sábado, septiembre 27, 2008

El Partido Comunista de Uruguay presentado por el diario El País

El Partido Comunista es uno de los sectores con menor caudal electoral del oficialismo, pero tiene un tercio de las bases del Frente Amplio, administra un ministerio de perfil alto y copa la jerarquía del PIT-CNT. ¿Qué piensan los comunistas hoy según el diario El País?

Fueron decisivos para la fundación del Frente Amplio pero hoy están en el último escalón de las fuerzas de la coalición de gobierno. En las últimas elecciones consiguieron dos lugares en el Parlamento pero sólo uno responde al "Partido". En el gobierno tienen un ministerio aunque sus jerarcas están cada vez más alejadas de la interna partidaria.
Por lo visto, los números no están a su favor pero los comunistas uruguayos aseguran que están creciendo. Es que su fuerza es poco visible pero es una presencia que no necesita de los números.
En algún momento las cifras fueron más promisorias. En 1989 el Partido Comunista del Uruguay (PCU) obtuvo su mayor caudal electoral de su historia: 196.000 votos. En las elecciones de 2004, la lista 1001 -integrada además por el Frente de Izquierda Liberación (Fidel) y Cristianos para los Cambios, entre otros grupos- no llegó a los 70.000 votos. Esto les permitió obtener una banca en el Senado -inicialmente ocupada por Marina Arismendi quien, al asumir al frente del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), la cedió al actual secretario general del partido, Eduardo Lorier- y una banca en la Cámara de Diputados que ocupa Doreen Ibarra, representante del Fidel. En las elecciones departamentales el PCU consiguió un edil para Montevideo, y otros 20 a nivel nacional. Su lugar en el gobierno se reduce al MIDES: su ministra (que además lleva uno de los apellidos más representativos del comunismo vernáculo) y la subsecretaria, Ana Olivera, han ocupado lugares de jerarquía en la estructura del PCU.
Es en la interna del Frente Amplio donde su presencia crece. Al menos un tercio de los delegados al Congreso del Frente Amplio responden a la 1001, lo que refleja una fuerte pertenencia a los comités de base. Es en el Congreso donde se elegirá el candidato a la presidencia.
"Cuando uno se afilia al PCU una de las cuestiones es militar, tratar de ser un cuadro. Y en ese sentido si sos un trabajador de determinado sindicato, militar ahí, en tu organización de masas. Como resultado eso da una importante presencia de nuestros camaradas en los distintos gremios", explicó Lorier.
Los principales interlocutores del PIT-CNT -dirigentes como Juan Castillo, Marcelo Abdala o Jorge Bermúdez- responden al "Partido".
"Tenemos un grado de incidencia importante, tal vez política e ideológicamente de las más importantes", opinó Castillo. "Pero es lógico porque este partido no se forma en otro escenario más que en la clase obrera. La ideología que asumen los comunistas es la de la clase obrera", agregó. De hecho el primer estatuto del partido señala que el PCU "defiende los intereses de los trabajadores, del pueblo y de la nación".
Aunque ellos prefieren ser discretos sobre la cantidad total de afiliados (estiman que tienen 20.000 carnés entregados), algunos números ilustran su fuerza. En las últimas elecciones 67.240 personas votaron a la 1001, integrada mayoritariamente por el PCU. Su semanario El Popular tiene un tiraje superior a los 5.000 ejemplares.
"Hoy los militantes comunistas son la mayoría en los congresos del FA, en sus comités de base, en sus coordinadoras, en su plenario nacional. No es porque volcamos más militantes que antes. Es porque los demás sacaron militantes de allí", opinó Castillo.
Vigilante del gobierno. Así el PCU parece estar tranquilo en su posición. "A nivel parlamentario tenemos poco peso, pero desde el punto de vista de la sociedad uruguaya tenemos un peso importante que está en otros ámbitos. Somos la minoría mayor de nuestro partido", dijo Lorier. Y como tal, son los que mantienen mayor recelo acerca del rumbo actual del gobierno. "No estamos de acuerdo con los que dicen que todo va bien. Vemos una enormidad de cosas positivas y decimos que este es el mejor gobierno en decenas de años, pero también hay zonas de retraso, incoherentes y lo manifestamos derechamente, como corresponde", añadió el senador.
Durante la votación para autorizar a la Armada a participar de la Operación Unitas, sólo el Partido Comunista tomó distancia del gobierno en la discusión que se dio en el Senado. Luego, en la votación para aumentar el contingente militar en Haití, Lorier argumentó en contra, a pesar de tener que votar a favor por resolución de la bancada frenteamplista. La ministra Arismendi se negó a firmar el proyecto del Ejecutivo.
