La aparición de la variante Delta en EEUU comienza a generar descalabros en la economía. La variante provocó varios días de inestabilidad financiera en Wall Street ante la incertidumbre que genera acerca de la eficacia de las vacunas y la sustentabilidad de la ´nueva normalidad´.
El NYT indica que “la nueva variante pone en riesgo el tipo de recuperación rápida que ha estado en marcha durante meses. Así como la mayor parte de la economía estaba averiguando cómo volver a funcionar plenamente, esto puede equivaler a arrojar arena en los engranajes” (28/7). Kathy Bostjancic de Oxford Economics dice: “creo que hay que preocuparse por los riesgos macroeconómicos, y nuestra experiencia durante los últimos 18 meses lo ha demostrado” (ídem).
Existen graves interrupciones en cadenas de suministro, especialmente las que dependen de bienes importados de Asia como los microconductores. Éstos vienen de países como Vietnam, Indonesia, Tailandia y Malasia. Se crea un “efecto dominó” en EEUU, ya que la escasez de chips obstaculiza a su vez la producción de automóviles y contribuye a una alta inflación. En muchos casos esto también tiene efectos sobre los alimentos y servicios. Los países que no terminaron de vacunar a su población cierran para tratar de detener la propagación de la variante Delta, que amenaza con empeorar la escasez y los picos de precios (ídem). También queda planteadauna nueva “escasez” de la fuerza de trabajo.
Crece la “ansiedad de los trabajadores”
Así titula el NYT la situación en diferentes lugares de trabajo de EEUU, a medida que la variante avanza. Especialistas “ven una prisa indebida por parte de los empleadores para que los lugares de trabajo vuelvan a la normalidad, ya sea abandonando las precauciones o imponiendo nuevas reglas” (27/7). La “nueva normalidad” choca contra la realidad de la variante Delta. “Algunos trabajadores sienten una creciente sensación de vulnerabilidad con el surgimiento de la variante Delta” (ídem).
La pandemia y la propagación de esta variante Delta más contagiosa y que requiere de un período de tratamiento más extenso, tiene efectos en el suministro de la fuerza laboral en el país. “Los empresarios se han estado quejando de la escasez de mano de obra, y si el riesgo renovado de enfermedad hace que incluso los adultos vacunados se muestren reacios a ingresar o reingresar a la fuerza laboral, esa escasez podría empeorar. Eso es particularmente cierto si las escuelas regresaran al aprendizaje remoto, incluso por períodos breves, lo que dificultaría aún más el trabajo de los padres” (ídem). Un rebrote de la pandemia no es descartado por nadie, e incluso es asegurado por epidemiólogos.
Las autoridades sanitarias analizan aplicar nuevas restricciones, de cara al comienzo de temperaturas más bajas. En algunos estados estas restricciones ya están presentes.
“Muchos empleadores de cuello blanco han estado a punto de traer trabajadores de regreso a las oficinas. Si esos planes cambian debido a la variante, las oficinas y las calles del centro corren el riesgo de permanecer vacías” (ídem). El NYT pone en dudas que el sistema de salud, quebrado y desfinanciado, tenga una eficiente reacción frente a un rebrote.
"Creo que nos apresuramos a volver a la normalidad" (NYT, 27/7), dijo Marc Perrone, presidente de United Food and Commercial Workers, que tiene más de un millón de miembros en alimentación. Mientras Jeff Bezos, el dueño de Amazon hace viajes estelares, “un trabajador de un almacén en Oregón, dijo que había habido una reducción gradual en la seguridad, como la eliminación de barreras físicas para reforzar el distanciamiento social” (ídem). En REI, minorista de ropa, los trabajadores a tiempo parcial que utilicen más días de enfermedad de los asignados están sujetos a medidas disciplinarias y despidos.
Crisis habitacional y ola de desalojos
Según un estudio publicado por el NYT, indica que las deudas de alquileres son astronómicas. El 14,7% de los hogares que alquilan en los Estados Unidos están atrasados en el alquiler. “Este problema es especialmente agudo en 250 condados donde al menos 1 de 5 inquilinos está atrasado. A nivel nacional, la magnitud de la deuda de alquiler es alarmante: se estima que hay u$s 23 mil millones en total pendientes, con alrededor de u$s 3,800 por hogar promedio en mora” (ídem). En algunos estados el promedio no baja del 20% del total de los inquilinos, y en condados de Carolina del Norte, Georgia, Dakota del Sur, llegan a casi el 30%. “Ser negro significa tener aproximadamente el doble de probabilidades de estar atrasado en el pago del alquiler” (NYT, 28/7).
En los 84 condados urbanos más grandes, incluidos Filadelfia, St. Louis y Dallas, los inquilinos enfrentan una factura colectiva de $ 13 mil millones. Casi 300,000 inquilinos deben un promedio de u$s 5,300 cada uno en el condado de Los Ángeles. En la ciudad de Nueva York, más de 400.000 inquilinos deben un total de u$s 2 mil millones. Chicago, Dallas, Houston, Miami, Filadelfia, Phoenix y San Diego muestran al menos 55,000 familias en riesgo de desalojo por falta de pago (ídem).
“Junto a la perspectiva de un nuevo aumento de las infecciones por coronavirus, se vislumbra otra crisis en el horizonte: una ola de desalojos que amenaza a más de seis millones de familias” (NYT, 28/7). Esto es así porque el próximo sábado expira en EEUU la prohibición oficial de desalojos, lo que permitirá a los propietarios iniciar o continuar los procedimientos de desalojos.
El periódico anuncia una “ola de sin techo”, ya que de las ayudas solicitadas sólo se cubre 2 o 5%. Muchos no pueden acceder al beneficio social porque ganan más del tope, lo que indica la profundidad de las deudas y la magnitud de la crisis .
Emiliano Monge
28/07/2021
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