La primera vuelta electoral dejó mejor posicionado a Arauz, quien obtuvo poco más del 31% de los votos, contra casi el 20% de Lasso. El banquero ha sumado ahora el respaldo de siete ex candidatos, pero el único relevante es Xavier Hervas, de Izquierda Democrática, quien sacó el 16% en la primera ronda. De todos modos, se trata de un apoyo individual, puesto que su partido no respalda oficialmente a ninguno de los dos candidatos. En tanto, el referente de Unión por la Esperanza cosechó la adhesión de Isidro Romero (del Partido Avanza, que obtuvo el 2%). Sectores del correísmo han agitado denuncias en los últimos días sobre la posibilidad de un fraude para favorecer a la derecha (Página 12, 8/4).
En tanto, la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador), cuyo brazo político, Pachakutik, quedó fuera del ballotage debido precisamente a un fraude electoral, hizo un llamado al voto nulo. Lo resolvió una asamblea con mil representantes, el 10 de marzo, pero el consejo de gobierno de la entidad debió salir a ratificarlo en estos días, dado que algunos referentes de la central hicieron llamados a votar por Arauz o insinuaron la posibilidad de votar por Lasso. El caso más importante es el de Jaime Vargas, quien fue destituido como presidente de la Conaie tras participar de un acto junto al candidato de Unión por la Esperanza en Sucumbíos. El planteo político adoptado por la Conaie expresa un cambio con respecto al ballotage de 2017, cuando sus referentes habían llamado a votar por Lasso, en nombre de derrotar la “dictadura” de Rafael Correa.
La Conaie emprendió tras el fraude electoral una serie de movilizaciones, pero fue una reacción tibia. Su candidato, Yaku Pérez, ya había anticipado que “no quiero que por causa del CNE [Consejo Nacional Electoral, que convalidó el fraude] tengamos un levantamiento” (La Nación, 11/2).
Esta tónica conciliadora marcó la propia campaña de Pachakutik durante la primera ronda, defendiendo expresamente la dolarización, en sintonía con la política que viene sosteniendo mayoritariamente la burguesía ecuatoriana. Recordemos, por otra parte, que durante la rebelión de 2019, la Conaie desmovilizó apenas se dio marcha atrás en la anulación de los subsidios al combustible, con lo que le perdonó la vida a Lenín Moreno. Si fuera válido el planteo del voto nulo, debiera estar asociado a un programa superador respecto al que plantea la Conaie que parta de la ruptura con el FMI, la triplicación del presupuesto de salud, la nacionalización del comercio exterior y los principales recursos naturales.
El próximo período político en Ecuador estará marcado por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que suscribió el actual presidente Lenín Moreno, quien recibió un auxilio económico para sostener a flote su gestión, a cambio de un severo plan de ajuste que recaerá principalmente sobre su sucesor.
Arauz se ha limitado, en este aspecto, a plantear una renegociación. Propone, por ejemplo, que “no se aplique la reducción de gasto público a una velocidad tan tremenda” (Infobae, 8/4). Es una línea de suavización del ajuste, no de ruptura.
Ambos candidatos se han disputado el respaldo del imperialismo en la campaña. Se reunieron el mismo día con el embajador de Estados Unidos en el país. El candidato del correísmo buscó darle a su campaña una tónica izquierdista, con críticas al gobierno de Lenín Moreno y al derechismo de su contrincante, pero en simultáneo se entrevistaba con autoridades del FMI y llamaba a “fortalecer la dolarización con el apoyo de Estados Unidos y los organismos internacionales”.
Todo esto redobla la importancia de que el movimiento obrero e indígena sostenga una posición política independiente, que le permita enfrentar en mejores condiciones la etapa convulsiva que se avecina, marcada por la crisis económica, social y sanitaria.
Prensa Obrera
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