Además la fuerza integra la Coordinadora que trabaja para la anulación de la Ley de Caducidad, una posición encontrada con el gobierno, y fue una de las primeras en rechazar un posible Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Arismendi rechazó la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a quien calificó de "genocida". El estadounidense fue recibido con reverencia por el gobierno y el presidente Vázquez se paseó con él por el césped de la estancia Anchorena. Arismendi quedó fuera de la lista de invitados.
Esta semana también criticaron el proyecto de ley de Educación del gobierno considerando que incluye "elementos regresivos", "contraviene la autonomía" de la enseñanza e inlcuye "condicionantes represivas de la agremiación estudiantil".
"Se decía que el partido se arrogaba el papel de fiel de la balanza o que era el que mantenía el romanticismo con la etapa anterior. No es nuestra intención. Tampoco estamos marcando perfil. Pero somos concientes de que en esto el conjunto de los compañeros del Frente Amplio ha cambiado el discurso. Entonces es problema de ellos, no nuestro", opinó Castillo.
Hoy los dardos comunistas apuntan a la política económica. Cambios en la reforma tributaria y un mayor acercamiento hacia los países de la región (por oposición a los tratados con Estados Unidos) es lo que reclaman. "Somos partidarios, y lo decimos sin ningún tipo de tapujo, del ALBA. De esa organización donde los vínculos son más estrechos entre los países", agregó Lorier. Temas como el pago de la deuda externa, la importancia dada a la inversión extranjera y hasta el tratado de inversiones firmado con Estados Unidos (TIFA) todavía les preocupa. "Creemos que la política económica tiene dos o tres cosas que afectan la posibilidad de desarrollo del país productivo. El pago riguroso de la deuda nos achica la posibilidad de inversión. No decimos dejar de pagarla, sino renegociarla. Tampoco abrir las puertas a la inversión extranjera nos va a producir el desarrollo. Si sacamos reservas o utilizamos el Fondo Bolívar se podría también, pero no se quiere", opinó el edil por Montevideo e integrante del Secretariado del PCU, Carlos Tutzó.
Por esto, aunque el PCU todavía no ha definido de forma orgánica qué nombre apoyará dentro del Frente Amplio de cara a las elecciones de 2009, las posibilidades de un respaldo al actual ministro de Economía, Danilo Astori, parecen remotas.
"La visión del desarrollo económico que hay en el PCU no coincide en puntos importantes con el modelo de desarrollo de Danilo Astori y su equipo económico. Hay diferencias importantes. La discusión que hubo por un posible Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos es un ejemplo perfecto de la gran distancia que los separa. Me parece difícil, aunque no imposible, que apoyen a Astori", dijo el politólogo Adolfo Garcé.
El apoyo al otro posible candidato, el senador José Mujica, depende de cómo se resuelva el enfrentamiento que todavía existe con el Movimiento de Participación Popular (MPP). En julio de 2007 la ministra Arismendi tuvo una dura reacción ante la posibilidad de que el Instituto Nacional de Alimentación (INDA) pasara a la órbita del MIDES: "el INDA pasámelo. Al cura quedátelo vos". La frase aludía a Uberfil Monzón, quien adhiere al MPP.
En setiembre del año pasado el MPP lanzó una editorial criticando, sin nombrarlo, al PCU. "Vemos hoy que desde un partido integrante del Frente se cuestiona la política económica, se discrepa con la Reforma Tributaria y paralelamente a esto se trata de organizar la discrepancia y la inconformidad", apuntaban. Además los comunistas rechazan el papel de resistencia durante la dictadura que el MLN-Tuparamos se subroga. "Hoy la moda es decir que la resistencia de la dictadura la hizo el MLN. Pero el MLN desapareció en el 72. La verdad es que la resistencia la hizo el PCU. La concepción de los compañeros (del MLN) en ese momento la respetamos. Tuvieron sus ideas, se jugaron por ellas. Pero no las compartimos. Y para nosotros esas ideas fueron derrotadas por la historia y las nuestras son las que nos trajeron acá", dijo Tutzó.
En las últimas elecciones la posibilidad de integrar un "macro sublema" junto con el MPP y el Nuevo Espacio fue desestimada por el Comité Central del PCU. "Es un enfrentamiento que tiene 30 o 40 años", agregó Garcé. "Hubo discrepancias fortísimas entre comunistas y tupamaros en la década de 1960 por la visión escéptica que los tupamaros mostraron acerca del Frente Amplio como herramienta de cambio. Y siguió siendo así en el 85-86. Mientras los comunistas proponían seguir defendiendo al Frente Amplio, muchos votantes y dirigentes del MLN, empezando por el propio Raúl Sendic, sostenían que era necesario trascenderlo y crear un Frente Grande", agregó.
