lunes, junio 14, 2021

Pandemia, elecciones y lucha de clases


La campaña, bajo la sombra del Covid-19. 
Panorama político de la semana. 

 El país superó esta semana los 85 mil fallecidos por coronavirus y hay casi 340 mil casos activos. El viernes hubo 689 muertos. Es una catástrofe social que no debe ser familiarizada. 
 Pese a que la ocupación de camas de terapia intensiva ronda el 80% en el Área Metropolitana y a que los casos diarios, más allá de una leve disminución, se mantienen muy altos (un promedio de 8.700 en la última semana), los gobiernos de Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta han decidido relajar aún más las escasas restricciones sanitarias. 
 El punto más notable de esta desidia sanitaria se ve en el área educativa. Kicillof dispuso el regreso de las clases presenciales en los distritos del Gran Buenos Aires, mientras que Larreta ha decidido que todo el nivel secundario pase a la bimodalidad. El gobernador bonaerense alega que en el Gran Buenos Aires hay 400 casos cada 100 mil habitantes, lo que habilitaría un cambio de fase en el semáforo epidemiológico. Pero de acuerdo a la plataforma DataSet del Ministerio de Salud, casi ningún distrito de los que vuelven a las aulas está por debajo de los 500 casos cada 100 mil habitantes (La Nación, 12/6). 
 El apresuramiento para volver a la presencialidad no tiene motivaciones pedagógicas. Daniel Sierra denuncia en un artículo publicado este sábado en Prensa Obrera la falta de personal y condiciones edilicias en los establecimientos bonaerenses, que es parte de un vaciamiento educativo de larga data por parte de los sucesivos gobiernos, que privilegian el pago de la deuda externa y los negocios empresarios. Además, Sierra subraya otro dato importante: el 35% de los docentes no recibió ni siquiera una dosis de la vacuna. La rabiosa campaña por la presencialidad, a costa de la salud y la vida de los docentes, en medio de un desfinanciamiento crónico, revela que las escuelas son concebidas como guarderías, depósitos de niños para no perturbar el metabolismo capitalista. Este viernes, los Sutebas combativos y Ademys pararon para denunciar la crisis educativa. 
 Como parte del relajamiento de las restricciones, en Capital se rehabilitarán shoppings, cines y teatros. El lobby patronal hace su efecto. Pero la pandemia requiere otro abordaje, que parta de la salud de los trabajadores. En base a ello, se debe centralizar el sistema sanitario y se tienen que establecer las restricciones y protocolos que sean necesarios, garantizando las condiciones materiales que permitan sobrellevar las medidas de aislamiento social (seguro al desocupado, prohibición de despidos). Y, por supuesto, hay que asegurar la vacunación masiva de la población, que hoy avanza tortuosa y desigualmente, a nivel global, como fruto de las trabas que impone la dominación de los grandes pulpos farmacéuticos y del acaparamiento por parte de las potencias imperialistas. En nuestro país, gobierno y oposición se enfrentan debido al alineamiento con diferentes grupos empresarios (unos con AstraZeneca y ciertos grupos de la burguesía nacional, otros con Pifzer). Aquí también es preciso otro enfoque, que parta de la abolición de patentes y la estatización de la industria bajo control de sus trabajadores. 

