domingo, septiembre 07, 2008

Merecía la pena morir


No recuerdo la edad con la que me dijo que vino, aunque me sorprendió por su juventud, entorno a los 16 ó 18 años. Vino de Francia, hace algo más de 70 años.
Dejo, como es evidente, todo cuanto tenía allí: su familia y amigos, los lugares a los que solía acudir… y no lo hizo por un sueño, por ninguna persona especial que viviese aquí… no lo hizo por él, lo hizo por nosotros, vino aquí por nosotros, para luchar en las Brigadas Internacionales.
Vinieron miles de personas de todos los rincones del mundo, su caso no fue una excepción. ¿Qué estaba construyendo el pueblo español qué llamó la atención del mundo entero?
Aquí vinieron también estadounidenses, y vinieron también estadounidenses negros. Aquellos que habían sido durante siglos esclavizados y asesinados, aquellos que habían sido durante siglos objetos, también vinieron a combatir por la República española. Y no solo combatieron, sino que se pusieron al frente de los soldados: y los soldados, blancos, obedecieron.
Era la República de febrero de 1936, ¿por qué defenderla? ¿Cuándo tantos acudieron a otra guerra? ¿Cuándo una sola guerra fue de tantos?
Ciertamente, quienes vinieron eran personas magníficas: a buen seguro que hoy también existen, ¿pero tienen por lo que luchar?
Aquel francés acabó viendo el triunfo del fascismo, pero él no fue muerto: cuando estuvo aquí la batalla perdida, volvió a Francia. Pero no marchó a Francia para volver a casa: marchó a Francia para combatir en la resistencia.
Así se paso aquel joven sus años de juventud: entre las trincheras de su patria y las trincheras españolas. Aquel francés años más tarde vino a Alicante a vivir, naturalmente, como corresponde en lo que hoy llaman democracia, sin honores ni reconocimientos.
¿Damos la importancia histórica que merecen a aquellos camaradas? Cada una de las personas que vino a combatir a España, no mandadas por ningún gobierno, vinieron renunciando a su vida. Muchos murieron aquí. No son solo un puñado de cifras, una estadística: cada uno de ellos hizo un esfuerzo enorme para venir aquí y luchar a nuestro lado.
Cuando hoy la izquierda revolucionaria trabaja en la recuperación de la memoria histórica quizás podría sacar ideas de esta experiencia, ¿qué tuvo aquella República para ser amada, en tan poco tiempo, tan lejos de sus fronteras? ¿Estamos a la altura de aquellos que vinieron a luchar por la República? ¿Cuál es nuestra ética y nuestra moral… o solo damos importancia a la política en sí? ¿Qué proyecto será capaz de volver a enamorar a los jóvenes del Estado español y, por qué no, de más allá?


Diego Farpón en Kaos en la Red

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