sábado, julio 31, 2010

Si el fascismo colombiano vuelve a atacar a mansalva, hay que responderle sin llorar


Las bravuconadas del saliente representante de la derecha colombiana y agente de los norteamericanos Álvaro Uribe, quien ordenó a su cómplice representante ante la OEA de apellido Hoyos, a que lance su último cartucho, antes de abandonar su fracasado gobierno plagado de asesinatos, desaparecidos, de fosas comunes, de narcotráfico, de corruptelas que inclusive salpicaron a su entorno más intimo, no surtieron efecto para relanzar sus infamias de mentiras y sainete, montado con la venia de los EE.UU. y la complacencia de su mandadero el Secretario General.
Uribe y su ejercito profesional, más las fuerzas policiales y sus organismos de “seguridad democrática”, no han tenido la capacidad de acabar con las fuerzas insurgentes que luchan durante demasiado tiempo, por terminar la ignominia a la que han llevado al pueblo colombiano, Uribe y todos sus antecesores.Pretendiendo escudarse ante la OEA, con el viejo cuento de que Venezuela (o mejor dicho el Presidente Chávez) apoya a las FARC y de que en algún lugar “del territorio venezolano” hay un supuesto campamento con unos cuantos guerrilleros, más algunas fotografías que no demuestran nada, a causado risas a todos los que vimos esa burlesca presentación del ratoncito Hoyos a nombre de todos sus amos.
Eso es reconocer tácitamente que Uribe y todos sus secuaces han sido incapaces para frenar, menos acabar con el cultivo masivo de coca, la intensificación de la fabricación de cocaína y el consecuente tráfico de la misma a diferentes partes del mundo.
La acción beligerante de las FARC y ELN, demuestran la consistencia y lucha de grandes sectores de la población colombiana por su derecho a vivir en paz. Las consecuencias de esta guerra ha costado demasiadas penurias, vidas y masacres al pueblo colombiano, con repercusión directa en sus países vecinos, en especial a Venezuela, donde se encuentran más de 4 millones de desplazados por los grupos militares y paramilitares y además por la situación económica como consecuencia de la guerra que sólo ha beneficiado a los grupos de poder y a las fuerzas de represión que son participes del botín millonario de la ayuda gringa al famoso y fracasado “plan Colombia”, ahora llamado Plan Patriota.
“Quien hecha sus males en otro descansa”. Todos los problemas que se pretende endilgar a otros, son problemas de los gobiernos irresponsables de Colombia junto a sus clases dominantes que han sido incapaces de avanzar con la marcha de los tiempos. Incapacidad de una oligarquía, que sigue usufructuando de la renta y explotación de la tierra, privando con su acaparamiento y saqueo a miles de ciudadanos colombianos propietarios ancestrales de sus terrenos.
Incapacidad de una burguesía, parasitaria incapaz y antinacional que no ha resuelto problemas que se heredan de siglos pasados, y por eso ahí hay una guerra que reclama ante la historia el derecho de mayorías, que no asisten a votar en farsas electorales, como lo demuestran los números dados por los organismos pertinentes y que con las armas o en silencio, reclaman su derecho legitimo de participar en la vida política del país, y que esa participación sea respetando el sagrado derecho a la vida.
Por eso no se acaba la guerra en Colombia. No se acabará, si no es mediante el diálogo, que no lo quieren las clases dominantes y sus mandantes los gringos, entonces tendrá que ser por la persistencia del pueblo a lograr la ansiada paz con justicia, mediante la respuesta revolucionaria como “la partera de una nueva sociedad”.
Si el fascismo colombiano incluido el imperio con sus 7 bases militares, no puede con los problemas internos, menos podrá con una guerra contra un pueblo como el venezolano, consciente de que esta encaminándose a paso de vencedores, hacia una nueva sociedad de iguales.
A los fascistas colombianos, sea Uribe o perico de los palotes, les gustaría solamente los ataques sorpresa, es decir a mansalva, de noche, usando alta tecnología de sus amigotes, como lo hicieron en la masacre en el territorio ecuatoriano.
Ellos saben que si desencadenan una guerra, convertirían a Colombia en un Viet Nam, con la diferencia que convertirían esta guerra del pueblo venezolano en una guerra de todos los pueblos de América y de más allá, “iríamos sin llorar”, jamás en contra el pueblo colombiano, sino en contra del fascismo y su burguesía retrograda que tanto daño causa a Colombia y a Latinoamérica.
El imperio y sus sirvientes saben lo que puede suceder, si se les ocurre iniciar una guerra en esta parte del continente, no nos dejemos intimidar, ese seria el peor error que cometamos. America Latina debe ser Tierra de paz, pero sin fascismo.

José Justiniano Lijerón

EX dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)

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