Algunos ya hablan de llevar adelante un tercer nombre, aunque todavía no adelantan quién. "Yo a priori no descarto a nadie, pero pienso que el Partido debería estar buscando un tercer nombre de consenso. Yo ya tengo una opinión y tengo un nombre que no es dentro del partido, sino dentro del Frente Amplio", dijo Castillo.
Por ahora en lo que todos coinciden es que lo principal va a ser definir un programa, tema que para algunos es incluso más importante que el nombre del candidato. "Hay tres cosas que tienen que estar en un programa y que son los elementos que nosotros estimamos que van a jugar en la cancha de la vida nacional, le guste o no a quien gobierne este país. Se necesita un papel muy superior del Estado y las empresas públicas, un papel superior del mercado interno y la integración solidaria", explicó Lorier.
Lo cierto es que este mes ya el Comité Central del Partido Comunista comenzó a debatir el tema de las candidaturas. "Empezamos a verlo, pero tranquilamente", dijo el edil Tutzó.
En setiembre el partido tendrá un Congreso, en el que decidirá sus candidatos para integrar las listas departamentales que los comunistas llevarán a las elecciones de 2009. Nombres para llevar al próximo Congreso del FA, todavía no decidieron. "Estamos empujando primero para discutir programa y en ese marco ir pensando nombres, pero todavía no definimos nada", agregó.
EL MIDES. Por ahora los comunistas prefieren no hablar de un posible aumento de votos en las próximas elecciones como causa directa de la gestión de Arismendi y Olivera frente al MIDES. Pero los analistas sí esperan un crecimiento. "Como el Plan Hambre Cero benefició a Lula, el Plan de Emergencia Social beneficiará en primer lugar al Frente Amplio. Y creo que es probable que el PCU en particular se beneficie electoralmente porque su gestión recayó sobre figuras del PCU", sostuvo Garcé. "Pero además porque los dirigentes comunistas están teniendo una presencia muy importante en el debate público. Y, como no está claro el papel que juega el MPP en todo esto, el ala izquierda del Frente Amplio podría fácilmente ser ocupada por el PCU", agregó.
El nombramiento de Arismendi al frente de esta cartera, creada por el gobierno de Tabaré Vázquez, significó para los comunistas un reconocimiento de su trabajo con la gente, pero sobre todo fue un desafío dirigido hacia una persona. "Nos cazó por el pico. Porque los que han tenido siempre mayor compromiso con los sectores sociales han sido los comunistas. Fue una enorme responsabilidad. Podría haberse sentido como del Partido Comunista, deberíamos haberlo tomado así, pero en realidad fue un desafío que tenía nombre y apellido", dijo Castillo
En sus inicios, el MIDES trajo más dolores de cabeza que satisfacciones al partido. En su momento el diputado nacionalista, Jorge Gandini, cursó un pedido de informes para conocer las contrataciones que el ministerio efectuó de personas vinculadas tanto a la ministra como al partido. Entre ellas se mencionaba a Luis Acosta, el "aspirante a yerno" de Arismendi que se desempeñaba en el Instituto Nacional de la Juventud. Según versiones de prensa Acosta también integraba el PCU. "Nosotros tenemos un equipo en el que hay compañeros de todos los sectores del Frente. Marina (Arismendi) es una persona profundamente unitaria desde el punto de vista político. Somos un equipo", declaró a Qué Pasa la subsecretaria Olivera. Las críticas también llegaron al analizar el control de las contraprestaciones que debían cumplir quienes recibían el ingreso ciudadano asignado por el Plan de Emergencia Social (PANES). "Lo que no pudimos cumplir fue con el contralor de la asistencia al sistema educativo. Se pensaba que el Banco de Previsión Social controlaba la permanencia en el sistema educativo, pero eso no se hacía desde 1995. Algunos dicen que fue un plan asistencialista, y creo que están equivocados. Porque el PANES no fue solamente el ingreso ciudadano y ese es uno de los temas centrales", agregó Olivera para quien el Frente Amplio logró con este plan cumplir con su programa de gobierno.
Sobre el PCU, la subsecretaria evitó responder preguntas. "No estamos aún en campaña", aclaró. La ministra Arismendi, quien en su momento fue la primera integrante del gabinete en viajar a Cuba, también mantiene un papel fronterizo en el partido.
