Un espectáculo muy común en Cuba son las peñas culturales donde se reúne el vecindario a descargar entre canciones, poesía y baile en las tardes de ocio y recreación.
Nombres como: “Quiéreme mucho”; “Del Tambor a la poesía”; “Buscando Sueños" “Saludos celestial”; “En Familia”; “Superfinos y Populares” son frases que identifican a las tertulias donde se discurren sobre diversos temas y se disfruta de la música, el arte y los pasatiempos. Una peña es, por definición, círculo de recreo organizado por un grupo de amigos para sus invitados, todos alrededor de su iniciador y principal animador
Existe en Cuba una larga tradición de peñas y tertulias, de las que resulta -de entre las más famosas- la que en el siglo XIX tuviera como centro a aquel intelectual revolucionario venezolano que se llamó Domingo del Monte. Pero también Nicolás de Azcárate, el prestigioso guanabacoense, siguió la costumbre a partir de 1865 y hasta 1867, con sus “Noches literarias” que realizaba en la Villa y que reanudó –ya en La Habana a donde se mudó- a partir de 1879.
Esa tradición se mantuvo en la ciudad hasta la década de los años 30, siendo la última del período la que presidía Fernando Ortiz en el Hotel “Ambos Mundos”, en la Habana Vieja.
Tras el triunfo revolucionario de 1959 y con el incesante desarrollo de la cultura en todas sus manifestaciones, reaparecieron tertulias y peñas, sólo que ahora como un instrumento más para la recreación culta y masiva de toda la población.
Utilizan muy pocos recursos de Casas de Cultura y espacios preparados para pocas personas, se programan una vez al mes y el anfitrión se identifica con día en un horario fijo; ej. El segundo sábado ó el tercer domingo, etc. El publico espera el momento y garantiza su asistencia.
No se cobra la entrada y en ellas se reúnen profesionales con aficionados, incluso los participantes son un ente activo que penetra en el guión del espectáculo de forma casuística pero apoyado por el anfitrión.
“Amor con canción se paga”, se realiza en el Museo de Marianao y es un breve espacio para cantar, declamar, bailar, hacer un chiste ó descargar con personas de la comunidad. Lo sorprendente fue que junto a Nieves, y sus invitados cantaron un trovador aficionado, un joven autista nombrado Liester, Ana Karla de cuatro años y su abuela Tomasa y Carmen Martínez aquejada con un Síndrome Down. Es una tarde donde se pasa un rato agradable, se olvida el tiempo y se recuerda momentos trascendentales del arte.
En las peñas se comparte el arte culinario porque se brinda café, té y se confeccionan platos caseros para ofrecer a los demás. No se ofertan bebidas alcohólicas y se acude con la mejor gala posible. Momento esperado es la rifa que se canta al final de la velada con los números repartidos a la llegada del personal.
Algo negativo que atenta contra las peñas son su poca divulgación, el tiempo de duración y la aglomeración de público en fechas señaladas. Por otra parte influyen en ella la falta de audio, la mala calidad de los background y la utilización de locales sin condiciones acústicas.
La propuesta de las peñas es una opción recreativa que se debe mantener tanto para el bienestar del artista como de los asistentes, ellas representan el momento de identidad cultural en la comunidad y la gratitud de quienes sueñan con la popularidad y el reconocimiento.
Brindis por la salud del arte, deseos de una vida larga para una modalidad sana, comunitaria y colectiva, amor a quienes expresan sus dotes artísticas. Aplausos para el arte.
Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario