miércoles, julio 28, 2010

Afganistán: el retorno de las ejecuciones sumarias


La expresión “ejecución sumaria” nos remite a las páginas más trágicas de las guerras coloniales, cuando los militares franceses especialmente, asesinaban a los partisanos vietnamitas o argelinos hechos prisioneros. Varias asociaciones norteamericanas se preocupan ya que informaciones coincidentes indican la existencias de estas prácticas en Afganistán donde las prisiones y los campamentos militares son inaccesibles.
A finales de abril, con ocasión de una conferencia dedicada al periodismo de investigación organizada en Ginebra, Seymour Hersh, investigador estrella del “New Yorker” que reveló, entre otras, la matanza de My Lai en Vietnam y las torturas en la prisión de Abu Ghraib, hacía participes a los asistentes de su indignación ante las violaciones de los derechos humanos perpetrados en Afganistán : “Una de las grandes tragedias de mi país, es que el presidente Obama cierra los ojos sobre este asunto, porque hechos similares suceden a los prisioneros que nosotros capturamos en Afganistán. A estos prisioneros, se les La expresión “ejecución sumaria” nos remite a las páginas más trágicas de las guerras coloniales, cuando los militares franceses especialmente, asesinaban a los partisanos vietnamitas o argelinos hechos prisioneros. Varias asociaciones norteamericanas se preocupan ya que informaciones coincidentes indican la existencias de estas prácticas en Afganistán donde las prisiones y los campamentos militares son inaccesibles. A finales de abril, con ocasión de una conferencia dedicada al periodismo de investigación organizada en Ginebra, Seymour Hersh, investigador estrella del “New Yorker” que reveló, entre otras, la matanza de My Lai en Vietnam y las torturas en la prisión de Abu Ghraib, hacía participes a los asistentes de su indignación ante las violaciones de los derechos humanos perpetrados en Afganistán : “Una de las grandes tragedias de mi país, es que el presidente Obama cierra los ojos sobre este asunto, porque hechos similares suceden a los prisioneros que nosotros capturamos en Afganistán. A estos prisioneros, se les ejecuta directamente sobre el terreno. Pasan cosas increíbles allí, y por supuesto nadie habla de ellas (…). Lo que significa, y me ha sido confirmado por cinco o seis personas, es que los soldados, si no consiguen probar que el prisionero es un talibán, antes de dejarlo marchar, prefieren dispararle un tiro, ¡bam ! Y si no tenemos ganas de ensuciarnos las manos, basta con entregar a los prisioneros a los soldados afganos que son nuestras tropas auxiliares. Generalmente, no tenemos el tiempo de alejarnos más de cinco metros antes de que resuenen los disparos. Y esto sucede actualmente, en este mismo momento.” Preocupado por desmarcarse de la era Bush, Barack Obama intenta, a pesar de todo, mantener un discurso de ruptura. Con motivo de la presentación, el jueves 27 de mayo, de la nueva doctrina de seguridad nacional, el presidente norteamericano todavía insistió “en el respeto a los derechos humanos” en la lucha contra Al Qaida, rechazando, por ejemplo, el uso de la tortura. Pero, en los hechos, los escandalosos excesos de un país que dice llevar la democracia a su paso, todavía no han cesado. La ACLU, principal asociación de defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos, escribió el 28 de abril una carta al presidente Obama, solicitándole que rechazase “un programa en virtud del cual los sospechosos, incluso norteamericanos, podían ser tomados como objetivos, perseguidos y ejecutados fuera de un campo de batalla”. Unos asesinatos formalmente prohibidos a la vez por la justicia internacional y por la Constitución estadounidense, cuya existencia fue hecha pública por Dennis Blair (1) durante una audiencia ante la comisión parlamentaria de información a inicios del mes de febrero. En el plano jurídico, las malas noticias se acumulan. A consecuencia de las presiones de la Casa Blanca, la Corte federal de apelación de Washington decidió, el 21 de mayo, prohibir a los detenidos de la prisión de Bagram, en Afganistán, la posibilidad de impugnar su detención en los tribunales civiles, como pueden hacerlo los “afortunados” de Guantánamo. Lo mínimo si se cree el testimonio de Lawrence Wilkerson, el ex jefe de gabinete de Colin Powell, el cual afirma que George W. Bush, Dick Cheney y Donald Rumsfeld sabían que centenares de inocentes habían sido mantenidos detenidos en la base norteamericana…(2). Respecto a la siniestra prisión de Bagram, muy pocas informaciones se han filtrado hasta el presente. “Todo lo que se sabe, es que las condiciones de detención allí son espantosas” explica Nathalie Berger, coordinadora de Amnistía Internacional en Estados Unidos : “Amnistía Internacional nunca ha sido autorizada a penetrar allí. Para justificar este rechazo, el gobierno norteamericano explica que Bagram está bajo jurisdicción afgana y que la administración Barzai tiene graves implicaciones significativas. Pero eso no se tiene en pie. Si no, ¿por qué autorizan al CICR (3) a entrar y a ninguna otra o­nG ? Se comprende si consideramos que el CICR se plantea como principio no divulgar ninguna de sus informaciones” Lejos de la promesas de un Barack Obama enredado en una crisis económica sin precedentes, y rehén, sin duda, de la presión constante de los halcones republicanos, los detenidos en las prisiones oficiales y secretas esperan en vano la aplicación de los bellos principios de premio Nobel de la paz 2009. “No hay que olvidar, añade Nathalie Berger, que Barack Obama declaró, en mayo de 2009, que a 48 detenidos de la base de Guantánamo “no se les podía ni excarcelar ni juzgar”. Es increíble que los Estados Unidos escriba negro sobre blanco tales enormidades.” Y todavía no había ganado el Nobel. Hay una pequeña esperanza, con la nueva doctrina dada a conocer el 27 de mayo, los Estados Unidos parecen alejarse de concepto absurdo de “guerra contra el terrorismo” : “Estamos en guerra contra una red especifica, Al Qaida. No es una guerra mundial contra una táctica, el terrorismo, o contra una religión, el islam. “Estas son las palabras, ¿Para cuándo los hechos ?” (1) Director de Información nacional, Dennis Blair fue forzado a dimitir el pasado 20 de mayo. (2) Publicado por el “Times”, del 9 de abril (3) Comité Internacional de la Cruz Roja.

Marc de Miramon | l´Humanité

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