"Es público y notorio que perdió influencia en el Partido Comunista. El ascenso de Lorier (en la secretaría general del partido) fue el descenso de Arismendi. También es cierto que uno la ve extraordinariamente cercana al presidente Vázquez. Exagerando uno podría decir que hoy es más vazquista que comunista", dijo el politólogo Garcé.
Sea por el MIDES o no, para los comunistas el partido lentamente viene creciendo. Los números de las últimas elecciones apoyan la afirmación. En 2004 los votaron 14.000 personas más que en las elecciones anteriores. Pero todavía no llegan a los números de 1989.
"Todavía estamos lejos de lo que éramos, aunque hemos crecido muchísimo. Y día a día vemos un conjunto de compañeros que se van acercando nuevamente al partido. Hoy un 40% de los afiliados al partido tiene cuatro o cinco años de militancia, son afiliados nuevos", dijo Tutzó. El ex legislador Thelman Borges, quien a fines de la década de 1980 integró el Comité Ejecutivo y el Comité Central del PCU, fue uno de ellos.
Pero su regreso se vio teñido por la polémica que desató al anunciar que interpondría un recurso de inconstitucionalidad contra el IRPF a las pasividades, lo que fue visto con malestar por buena parte del partido. "El monto mínimo no imponible debía ser más alto de arranque, una cifra de 16.000 pesos, media canasta familiar. Ni es un proyecto con el que concordemos en todo ni es un proyecto con el que no concordemos en nada", aclaró Lorier.
LOS LADRILLOS DE BERLÍN. En 1990 las visiones que se hacían de la caída de la Unión Soviética (que culminó con el derrumbe del muro de Berlín en 1989) eran dos. Una liderada por Jaime Pérez, y de la que se hizo eco el empresario y ex asesor presidencial Esteban Valenti, que proponía una revisión total. "Era una revisión de la dictadura del proletariado en primer lugar. De los errores políticos e históricos que llevaron a la caída del socialismo real. Y lo hicimos tarde. Tendríamos que haber empezado antes. Porque ya las señales de que ese mundo estaba por precipitarse eran bastante evidentes", opinó Valenti, autor de la novela Las viudas rojas que narra la historia de nueve personajes unidos por la militancia comunista.
La otra encabezada por Marina Arismendi por la cual el partido mantendría su nombre y sus concepciones, a pesar de la división de la URSS que, hasta ese momento, funcionaba como gran modelo a seguir para los comunistas uruguayos. "La última gran batalla fue en esa elección, que triunfó los que consideraban que el partido debía ser marxista-leninista con centralismo democrático lo que me parece legítimo. Ese debate fue muy traumático, porque la URSS era la prueba viviente del socialismo, era el paradigma", agregó el ex comunista.
El debate dejó al partido decapitado. De los 67 miembros de la directiva, 60 se desafiliaron, entre ellos Jaime Pérez y Valenti. "Los que éramos simples pegatineros, repartidores de volantes nos transformamos de la noche a la mañana en dirigentes. Sin experiencia, con un montón de necesidades, de carencias, con falta de formación. Allí nos conocimos con (Ana) Olivera, (Carlos) Tutzó, Victorio Casartelli, Alicia Pintos, Marina Arismendi, Pedro Balbi y yo", recuerda Castillo.
La vieja militancia quedó herida. "La caída del muro de Berlín me afectó, como muchos, pero ninguno de los ladrillos del muro me pegó tan fuerte como para hacerme desistir de mi idea de ser comunista. Creo que para gente con más años y trayectoria, que pasó por la tortura o el exilio, lo pudo haber afectado más", dijo el dirigente sindical Jorge Bermúdez. Pero algunos reconocen que las cicatrices todavía están abiertas, y las enseñanzas por procesarse. "Hemos sacado lecciones, de muy diverso tipo que todavía están en proceso. Ahí hay un debe, con total honestidad", sostuvo Lorier.
Y en el secretismo que todavía impera en el partido, no están dispuestos a renunciar. "El secretismo que existe es todo el necesario para proteger a la estructura. No somos un partido de libre pensadores, de opinión. Así no se hubiera construido ninguna revolución socialista", dijo Castillo. Ellos siguen hablando de una campaña anticomunista que, venga de los antiguos "servicios de Inteligencia" o "la oligarquía", que tiene como fin destruirlos. Por eso de nombres, divisiones internas y cantidad de afiliados, prefieren todavía callar. "La única organización que demostró tener las reglas de funcionamiento, los compañeros capacitados y la valentía fue el PCU. Y como creemos que el enemigo sigue agazapado, que ahora se pusieron los guantes blancos pero pueden volver, entonces vamos a mantener la organización. Nuestros secretos no se los vamos a contar a nadie", explicó el edil Tutzó.
Mientras tanto la sede del PCU, en Fernández Crespo 2106, seguirá con las persianas bajas y salas no aptas para todo público.

