jueves, abril 08, 2021

Crece el reclamo por la suspensión de clases presenciales

No sorprende el crecimiento de los reclamos para poner marcha atrás en la ‘presencialidad’ escolar. Por medio de las redes y los contactos personales, sea en las escuelas o en forma virtual, se vienen constituyendo “comisiones por la suspensión de la presencialidad”, en los más diversos distritos de todo el país. La decisión de alumnos y docentes del Nacional Buenos Aires, disintiendo con las direcciones sindicales universitarias, es emblemática. Es que todos los trabajadores advierten que el recrudecimiento de la pandemia no pasará de largo de las escuelas, e incluso que la apertura escolar la ha promovido, sea en las aulas o en el transporte. 
 Así como ocurre con los números globales de infectados, que se encuentran subestimados por las ausencias de tests, la propagación del virus en la comunidad educativa es mucho más alta que la que ofrecen los gobiernos. El súbito interés que manifiestan por la educación aquellos que la han sub-financiado durante décadas, disimula mal el propósito fundamental que la anima: incentivar lo que se denomina ‘actividad económica’, en la cual se incluyen los pagos de la deuda pública, el aumento exponencial de las Leliq, los subsidios y las exenciones impositivas a grandes empresas. Lo que impide el sostenimiento de la población trabajadora, de los autónomos y la pequeña industria y comercio, no es sino la defensa de los intereses del capital financiero. Contradictoriamente, sin embargo, allí donde la pandemia salió de control, estos mismos intereses económicos se resignan a los ‘lockdown’, porque, de todos modos, la escala de contagios y muertes paraliza la ‘actividad económica’ que pretenden defender. Francia y Alemania, para citar a los principales, se han visto obligados a ‘retornar’ al ‘confinamiento duro’ y cese escolar. El virus ha lanzado un desafío existencia a la organización capitalista de la sociedad, porque demuestra que las condiciones de su funcionamiento son incompatibles con la defensa de la salud y la vida de la fuerza de trabajo. La obscena lucha por el control del mercado mundial de vacunas, incluido el acaparamiento y el boicot político de unos y otros, es la última expresión de este irracionalismo histórico. 
 Existe, asimismo, otra falacia social y política, la que asegura que la población violenta las normas recomendadas y prefiere el jolgorio, y también el trabajo, a la vida. Pero la sociedad ha sido librada al capricho de los dioses por parte del estado que debiera operar como su articulador general. Frente a la amenaza, el estado renuncia a su representante de “la sociedad en general”, y muestra su inconfundible carácter privado. Blanqueo de dinero para la construcción, supresión del IFE para los sin trabajo. Es inevitable que cada ciudadano reaccione, en estas condiciones, de una manera ‘individual’ o ‘desordenada’. Cuando, sin embargo, nos organizamos en escuelas, organizaciones obreras y piqueteras, o sea en forma colectiva, sustituyendo en el límite al estado que ha abdicado de sus funciones, se nos dispara con munición gruesa desde todos los ámbitos del poder político y económico. 
 Al momento, se contabilizan 15 docentes fallecidos por covid-19 en todo el país. La provincia de Jujuy encabeza el ranking con siete trabajadores de la Educación que han perdido la vida. Las otras provincias que registran fallecimientos son Capital Federal, la Provincia de Buenos Aires, Misiones, Salta y Tucumán. Los “protocolos” que elaboró el Estado, con el aval de la eterna burocracia sindical, demuestran su incapacidad para contener la propagación de un virus (y sus nuevas cepas) que se caracteriza por transmitirse de manera aérea. 
 Pese a toda esta evidencia, Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta acordaron recientemente en “mantener las escuelas abiertas”. Las patronales -encabezadas por la UIA- aplauden para no tener pagar las licencias de los trabajadores que deben cuidar a sus hijos. Le llaman el “costo covid”. Nunca hubo ningún interés de tipo educativo, ni pedagógico, ni de “socialización”, como se pretende. Las restricciones en los horarios nocturnos, no tienen punto de comparación con la circulación que genera el sistema educativo. Una ‘socialización’ educativa que ignora el desafío colectivo es un embuste; los niños y los adolescentes necesitan entender el carácter de este desafío humanitario, no que se lo encubra con una ficción de ‘neo-normalidad’. 
 Los gobiernos y las grandes patronales no podrían ir muy lejos sin el concurso CTERA y sus congéneres. La pandemia ha puesto al desnudo con mayor crudeza el poder arbitrario de los sindicatos integrados al estado. El aval a los “protocolos” y la firma de la paritaria docente (sin mandato) ha sido respondido con paros y acciones en 16 provincias. 
 Entre la docencia se empieza a desarrollar un colectivo llamado “Docentes contra la presencialidad en pandemia”. Exige que el Estado garantice la Educación Virtual y la vacunación universal. En distritos importantes, como La Matanza, Lanús, Morón, Almirante Brown y Mar del Plata, y en la Ciudad de Buenos Aires, se encuentran los más activos. Relevan y difunden los contagios de las escuelas, realizan petitorios y recorridas de escuelas. 

 Mariano Hermida: militante de Tribuna Docente (Tendencia). Delegado e Integrante de la comisión directiva de SUTEBA La Matanza. Referente de “Docentes contra la presencialidad en pandemia” 

Nota publicada en perfil.com el 7-4-2021

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