 Elecciones 

Es indudable que la pandemia marcará la campaña electoral que se inicia, lo mismo que la crisis económica y social, con una inflación en ascenso que castiga los bolsillos de los explotados y una pobreza que alcanza al 40% de la población. La elección enfrentará a dos bloques (Frente de Todos y Juntos por el Cambio) que como señala el editorial de Eduardo Salas del último jueves, “coinciden en la orientación central: el ajuste y el acuerdo con el FMI y los acreedores. En todo caso difieren en cómo hacer pasar la cicuta a las masas trabajadoras”. Esa coincidencia de fondo no exime los choques políticos y de camarillas, que surcan a las dos coaliciones y se expresan en una fuerte puja por las candidaturas. Daniel Rapanelli brinda en un artículo de este jueves un panorama de esta pelea en la provincia de Buenos Aires. 
 Calentando los motores del proceso electoral, la provincia de Misiones fue a las urnas el domingo pasado. La Renovación, una fuerza provincial aliada de todos los gobiernos nacionales del último período (macristas y pejotistas), ganó cómodamente las legislativas, con casi el 47%, pero sufrió un retroceso en la cantidad de votos. Juntos por el Cambio y el kirchnerismo, aliado al Partido Agrario y Social (PAyS), mejoraron sus guarismos, pero quedaron a más de veinte puntos del ganador. El Partido Obrero hizo una elección destacada, alcanzando casi un 4% para la diputación provincial y superando el 10% en algunos municipios. En la localidad de Colonia Victoria se alzó como segunda fuerza, con el 25%. Pese a la fraudulenta ley de lemas, el partido quedó a escasos 3 mil votos de entrar en la cámara.
 Ante el cuadro político nacional, el PO está planteando la necesidad de un congreso del Frente de Izquierda-Unidad para desarrollar una agenda de lucha y definir un programa para que la crisis la paguen los capitalistas: no pago de la deuda externa, ruptura con el FMI, nacionalización de la banca, del comercio exterior y de los recursos naturales bajo control de sus trabajadores. Dicho congreso debería abordar también la organización de la lucha electoral, incluyendo sus ejes y candidaturas. El Frente de Izquierda Unidad tiene el desafío de enfrentar la falsa polarización entre dos bandos patronales. 

 El sindicalismo combativo 

Como parte de las luchas que recorren la Argentina, este viernes tuvo lugar una importante jornada del sindicalismo combativo. Las organizaciones (entre ellas el Sutna, AGD-UBA y la Unión Ferroviaria Haedo) confluyeron en Plaza de Mayo por la tarde, con actividades previas de tercerizados ferroviarios y telefónicos por el pase a planta y contra los despidos (reprimidos en Puente Pueyrredón); de compañeros y compañeras del programa Potenciar Trabajo que marcharon a Desarrollo Social por aguinaldo y vacunas (organizada por la Unidad Piquetera, que integran entre muchos otros el Polo Obrero y el Frente de Lucha Piquetero); la docencia (Ademys y Sutebas multicolores) que paró y se concentró frente al Ministerio de Educación; y las trabajadoras de casas particulares que marcharon al Ministerio de Trabajo contra un acuerdo salarial a la baja que las autoridades están cocinando junto a sindicatos burocráticos. Toda la jornada marcó un contraste con las distintas alas de la CGT y la CTA, que son tributarias del gobierno. 

 ¿De dónde venimos? 

Como apostilla final, sabido es que causaron un gran escándalo esta semana los dichos de Alberto Fernández acerca de que los argentinos vienen de los barcos, a diferencia de mexicanos y brasileños, que provendrían de los indios y la selva, respectivamente. Además de la falta de rigor histórico, el presidente confundió -a la hora de citar- al escritor Octavio Paz con el gran Litto Nebbia, quien acuñó la expresión en una bella canción de 1982 que precisamente se titula “Llegamos de los barcos”. En boca no de un artista, sino de un jefe de Estado, el planteo abona la política estatal de negación del genocidio indígena, como muestra un artículo de Juan García publicado este jueves. 
 El comentario presidencial relegó a un segundo plano la visita del presidente español Pedro Sánchez, quien expresó su aval al gobierno en las negociaciones con el FMI y el Club de París. Pero aún más, opacó que ese apoyo no ha sido gratuito. Sánchez arribó con una comitiva de grandes empresarios, incluyendo directivos de Telefónica, BBVA, Banco Santander, Indra, todos ellos con importantes negocios en el país. Esas compañías que hicieron, en las últimas décadas, su propio desembarco. 
 Buen domingo. 

 Gustavo Montenegro

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