jueves, enero 01, 2009

COMO SE ENTERÓ FIDEL CASTRO DE LA CAIDA DE BATISTA


José Pardo Llada una destacada figura de la vida pública cubana en 1958 escribía para la Revista cubana Bohemia en 1958 se incorporó a las fuerzas de Fidel Castro y anotó en las páginas de un “Diario de Guerra”, episodios de singular interés histórico y de los que fue testigo presencial en la Sierra Maestra.
El periodista y revolucionario José Pardo Llada describe con detalles y costumbres de estilo al Comandante Fidel Castro, para la Revista Bohemia de la siguiente manera.
Fidel fuma constantemente. El regalo que más apreciaba en la Sierra Maestra era una caja de tabacos de a peseta. A veces fuma en pipa. Cuando llegó al primer pueblo con luz eléctrica Palma Soriano lo primero que pidió fue un helado. ¡Un helado por favor! ¡Hace dos años que no se que es un helado!.
Fidel habla con voz suave, Hace gestos un poco descompasados con sus manazas. Su tic característico; apretarse “la chiva” larga y desigual. Durante estos meses leía cuando podía. Entre otros títulos, “El Mariscal Mennerheim”, “La elite del poder”, “Obras completas de Martí”. Curioso, en guisa leía un libro sobre ganadería.
La letra del líder es menuda, cuidada, clara. Escribe rápido. A falta de máquina. Celia le copia los documentos importantes en letra imprenta. La memoria de Fidel es prodigiosa. A un soldado que se presentó en Contramaestre le dijo: “Tu estabas en el Moncada en el 53. Un día me llevaste a la celda.”
Durante una práctica de tiro, un campesino hizo pasar su arría de mulos sin esperar orden de la posta rebelde. Fidel gritó: ¡Compadre! ¿No puede esperar dos minutos? ¡Yo llevo dos años esperando!.
En Providencia hablábamos del Ejército alemán.
“Eran los mejores guerreros del mundo” afirmé. “Si replicó pero también los peores políticos del mundo”.
En su cabaña del campamento de La Plata, solo había tres fotos. Las tres de su hijo Fidelito. Está orgulloso por que el chiquito ganó una competencia de natación.
La hamaca de Fidel es de fabricación mexicana. Era la única en la sierra con mosquitero de nylon, pero nunca la usó. Usa dos relojes en la muñeca izquierda. Según Celia “es experto en romper relojes y espejuelos”.
Pardo Llada que continuó en la marcha de la columna Uno “José Martí” hacia La Habana, enviaba desde Bayamo algunos de sus apuntes de campaña. La Revista Bohemia del 11 de enero de 1959, que certificó un tiraje de un millón de ejemplares, y a la cual tituló Edición de la Libertad, con la fotografía de Fidel Castro en primer plano y de su hermano Raúl más alejada decía además “Honor y gloria al héroe nacional”.
Alguien le dejó a Susana en el Correo Viejo este valioso tesoro histórico gracias al cual estamos recordando los cincuenta años del triunfo de la Revolución Cubana.
El 31 de diciembre de 1958 sorprendió a la Comandancia General del Ejército Rebelde acampada en el batey del “Central América”, Fidel, Celia, los Comandantes Calixto García, Paco Cabrera y otros miembros del estado Mayor estuvieron hasta tarde en Palma de Soriano, rendido cinco días antes a las tropas del 26 de Julio.
Alrededor de las doce y veinte cuando ya dormíamos en la casona de don Ramón Ruiz jefe de máquinas del Ingenio nos despertó una ronda que entonaba la marcha del Movimiento. Eran las muchachas de la tropa “Mariana Grajales” que improvisaban unas serenatas de Año Nuevo. Luego se oyó la voz de Celia Sanchez que daba las gracias a los valientes combatientes de la escuadra femenina. Las muchachas se marcharon cambiando las notas marciales, por las suaves y melancólicas “noche de paz”.
Ya a la una de la madrugada, mientras todo era nervioso trajín en el campamento de Columbia, estaba tranquilo el batey de América. Todos, hasta el propio Fidel Castro, ajenos a lo que ocurría en La Habana.
El día primero de año nos despertábamos a las seis de la mañana. Tomamos café con Olivera, el jefe de Trincheras y en el portal de la casa nos pusimos a comentar los incidentes de la rendición de Maffo, cuya guarnición resistió durante veinte días el fuego de cañones, morteros y bazookas el Ejercito Rebelde. Serían las siete y media de la mañana cuando vimos a Fidel. En aquellos momentos no sabía absolutamente nada de los sucesos de Columbia. Estaba indignado porque algunos rebeldes habían desperdiciado parque celebrando con tiros la llegada del nuevo año.
¿No oíste la balacera de anoche?
Y agregó enfático: Voy a celebrarle consejo a todos los que se pusieron a derrochar las balas que tanto trabajo nos cuesta conseguir. A todos los de Contramaestres los voy a rebajar a cincuenta tiros cada uno. Figúrate, hubo quien disparó hasta cinco cargas.
Y dando paseos a grandes zancadas, de un lado a otro.
Una celebración más y me quedo sin parque.
En uno de sus movimientos característicos, con los hombros algo encorvados, las manos cogidas atrás, el rostro abstraído, se topó con el capitán Raposo, oficial de4l Ejercito incorporado a las fuerzas Rebeldes. Este le felicitó por el nuevo año y contestó Fidel.
¿Usted cree que será en verdad feliz, Capitán?
Este será el año de la victoria.
Sonrió Fidel y descansando una mano sobre nuestro hombro, otro de sus gestos típicos, como si se excusara de sus gigantescos seis pies dos pulgadas de estatura comentó despaciosamente: De lo que estoy seguro es que este año será el de las preocupaciones. A mayores victorias, mayores responsabilidades.
Como se ponía un poco grave, suavizó con una alusión festiva a las frugales comidas de la Sierra maestra. El año 59 será el de las preocupaciones, El 58 fue el año de las reses. Y el 57 el de la malanga. El ayudante de Raposo, un hombretón gordo, jovial satisfecho, hizo un comentario que tendría valor de profeta:
Pues mire Comandante, yo soñé que ya batista se había caído. Fidel no contestó. Tras medio minuto en que todos callamos, se volvió a nuestro compañero Manolo Penabaz, que acababa de llegar de Contramaestre y le preguntó.
¿Hay alguna noticia? Bueno contestó al Auditor de Las Vegas, desde ayer, muchas bolas. Que si se fue la familia de Batista; que si hay reuniones en Columbia. Pero todo luce rumor, laborantismo. Evidentemente Fidel lucía más preocupado que de costumbre. Con su carabina M2 al hombro y la gorra echada hacia delante, retornaba a su inquieto ir y venir por frente a la casa de vivienda.
Llegó Celia con unas cartas para el Comandante y el grupo se dispersó. Fuimos a una casa próxima a pedir ayuda para desmontar un rollo de cámara fotográfica. No recordamos exactamente pero deberían ser las ocho menos cuarto, tal vez las ocho de la mañana cuando escuchamos un “flash” que daba Radio Progreso.
Dentro de unos minutos ofreceremos amplia información al pueblo de Cuba sobre la caótica situación cubana. En estos momentos se celebra en el Campamento de Columbia una importante reunión a la que han sido convocados los periodistas.
No necesitamos escuchar nada más. Dejamos la “Kodak” y el rollo y casi corriendo fuimos a dar la noticia a Fidel. El Comandante se disponía a desayunar. Como para que se desquitara de las dietas hambrientas de La Sierra, la señora de la casa Yolanda de Ruiz le había preparado además del café con leche, un arroz con pollo. Es decir, además del arroz con pollo, un desayuno de café con leche y pan con mantequilla.
