el pensamiento
La necesidad de una educación que promueva la crítica y el pensamiento frente a otra que forma personas obedientes, una comparación entre el 11 de septiembre de 1973 en Chile y esa misma fecha en 2001 en Nueva York, y la afirmación de que el modelo económico actual está explotando, pero más importante que eso, la destrucción del planeta por los seres humanos, son algunos de los temas que el académico y activista social estadunidense Noam Chomsky trató durante la videoconferencia que se realizó este viernes en el contexto del último día de sesiones del coloquio La izquierda mexicana del siglo XX: trazos y perspectivas.
El encuentro empezó el pasado lunes con invitados nacionales y extranjeros, y este viernes las ponencias fueron Conflictos armados, revueltas, memorias de luz; La imagen en movimiento como subversión y Sonidos de la resistencia.
El día comenzó con el diálogo entre Chomsky y el coordinador del coloquio, Aki Itami Ramírez; el asesor del coloquio, Rodrigo Fernández de Gortari, y el catedrático y filósofo Lutz A. Keferstein, quien trajo a la mesa una pregunta planteada en otro momento por el monero de La Jornada Rafael Barajas, El Fisgón: ¿Qué debe pasar para que esta economía explote?
Bueno, ya está explotando, dijo Chomsky. Su imagen a través de una pantalla, su voz casi inaudible por el ruido de la transmisión. Pero explota a una velocidad que para nosotros no es perceptiblemente rápida, se escuchó en la traducción.
Se puede ver que esta burbuja está explotando porque desde la llegada del neoliberalismo y el abandono de las políticas económicas sociales, en los países donde se ha aplicado ese modelo, principalmente en América Latina, que en los 80 fue la región que más se interesó en estas políticas, que más las estudió, y sus naciones sirvieron como laboratorio de experimentación de estas políticas, ha cesado el crecimiento económico.
Sin embargo, aquellos países que más se vieron afectados ya comenzaron a tratar de descifrar qué es lo que pueden cambiar, y Latinoamérica ha empezado a salirse de estos modelos, excepto México, que ha tenido una de las tazas de crecimiento más bajas del continente. En el sur, con países como Ecuador o Brasil, no han sido ciento por ciento exitosos, pero sí han tenido algo de éxito en liberarse del control que tienen el FMI o los sistemas financieros internacionales. Por primera vez las naciones latinoamericanas empezaron a trabajar juntas, a integrarse, que era requisito para la independencia y para liberarse del control imperialista; este es un desarrollo muy importante y hemos visto ejemplos bastante significativos.
En este contexto, la decisión de Washington de reactivar relaciones con Cuba no fue para sacarla de su aislamiento, sino para que Estados Unidos no quedara completamente aislado.
“No podemos predecir cuándo va a explotar esta burbuja, no podemos predecir nada. Sin embargo, lo político y económico son cuestiones académicas: hay una crisis todavía más grande, que es la que nos va a destruir a todos a menos que se haga algo al respecto: la crisis ambiental.
“Es una situación muy peligrosa; todos los días hay información científica nueva acerca de su gravedad. Nos queda muy claro –a casi todos los científicos y los que están poniendo atención– que si la mayoría de los combustibles fósiles no se dejan en la tierra, la posibilidad de que podamos sobrevivir es muy escasa.
“Actualmente, la destrucción de las especies está en un nivel similar al de hace 65 millones de años, y muy cercana a la gran extinción, cuando un asteroide golpeó la Tierra y causó la extinción de los dinosaurios, lo que permitió el desarrollo de humanos y mamíferos, pero fue una época de gran destrucción de las especies. Estamos en la misma situación, sólo que ahora los humanos somos ese asteroide que causa la destrucción.
Si no se soluciona esta crisis ecológica rápidamente, entonces las otras preguntas simplemente van a desvanecerse.
Otra de las preguntas fue cómo descolonizar la educación para crear un mundo más equitativo. Al respecto, el pensador y crítico estadunidense habló de la necesidad de un modelo educativo en el que se enseñe a los alumnos a pensar, a resolver problemas, a investigar, en lugar de obligarlos a memorizar como parte de un modelo educativo al que llamó bancario, que lo único que genera son personas obedientes que se unen al ejército o para formar parte de los procesos de producción en serie, adoptando la postura que se les diga.
El modelo descolonizante, apuntó, representa un fuerte problema para la derecha, porque genera personas independientes.
La última pregunta fue acerca del 11 de septiembre de dos años diferentes: el de 1973, con el asesinato del presidente socialista chileno Salvador Allende y la instauración de la dictadura, y el de 2001, con los atentados al World Trade Center en Nueva York en el que murieron 3 mil personas.
Subraya Chomsky: Matar 3 mil personas no es algo pequeño; 3 mil personas es el número de asesinatos de la campaña antiterrorista de Obama, que es la más grande en la historia, matando a personas que eran sospechosas de agredir a Estados Unidos. Así que el 11 de septiembre es un asunto serio, pero en el sur fue un evento aún más serio, porque más de 75 mil personas murieron a manos de los regímenes dictatoriales.
“Fue una parte de algo todavía más grande que comenzó en la década de los 60: en 1962 Kennedy cambió la misión de la milicia estadunidense, que de ser una milicia de defensa la utilizó para la seguridad interna, lo que significa que actúa más en contra de su población. Después fue la instauración de la siguiente dictadura neonazi en Brasil, después Chile, también Uruguay y la peor fue Argentina.
Toda esta plaga se dispersó en América Central. Fue un terrible periodo de destrucción, tortura asesinato. Estos eventos tuvieron una importancia histórica muy grande, pero poco discutida en Estados Unidos y Europa por los motivos de siempre: solamente se discuten los crímenes de otros y no los, propios sin importar lo grandes que sean.
Ericka Montaño Garfias
La Jornada
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