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Peleando por una banca en el senado

El pedido de licencia del legislador Eduardo Lorier, generó una nueva polémica en el partido. Quien viene detrás en la lista es Aramir Silva, productor rural que se adhirió de forma independiente a la 1001 y luego supo hacer un piquete en frente del Parlamento. Los comunistas quieren que la banca la ocupe Jorge Castro. "Ya mandamos una carta a la Corte Electoral. Queremos que así como sale un senador comunista, que entre otro comunista", explicó el edil Carlos Tutzó.

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Historias en las librerías

Desde dos diferentes ángulos, la historia del Partido Comunista del Uruguay llegó a las librerías uruguayas. Secretos del PCU, del periodista Álvaro Alfonso de la editorial Caesare ha sido el que más notas de prensa se ha llevado. Apoyado por documentos y fuentes periodísticas, allí se habla de los dobles agentes que trabajaban para el partido y para los militares, los integrantes del Aparato Armado (fuerza que los comunistas hasta hoy niegan haber tenido) y hasta una operación de los servicios de inteligencia que habría facilitado la victoria a Marina Arismendi en las elecciones de 1989. Incluso se relata la historia de Álvaro Coirolo, quien colaboró con los militares. Y eso a pesar de que el debate que los comunistas hicieron sobre quiénes fueron los traidores y qué castigos pagaron fue de puertas para adentro. Por eso a la interna del partido el trabajo no gustó mucho y lo califican como un "rejunte del libro de las Fuerzas Conjuntas". Tanto así que el edil Carlos Tutzó fue autorizado por la cúpula comunista a comenzarle un juicio a Alfonso, como anunciara Qué Pasa en su edición del 24 de mayo.
Un perfil diferente es el de Los comunistas y la historia uruguaya, de Aníbal Toledo Casanova de la editorial Orbe. Allí se ofrece un recorrido por el papel que el Partido Comunista ha tomado en la vida histórica nacional desde su creación, en 1920. La mirada es la de un integrante del partido: Aníbal Toledo fue afiliado al Partido Comunista desde 1960 y de 1985 hasta 1990 integró su Comité Central. La relevancia está en el apoyo documental que el autor realiza, con los textos de los sucesivos Congresos comunistas. Más que revelaciones, lo que el libro hace es un recuento histórico de los eventos que marcaron la vida comunista. Sobre la actividad del partido durante la dictadura militar, apenas se habla. Pero sí se dedica un capítulo a explicar con bastante detalle la crisis que en 1990 sufrieron los comunistas, con un enfoque crítico aunque personal.

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Jóvenes y comunistas

Recientemente aparecieron, en librerías de usados montevideanas, libros con el sello de la Unión de Juventudes Comunistas, UJC. No era que la organización, un "destacamento de avanzada" del PCU (como a ellos les gusta llamarse), estuviera vendiendo su biblioteca. Pero algunos de sus ex militantes sí lo estaban haciendo. Es que no siempre los jóvenes comunistas siguieron las líneas de su partido. "En algunos momentos, hace unos seis años, hubo algunas complicaciones entre la juventud y el partido. Problemas focalizados en aspectos ideológicos", dijo Gerardo Núñez, actual secretario general de la UJC. Los problemas comenzaron con la crisis en Argentina en 2001. Algunos jóvenes comunistas veían allí las raíces de una revolución social; el PCU no. "La juventud tiene independencia organizativa, pero no política. Puede organizarse de acuerdo a su propia situación como así lo requiera. Pero por sí sola no puede salir a plantear lo que le parezca", agregó. Hoy la UJC está en un proceso de "recomposición". "Necesitamos recomponer la visión que hay de la UJC. Porque las diferencias no solamente se daban en el partido. Se llevaba adelante una política sumamente sectaria, se desconocía el papel de las organizaciones sociales. Esas cosas inciden en el relacionamiento cotidiano con los jóvenes.", agregó Núñez.