En la mesa junto a Fidel estaban en ese instante Celia Sanchez, delgada, menuda, fina, su ayudante Marcelo un muchacho de diecinueve años que lleva invariablemente el famoso fusil de mira telescópica. El Comandante Aldo Santamarina, Director de la Escuela Rebelde de Reclutas de Reclutas y el Comandante Calixto García otro de los del Granma.
Repetimos a Fidel el “flash” que acabábamos de escuchar y de inmediato se puso de pie. Su rostro más que sorpresa, denotaba indignación. Llegó hasta la puerta del comedor y retrocedió.
¿Por donde oíste la noticia? Era una planta de La Habana Radio Progreso. Celia entraba en el cuarto que había servido de dormitorio a Fidel. Todos estábamos en silencio. Todos pendientes de la decisión del Comandante.
Fidel se retorcía los pelos de la barba y hacía esfuerzos para contenerse. En esos instantes, habría unas doce o trece personas en la casa. Al fin, como en un desahogo dijo en voz alta:
¡Es una cobarde traición! ¡Una traición!
¡Pretenden escamotearle el triunfo a la revolución!
Atenazado por el reclamo de acción, salió a la puerta y gritó:
Ahora mismo me voy para Santiago Hay que tomar Santiago ahora mismo. Que me busquen a René de los Santos. Que llamen a Calixto. Que se presenten enseguida los capitanes de Santiago.
Alguien creo que Ramoncito el dueño de la casa llegó con nuevas noticias. Una estación americana acaba de informar que Batista y su familia salieron de Cuba.
Fidel repetía:
Hay que asaltar Santiago sin más demora. Si son tan ingenuos que creen que con un golpe de Estado vana a paralizar la Revolución vamos a demostrarles que están equivocados.
Luis, el dentista personal del Comandante que es al mismo tiempo el encargado del parque y material de Guerra se le acercó. Perdone Comandante, pero yo creo que debía esperar. Por lo menos quince minutos.
Con tenaz resolución, Fidel seguía llamando a sus oficiales, dando órdenes para el avance sobre Santiago de Cuba. Disciplinadamente, el Dentista y Cuartel Maestre ordenó de inmediato que los camiones del parque tomaron rumbo a Santiago de Cuba. Al mismo tiempo, llegaban los comandantes del estado Mayor, Fidel no hacía comentarios. Dictaba órdenes.
El tanque que lo saque Pedrito Miret de Maffo, y lo lleve enseguida para Santiago de Cuba. Disciplinadamente el Dentista y Cuartel Maestre ordenó de inmediato que los camiones del parque tomaran rumbo a Santiago. La tropa de Huber Mattos que se prepare para atacar con artillería el Moncada. Toda la gente que está en Palma y Contramaestre que se sitúe en El Cobre.
Llegada Luis orlando Rodríguez el viejo combatiente revolucionario. Lo acompañaba el dominicano Jiménez, todavía convaleciente de una grave herida en el vientre durante el cañoneo de Maffo.
Gente que entraba y salía ofrecían nuevos partes. Ahora el radio anuncia que Cantillo asumió la Jefatura del Ejército. El Presidente es Piedra magistrado del Supremo. Batista huyó a Santo Domingo . Ledón el de Tránsito es Jefe de Policía.
En medio del barullo, Fidel se apoyó en un armario y sacando una libretita de notas, de las que venden a medio en los “ten, cents” comenzó a escribir su respuesta al golpe de estado. Diez minutos más tarde, nos leía sus instrucciones a todos los comandantes del Ejercito Rebelde y al pueblo.
Instrucciones de la Comandancia general a todos los comandantes del Ejercito rebelde y al pueblo.
Cualquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto el fuego en ningún momento.
Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla.
Acéptese sólo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse.
Al parecer, se ha producido un golpe de estado en la capital. Las condiciones en que ese golpe se produjo son ignoradas por el Ejercito Rebelde.
El pueblo debe estar muy alerta y atender sólo las instrucciones de la Comandancia general. La Dictadura se ha derrumbado como consecuencia de las aplastantes derrotas sufridas en las últimas semanas, pero eso no quiere decir que sea ya el triunfo de la Revolución.
Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que sólo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la Capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la Jefatura Revolucionaria.
¡Revolución Sí; golpe militar no!
¡Golpe militar de espaldas al pueblo y a la revolución No, porque sólo serviría para prolongar la guerra!
¡Golpe de estado para que Batista y los grandes culpables escapen No; porque sólo serviría para prolongar la guerra!
¡Escamotearle al pueblo la Victoria No, porque sólo serviría para prolongar la guerra hasta que el pueblo obtenga la victoria total!
Después de siete años de lucha la victoria democrática del pueblo tiene que se3r absoluta, para que nunca más se vuelva a producir en nuestra patria un 10 de marzo.
¡Nadie se deje confundir ni engañar!
¡Estar alerta es la palabra de orden!
¡El pueblo y muy especialmente los trabajadores de toda la república, deben estar atentos a Radio Rebelde y prepararse urgentemente en todos los centros de trabajo para la huelga general e iniciarla apenas reciba la orden si fuese nece4sario para contrarrestar cualquier intento de golpe contrarrevolucionario.
¡Más unidos y más firmes que nunca deben estar el pueblo y el Ejercito Rebelde, para no dejarse arrebatar la victoria que ha costado tanta sangre!
FIDEL CASTRO
Comandante en Jefe.
Este documento lo leyó Fidel Castro en un estado de verdadera exaltación. El mismo tono que le escuchó horas después el pueblo de Cuba, cuando todas las plantas retransmitían la grabación de Radio Rebelde, fue el que escuchamos al Comandante en el Batey de “América” cuando nos dictaba su alocución. Al terminar sólo hizo dos pequeñas correcciones. En el párrafo convocando a la Huelga General que quiso alargarlo y en la triple insistencia sobre la significación del golpe de estado “que sólo serviría para prolongar la guerra”.
Terminada la redacción del documento, tal vez la arenga más patética que recuerde nuestra historia republicana, llegó el doctor Humberto Sori Marín, Auditor General.
Le acompañaban Juanito Nuiry Presidente de la FEU y el Capitán Crespo, uno de los hombres de confianza de Fidel Castro.
Todos acudían a reportar urgentemente a la Comandancia ante la confirmación de las graves noticias de La Habana. Significativamente, nadie hacía comentarios sobre la trascendencia de los acontecimientos. Sencillamente, se disponían a cumplir con sus deberes militares.
Mario Hidalgo un chiquillo lampiño que perdió a su hermano en los primeros encuentros de la Sierra Maestra y ahora sirve en la escolta de Fidel, anunciaba que el “Jeep” ya estaba listo. El propio Fidel, reclamó que alguien se adelantara hasta Palma Soriano demandando de Franqui responsable de La Radio Rebelde que tuviera dispuesta la planta para grabar la alocución y seguir viaje a Santiago de Cuba. Quince minutos antes ya habían partido tropas de los Comandantes Almeida y García.
A las nueve de la mañana una pequeña caravana se dirigía hacia la planta móvil de Radio Rebelde de 7 R R situada en Palma Soriano. A la cabeza el Comandante en jefe, le seguía una perseguidora “microonda” le llaman los orientales ocupada por Luis Orlando en Jiguaní; el “Land Rover” azul de Sorí Marín y otro carro más con escasa escolta.
Una hora más tarde, el pueblo de Cuba, luego de la emocionante identificación de la planta revolucionaria “Aquí Radio Rebelde” conocía de la enérgica resolución de Fidel Castro ante el golpe de Estado Contrarrevolucionario.
Así se inició el primero de año de 1959. Una vez más la ya legendaria decisión del Comandante Rebelde ante las situaciones difíciles salvaba a la revolución en su minuto más trascendente.
VIVA CUBA REVOLUCIONARIA.
VIVA CUBA SOCIALISTA.
VIVA FIDEL Y RAÚL CASTRO.

CX36 RADIO CENTENARIO

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