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lunes, septiembre 28, 2015
El Papa al rescate del Capitalismo Internacional
La visita del Papa a Estados Unidos fue bienvenida por republicanos y demócratas y elogiada por los grandes medios de comunicación. Con su discurso progre, el pontífice aporta un aire popular a las discusiones en las alturas del régimen político estadounidense y las estructuras de poder internacional.
Durante su discurso en el congreso de Estados Unidos (primera vez en la historia que un Papa da un discurso en el congreso yanqui), Bergoglio repartió regalos para todos. Tanto republicanos como demócratas se quedaron contentos y tomaron las partes del discurso que se alineaban con su agenda. Claro, también había millones de personas viéndolo por internet, por lo que el apoyo a las causas “progre” fue explícito y directo, mientras que los guiños a la derecha republicana fueron más bien vagos.
Así, habló de la necesidad de combatir la pobreza, de no dejar que la política sea dominada por el lucro económico y la especulación financiera, de frenar la guerra en medio oriente. Pero cuando habló de “defender la vida en todas sus etapas” –un espaldarazo a los grupos antiabortistas—continuó la frase señalando la necesidad de abolir la pena de muerte.
No caben dudas de que el posicionamiento público del Papa exhortando a dar solución a problemas urgentes de carácter social es algo inédito. Sus palabras logran dialogar con grandes márgenes de la población estadounidense y mundial que entienden que hace falta un cambio que dé solución a demandas postergadas y sentidas. Al mismo tiempo, su diálogo y el apoyo explícito a la administración Obama expresa una fuerte legitimación del régimen yanqui.
El discurso en la sede de Naciones Unidas siguió la misma lógica. Elogió los “logros de la ONU y su esfuerzo por resolver conflictos y garantizar los derechos humanos”, aunque la institución haya estado envuelta en un escándalo de prostitución infantil y abuso en sus misiones en el Congo, Haití, Liberia y Sudán. Instó a los líderes mundiales a combatir el cambio climático y criticó la política guerrerista de las potencias mundiales en Medio Oriente.
El Papa habló justo antes de la ceremonia de apertura de una cumbre especial de Naciones Unidas para tratar una propuesta de 17 “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, de los cuales la Santa Sede se opuso únicamente a uno: el de “Igualdad de Género”, que busca garantizar el acceso universal a la salud reproductiva y sexual y a derechos reproductivos.
Agua bendita al establishment político estadounidense
El progresismo papal cayó como un bálsamo en la agenda conservadora de la política estadounidense. La editorial del New York Times presentó su aparición frente al congreso como un discurso de una “pasión y delicadeza memorables”, en el que desplegó un “pedido franco y creativo de enfrentar los problemas de la nación y del mundo, algo que el congreso ha evadido repetidamente.” Washington Post publicó una editorial en la misma línea, y manifestó el deseo de que la intervención papal logre penetrar los debates de campaña electoral en cuestiones sociales clave como la de los inmigrantes, que “han sido envenenados por los ataques asquerosos y falsos de Donald Trump hacia los inmigrantes mexicanos.”
Es que el congreso estadounidense está atrapado en una situación difícil de sortear. La agenda del ala más conservadora del partido republicano ha dominado la política de este bloque, que por otro lado posee la mayoría en ambas cámaras. El reciente ataque al programa de salud reproductiva (que incluye la realización de abortos) “Planned Parenthood” es una muestra de esto.
Basado en un video altamente editado, utilizando identidades falsas y en una causa completamente armada por la ONG fantasma Center for Medical Progress (CMP), la bancada republicana votó de forma unánime retirarle todo el financiamiento federal al programa Planned Parenthood. La causa es presentada por el New York Times y The Guardian como un espectáculo completamente armado. Sin embargo, la batalla en el congreso por su desfinanciamiento consiguió la aprobación en la cámara baja y podría llevar a un nuevo cierre administrativo del gobierno el 1ro de Octubre. Las fricciones dentro del partido republicano alrededor de este caso son, además, al menos uno de los factores detrás de la súbita decisión por parte de John Boehner –que tomó ayer por sorpresa a muchos—de renunciar al cargo de presidente de la bancada republicana en octubre.
El fortalecimiento desproporcionado de la derecha del partido republicano, que entre otras cosas ha llevado la actividad del congreso a un punto muerto en numerosos temas, tiene lugar gracias a la distancia cada vez mayor entre la voluntad popular y la casta política gobernante. Por distintas razones, el sistema electoral estadounidense es uno de los más antidemocráticos del mundo. Pero hay un factor determinante en la hipertrofia del ala derecha republicana: el re-trazado de distritos electorales.
Se trata de una práctica conocida como “gerrymandering”, que los republicanos han utilizado extensamente para armar “distritos seguros”, es decir, donde sus candidatos derrotan a los demócratas con holgura. El resultado es que las elecciones definitorias no son las generales, sino las primarias entre candidatos del mismo partido. Quienes aportan los votos suficientes para definir esta instancia electoral son los que conforman la base más reaccionaria del partido, porque son quienes acuden a votar en las primarias en mayor proporción. Es a esta base reaccionaria a quien están dirigidos los ataques contra la Reforma de Salud de Obama, los discursos anti-abortistas, la negación obstinada de algo tan evidente como el “cambio climático” y otras políticas de derecha que dominan la agenda republicana.
Populismo de exportación
La política de Bergoglio de mantener un perfil bajo, pero con un discurso progresivo y mucho más aggiornado que cualquier pontífice anterior a él, ha tenido un efecto revitalizador en una institución como es la Iglesia católica, que se encontraba en un profundo desprestigio y una crisis de seguidores histórica. El Papa Francisco es sin ninguna duda lo que el Vaticano necesitaba.
Su popularidad ha crecido tanto que todos quieren salir en la foto con él. Incluso el autoproclamado “socialista” Bernie Sanders se deshizo en halagos en una bienvenida al Papa pronunciada ante el congreso. Su éxito se convirtió en imagen favorable, suma votos, y además su discurso le calza a la mayoría de los políticos burgueses. Pero algo más. En un contexto de crisis capitalista mundial, con un régimen sacudido recientemente por movimientos anti-sistema como Occupy, los indignados en España, por la primavera Árabe, y ahora aún más desligitimado por la crisis migratoria, la imagen del Papa trae “esperanza”. Crea expectativas y confianza en las instituciones de un régimen descompuesto. Las estructuras de poder mundial dan la bienvenida y utilizan para su beneficio el populismo “made in Argentina” del Papa Bergoglio.
Juan Cruz Ferre
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