martes, septiembre 02, 2008

Breve historia de los Panteras Negras.


“El descubrimiento de las comarcas de oro y plata en América, el exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del Continente Africano en un coto reservado para la caza comercial de esclavos negros, caracterizan los albores de la era de producción capitalista” Kart Marx (La Génesis del Capital)
Malcolm X muere en 1965, siendo la evolución de su pensamiento en el último año de su vida lo que sin duda propicia su asesinato, abogando en ese periodo por un nacionalismo negro como precondición para constituir una sociedad “sobre la base de la igualdad” (entrevista concedida el 19 de enero de 1965, un mes antes de su muerte.
El Partido de los Panteras Negras lo fundan en Oakland (California), en octubre de 1966, dos jóvenes nacionalistas negros, Huey P. Newton, que tenía entonces 25 años y Bobby Seale, cinco años mayor. La mente guiadora y la personalidad dominante era la de Newton, hijo de una familia numerosa que él definía como de “clase baja, clase trabajadora”.
Al principio los Panteras parecían poco más que otra de las bandas locales de nacionalistas negras, constituidas por su cuenta en un guetto urbano, que proliferaban por doquier. Pero lo que les dio más publicidad fueron sus patrullas armadas que se abría paso por las calles de Oakland.
A principios de 1967 se une a la organización Eldridge Cleaver, antiguo compañero de Malcolm X.
A raíz de un enfrentamiento armado en octubre de 1967, en el que muere un policía, Newton es condenado a 15 años de cárcel.
Desde este singular comienzo, los Panteras Negras se convierten en un formidable movimiento político, que en sus tres primeros años de existencia habían fundado unas 30 organizaciones locales y podrían haber llegado a tener unos 5.000 militantes, aunque este número se redujo sensiblemente a finales de 1969 a consecuencia de la persecución policial.
La Ideología de los Panteras Negras era una amalgama de nacionalismo y un marxismo-leninismo muy peculiar. El punto primero de su programa fundacional de diez puntos, adoptado en octubre de 1966 dice así “Queremos la libertad. Queremos poder decidir el destino de la comunidad negra”
Otros puntos exigen el pleno empleo, la educación y la liberación de todos los presos negros de todas las prisiones.
El punto décimo, el más nacionalista, aboga por un plebiscito supervisado por la o­nU en el que solo participen los ciudadanos negros, para determinar el futuro de la comunidad negra respecto a su destino nacional, pero no determina que pasaría si la colonia negra decidiera mayoritariamente disolver los vínculos políticos que le ligan a los Estados Unidos.
Pero además de en dicho manifiesto fundacional, los principios ideológicos de la Organización se manifiestan en las páginas de su Organo Oficial; The Black panther, semanario de Berkeley, en cuyos primeros editoriales, redactados por Newton antes de su encarcelamiento, se muestra la influencia de Fanon, Malcolm X, Mao Tse-Tung y Fidel Castro.
Para Newton la “Colonia negra de Afroamérica” tiene una misión única y mundial: “El pueblo negro de Norteamérica es el único que puede liberar al mundo, librarle del yugo del colonialismo y destruir la máquina de la guerra”. Ningún otro país puede destruir a ese “munstruo” en tanto que esa máquina siga funcionando, “pero el pueblo negro puede hacer, desde dentro, que funcione mal”. La guerra de guerrillas (guerrillas urbanas) es el método táctico de acción, para instar a las masas con su ejemplo a la resistencia general.
Desde 1967, la ideología de los Panteras negras es un híbrido de nacionalismo negro y revolucionario y lo que ya es un viejo amigo suyo; el marxismo-leninismo. Como resultado de tal mezcolanza no se parece a ningún otro nacionalismo negro ni a ningún otro marxismo-leninismo. Por ejemplo, por la importancia que le da al papel del lumpemproletariado, a quien considera puede incorporar a la lucha.
Una declaración del Jefe de Estado Mayor David Hilliard lelvaba el título de “Disciplina lumpemproletaria frente a reaccionarismo burgues” (The Black Panther, 9 de agosto de 1969).
Esa amalgama peculiar de fragmentos de Frantz Fanon, Malcolm X, Mao Tse-Tung, Ernesto Che Guevara y otros es característico de un movimiento que surgiendo del nacionalismo negro entra en el campo del marxismo.
Así, George Murria dice “Nuestro pensamiento se inspira en Che Guevara, Malcolm X, Lumumba, Ho Chi Minh y Mao Tse-Tung” (The Black Panther, 12 de octubre de 1968).
Huey P. Newton dice: “El hermano Mao lo ha dicho muy bien y seguiremos los pensamientos del Chairman Mao” (The Black Panther, 5 de marzo de 1969).
El Mariscal de Campo Don Cox: “Y aprenderemos de todas las gentes que mantuvieron en alto la luz antes: Marx, Lenin, Stalin, Mao, Fidel, Che, Lumumba y Malcolm. Y aprenderemos de todos aquellos que ahora mantienen la luz en alto: Ho Chi Minh, esos hermanos y hermanas del Al Fatal, esa guerrillas palestinas, esos camaradas en armas de Asia y Latinoamérica” (The Black Panther, 20 de abril de 1969).
Con independencia de las contradicciones intrínsecas de tal mezcolanza, lo que caracteriza a los Panteras Negras es su incuestionable voluntad revolucionaria.
