Aunque esta semana se espera el arribo de 5 millones de dosis de las vacunas Sputnik V y Sinopharm, el ritmo de aplicación sigue siendo un importante limitante para dar un salto en la campaña de vacunación. Lo cierto es que este continúa en bajada: en los últimos 7 días disminuyó un 9% en comparación al periodo anterior.
El promedio está muy por detrás del pico de 389.924 administraciones diarias el 4 de junio. Después de eso se ubicó por encima de los 300 mil para luego descender nuevamente, hasta alcanzar menos de 250 mil inoculaciones diarias esta última semana. Hay algunas provincias con mayor descenso, como Córdoba (64%) y Tierra del Fuego (54%), seguidas por la provincia de Misiones (43%), Mendoza (36%), Entre Ríos (32%), Catamarca (30%), Santa Cruz (21%), Santa Fe (17%), Chubut (13%), Río Negro (11%), CABA (9%), Corrientes (8%), Buenos Aires (5%) y Chaco (1%).
Evidentemente, la llegada de más y más dosis cambió el panorama de la inmunización. Hace un mes, cuando los cargamentos comenzaron a llegar sucesivamente, el gobierno tenía la excusa de que la tardanza era “esperable” por el trabajo que requiere adecuar la matriz de la logística. En ese entonces, a inicios de junio, el stock era de aproximadamente 2 millones de dosis.
Hoy ese stock llega a más de 5 millones, teniendo en cuenta el cargamento que llegó ayer de Rusia, con 709 mil dosis del componente 1 y 2: 4.468.658 distribuidas y 777.739 para enviar a las provincias. El gobierno no ha podido eliminar o, al menos, reducirlo. Es llamativo porque, mientras Vizzotti reúne nuevamente a su comité de expertos debido al alza en los casos, el alto número de muertes y los esquemas de vacunación, el gobierno retrasa la campaña de inmunización porque, para colocar los recursos necesarios, sería necesaria una inversión que chocaría con el ajuste sanitario en curso.
La cuestión de la vacunación cobra doble importancia en este contexto. Primero, porque en otros países se ha visto cómo los esquemas incompletos generan menor inmunidad frente a las variantes del virus, particularmente frente a la Delta, que en algunos casos reduce la protección a un 33% con una sola dosis. Así, en gran parte del planeta se están discutiendo las terceras olas y rebrotes que vendrán de la mano de las actuales y próximas mutaciones.
En segundo lugar, porque en Argentina están subiendo nuevamente los casos, luego de una segunda ola extremadamente virulenta, que se cursó con contagios rozando los 40 mil diarios y de la cual aún se ven las consecuencias. Las muertes, por ejemplo, desde la primera semana de mayo mantienen un promedio por encima de las 400 diarias, con picos que llegaron hasta las 800.
Este fenómeno, el de batir récords en términos de contagios y muertes, se observa en toda América del Sur y está consagrando al continente como el epicentro de la pandemia, con 323 casos diarios por millón de habitantes frente a los 40 de América del Norte, 59 de Europa y 29 en Asia. Argentina, Brasil y Colombia están atravesando niveles de incidencia de Covid nunca antes vistos, y Uruguay y Paraguay se caracterizan por tener la mayor cantidad de muertes nuevas por millón a nivel mundial.
Los expertos refieren que la baja de casos en los continentes mencionados está dada por el avance en la vacunación, más acelerada que la aparición de nuevas variantes, cosa que no sucedió en América Latina donde las cepas le ganaron a la inmunización. En noviembre del año pasado inició la subida, con un piso de 95 casos, y por estas semanas es incapaz de bajar de los 300 diarios. Por esos meses comenzó también a separarse del resto de las naciones del mundo con respecto a la vacunación: mientras estos avanzaban, los países latinoamericanos quedaron relegados debido a su incapacidad para competir en el mercado mundial y la monopolización de las dosis por los países imperialistas.
Argentina aporta su grano de arena con un aumento del 17% de contagios en 20 provincias. El ritmo de la vacunación no estaría dando resultados para ponerle un freno al avance del virus, al menos no a esta velocidad de inoculación. La necesidad de poner en pie la logística y los recursos económicos y materiales está a la orden del día, especialmente en vistas de que todavía falta inmunizar al 50% de los adultos, y muchos necesitan también la segunda dosis. Pero también reforzando el sistema de salud para cuidar a aquellos que no llegaran a la vacunarse antes de la tercera ola, con un aumento presupuestario, de recursos y de personal para evitar el colapso sanitario, de la mano de test masivos que permitan aislar y frenar rápidamente la aparición de cepas más virulentas.
Lucía Cope
No hay comentarios.:
Publicar un comentario