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Grandes pérdidas

Históricamente el Partido Comunista ha tenido órganos de comunicación masivos que han sido su referencia. El diario Justicia, El Popular y los semanarios La Hora Popular y Carta Popular fueron algunos de ellos. Este último funcionó de forma clandestina durante los 12 años de dictadura a pesar de que el partido estaba proscripto. Pero sí sufrió interrupciones. "Cayeron imprentas, yo te lo puedo decir porque yo mandé varias, sobre todo procesadoras de matrices desde Argentina. Pero después se reconstruyeron. Con regularidades diferentes Carta Popular salió durante toda la dictadura. Para los militares, la búsqueda de las imprentas y de los canales de distribución de la prensa era uno de los ejes de la represión", recordó el ex comunista Esteban Valenti. También CX 30 fue uno de los medios que los comunistas utilizaban. Desde entonces una emisora propia el partido no ha vuelto a tener. Según el edil Carlos Tutzó lo que allí pasó fue que "se hicieron cosas mal con eso y la imprenta". Lo que hoy tienen es una audición martes y jueves en CX 40 y el semanario El Popular.

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Los de izquierda y los de derecha

n Un criterio básico del PCU es el "centralismo democrático". De acuerdo a sus estatutos, este principio permite a todos los afiliados "el derecho y deber de discutir libremente en las reuniones las cuestiones políticas y de Partido". Sin embargo, una vez que llega la resolución lo que resta es acatar. "Terminada le discusión, el voto de la mayoría decide y todos los afiliados están obligados a acatar y cumplir la decisión adoptada", señala el estatuto. Y lo fundamental es que las discusiones queden dentro del partido. Por eso generó tanto malestar que el pedido de licencia del sindicalista Juan Castillo saltara a la prensa. "Yo hice una calificación fuerte", reconoció Castillo que en su momento habló del "buchón" que lanzó a la prensa la noticia. El dirigente portuario había tenido una confrontación mediática con el secretario general del partido, Eduardo Lorier, a raíz de la terminal de contenedores que se planea en el puerto. Días después Castillo pidió licencia por seis meses a su partido, lo que finalmente no le fue concedido. "Pero salió porque alguien de la interna dijo lo que estaba pasando. No se investigó quién dio la información, pero nos preocupa", agregó.
En su momento la ministra Arismendi apoyó las declaraciones de Castillo. "Yo me siento mal, porque Juan Castillo se siente mal y porque creo que es, desde mi punto de vista, un comunista como a mí me gusta", había dicho. El pasado 18 de mayo el Comité Central del partido resolvió que "en caso de ser imprescindible, desde el punto de vista financiero, la intervención de capitales privados cualquier iniciativa de este tipo debe asegurar plenamente el control y la gestión estatal a través de la ANP".
El episodio pareció mostrar la división interna del partido y se comenzó a hablar de dos grandes líneas. Una liderada por la actual ministra Arismendi y el dirigente sindical Castillo, más acuerdista con el gobierno, y otra encabezada por Lorier más tendiente a la confrontación. "Eso es como un invento, una teorización. El gran tema de nuestro partido es lograr la síntesis. En cada tema, donde hay visiones unas un poquito más a la izquierda, otras un poquito más a la derecha, lograr la síntesis. Pero no hay dos visiones anquilosadas", dijo el senador. Públicamente han tenido encuentros y desencuentros. Tanto Lorier como Arismendi fueron centro de críticas en 2005 cuando intermediaron en un intento de fuga en la Colonia Berro. Pero, cuando el año pasado se debatió el día del Nunca más, surgieron diferencias. Mientras Lorier se mostró crítico a la celebración, la ministra firmó el decreto que la habilitaba y anunció que asistiría.

Eloísa Capurro

Notas

Artículo publicado en el suplemento Qué Pasa del diario El País (www,elpais.com.uy) correspondiente al 28 de Junio de 2008.

2 comentarios:

JUSTICIA dijo...

Para tener una visión completa sobre el PCU hay que leer también LOSHOMBRESGRISES.BLOGSPOT.COM

Octubre dijo...

El pais, por ser un diario de derecha con vinculaciones a la CIA, no es la mejor fuente para informarse del PCU. Puedo asegurar que, mas alla de cualquier problema que haya sucedido en la historia del Partido, el PCU es un partido democratico, sincero, y siempre será el partido de la clase obrera