El triunfo de los “moderados”.
Las elecciones primarias que tuvieron lugar este domingo, donde se eligieron los candidatos que van a representar a las coaliciones Chile Vamos y Apruebo Dignidad en las presidenciales de noviembre, tuvieron dos notas distintivas: un alto índice de participación en relación a las primarias presidenciales de años anteriores, convocando a más de 3 millones de electores; y resultados sorpresivos, ya que triunfaron candidaturas que no eran las “favoritas” y que, por lo tanto, no encabezaban las encuestas. Por el conglomerado de derecha Chile Vamos, donde competían 4 precandidaturas, se impuso Sebastián Sichel (independiente) con un 49,08% sobre Joaquín Lavin (Unión Demócrata Independiente, UDI) que quedó muy atrás con un 31,45%. En el caso de la coalición izquierdista “Apruebo Dignidad” se alzó con el triunfo Gabriel Boric (Convergencia Social-FA) con 60,43%, superando por más de 20 puntos porcentuales a Daniel Jadue (PC), que sacó 39,57%.
Los resultados fueron bien recibidos por el sector empresarial y financiero que ven en la consagración de candidaturas “moderadas” una señal que “disminuye la sensación de riesgo, ya que la ciudadanía entregó una señal de moderación, pues demanda cambios, pero conciliándolos con estabilidad política y económica” (El Mercurio, 19/7).
La derrota del PC en manos de Boric
En términos programáticos las diferencias entre los contendientes de Apruebo Dignidad no eran significativas y, pese a sus referencias a las “grandes transformaciones que Chile necesita”, lo cierto es que sus programas políticos se erigen en guardianes de los intereses capitalistas, ya que las reformas planteadas dejan en pie el poderío de la burguesía. En el caso del PC, no alcanzaron las garantías al capital ofrecidas, ya que su política conservadora permitió en todo caso que el FA se fortaleciera como alternativa. Entre opciones con planteos programáticos similares, Boric emerge como la mejor alternativa para la clase capitalista, con lazos mejor aceitados con los partidos del orden de los 30 años, en particular con el PS como quedó demostrado en los alineamientos de estos sectores hacia adentro de la convención constituyente.
La candidatura de Daniel Jadue no logró movilizar a su favor a lxs independientes -pese a los guiños que dirigieron a este sector- y tampoco a las bases de los partidos de la ex concertación como pretendieron. En el caso de estos últimos, en todo caso, el votó fue capitalizado por el FA.
El escenario político que se planteó en Cuba fue un factor que también operó en forma negativa en la candidatura de Jadue que pretendió presentarse como una expresión de la rebelión del pueblo chileno, pero su alineamiento con la burocracia gobernante cubana y no con los reclamos populares que se expresaron en las movilizaciones lo dejaron expuesto como defensor de la política de la restauración capitalista en dicho país.
¿Qué representa el triunfo de Sichel para la derecha?
Antes que nada se trata de la expresión de las disputas internas que tienen lugar en la derecha que llega a estas elecciones tras derrotas electorales significativas. A nadie escapa que se trata de una candidatura que fue diseñada e impulsada desde La Moneda y, por lo tanto, representa la continuidad del piñerismo que siempre miró a Joaquín Lavín (el candidato de la UDI) con desconfianza. Candidatos sobraban en la coalición Chile Vamos y sin embargo ciertos sectores de la derecha tradicional jugaron sus recursos a levantar una figura que no pertenece a ninguno de los partidos que la integran.
Con un candidato que se presenta como un “recambio generacional” del sector y por fuera de sus estructuras partidarias tradicionales, la derecha pretende llegar a una eventual segunda vuelta, desafío que, a juzgar por las derrotas electorales que acumula, lo tienen cuesta arriba.
Las perspectivas a la luz de los resultados de las primarias
Todavía quedan por definirse las candidaturas que levante el espacio de la ex concertación que tiene una candidata oficial, Paula Narváez (PS) y una extraoficial, Yasna Provoste (Democracia Cristiana). Los resultados del domingo ponen en serias dificultades a este conglomerado ya que el mejor escenario para la candidatura de la demócrata cristiana era uno que se presentara polarizado por las figuras de Lavín y Jadue, pero corrido hacia el centro el escenario, su principal capital -como articulador parado en el centro- queda totalmente desdibujado.
Pero además hay que considerar si el sector de independientes, particularmente el que se encuentra congregado en la Lista del Pueblo, presenta candidaturas propias a las presidenciales y las legislativas, como lo indicarían las declaraciones vertidas por sus referentes en este sentido.
Los resultados de las primarias presidenciales no cierran el proceso político, al contrario. En el horizonte político cercano hay que considerar el propio desarrollo que deberá atravesar la Convención Constituyente en las próximas semanas.
Olga Aguirre
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