Orgánicamente el partido muestra también una composición híbrida. Está encabezado por un Comité Central, término usado tradicionalmente por el movimiento comunista, pero el número uno de los Panteras es el Ministro de Defensa Huey P. Newton, en la idea de que la dirección máxima ha de residir en el comandante militar, que simultáneamente desempeña el papel de Jefe Político (tesis de Régis Debray).
En la práctica, encontrándose Newton en la carcel y Cleaver (Ministro de Información) en el exilio, los dos líderes principales son el Chairman Seale y Hilliard (un ex cargador de muelle nombrado Jefe de Estado Mayor).
Lo más determinante en la vertiente nacionalista de su ideología es lo concerniente a la liberación nacional, que parte del rechazo enérgico y frontal a la idea mitológica del retorno a Africa, que había sido un lugar común del nacionalismo negro norteamericano, y que ellos despectivamente llaman “nacionalismo cultural”, abogando por la liberación de y en el territorio de los Estados Unidos.
El lado nacionalista de los Panteras Negras hace que destaque la unidad negra, en tanto que el lado marxista-leninista les hace abordar una revolución social, tanto para blancos como para negros.
Al contrario que otros grupos nacionalistas, los Panteras no creen que la “colonia negra” pueda liberarse por si misma. Se dan cuenta de que no podían destruir el capitalismo en instaurar el socialismo en la comunidad negra sin hacer lo propio en la comunidad blanca.
Como dice una declaración programática “Tiene que haber una revolución en el país materno blanco, dirigida por radicales blancos y blancos pobres, y una liberación nacional en el mundo negro, tercer mundo colonial aquí, en Norteamérica. No podemos triunfar en la colonia solo, porque sería como cortar un dedo de una mano. Esta seguiría funcionando ¿Entendéis? No, para vencer al monstruo hay que vencerlo en su totalidad”.
Esto sugiere que los Panteras consideran que la revolución nacionalista negra ha de ser parte, o si se prefiere, ha de ir acompañada de una revolución social blanca más amplia.
A este respecto en el verano de 1969 Newton escribe: “El Partido de la Pantera Negra es el partido del pueblo. Estamos fundamentalmente interesados en una cosa, en liberar a todo el pueblo de todas las formas de esclavitud, con el fin de que cada hombre sea su propio dueño”, y apostilla: “Todos los miembros de la clase trabajadora deben apoderarse de los medios de producción. Aquí, naturalmente, se incluye al pueblo negro”.
En línea con esta tesis en Julio de 1969 patrocinan una “Conferencia Nacional en Pro de un Frente Unido contra el Fascismo” en Oakland (California), del cual slieron comités locales para combatir el fascismo. Pues bien, un 90% de los asistentes a la citada Conferencia eran blancos. Más aún, el Chairman Seale abogó por la creación de un Frente de Liberación Norteamericano compuesto por todos los pueblos de esa nación, hacia la construcción de un partido nuevo “el nuevo Partido de los Trabajadores, o como quieran llamarlo”.
Esta apuesta estratégica influye decisivamente en la dimisión de Stokely Carmichael, que acusa al partido de contribuir a la “sumisión de los negros a los blancos por su alianza con radicales blancos” (The New Cork Times, 4 de julio de 1969).
En agosto de 1969, el lider máximo de los Panteras Negras, Newton, se refiere a la población negra de Norteamérica como una “minoría nacional” e, indiferenciadamente, como una “minoría étnica”, planteando lo inviable de una Norteamérica negra segregada formada por 5 ó 6 estados, vecina de un resto de Estados Unidos capitalista e imperialista.
En cierto modo y con sus contradicciones, los Panteras heredaron el legado ambiguo de Malcolm X, avanzando en la dirección de una revolución social más que en una revolución puramente nacionalista. Al sumar el socialismo al nacionalismo tuvieron que ensanchar sus horizontes haciendo sitio a los blancos en una forma de alianza o coalición.
Llegados a este punto hemos de reflexionar acerca de la importancia de cómo valorar en la Europa de 2008 una experiencia como la de los Panteras Negras en los años 60 del siglo pasado en Norteamérica. Más allá de las evidentes diferencias, derivadas de la circunstancia de que blancos y negros fueron a Norteamérica en condiciones muy diferentes, aunque ambos colectivos reclamaron allí respondiendo a necesidades productivas de expansión y acumulación capitalistas, hemos de convenir que el carácter crecientemente multicultural y multirracial de Europa genera problemas y tensiones que atraviesan lo étnico y lo social.
Las llamadas revueltas de los suburbios de Francia hace pocos años es un fenómeno que debe hacernos meditar sobre tales cuestiones. Si a ello unimos la lumpemproletarización de un sector de la población, derivada de la estructura social capitalista de nuestro entorno geográfico y temporal, unido a una crisis económica que según la mayoría de analistas tan solo acaba de comenzar, que instala en la marginalidad a un sector no solo pero fundamentalmente inmigrante, tal vez debamos analizar como impulsar la transformación social aunando viejas y nuevas contradicciones.

Francisco García Cediel C3-CCPC

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