viernes, julio 23, 2010

España 1936. Las jornadas de julio: contrarrevolución (y revolución)


El 17 de julo de 1936, la fracción “africanista” del ejército español se sublevó contra la República animando una guerra contra el pueblo en todo el Estado. Habían sido mimados por la monarquía, y habían protagonizado una guerra colonial en Marruecos, una guerra sucia y cruel cuyo capítulo más sonado fue el “desastre de la Anual” del que salieron reforzados…En este país de países, salvo en la periferia y eso parcialmente, la burguesía democrática era un sueño, y los sectores que ocuparon su lugar en 1931, nunca tuvieron una base de masas. En 1932, cuando tiene lugar la advertencia Sanjurjo-Juan March, Manuel Azaña, el liberal más lúcido, reflexiona en voz alta: ”O la República acaba con sus enemigos, o sus enemigos acaban con la República”, sin embargo…
Sin embargo, el golpe militar-fascista que se fraguada al menos desde 1934, que ya había sacado la pata cuando utilizan las ropas coloniales contra los trabajadores de Asturias, y que se habían brindado a anular el proceso electoral de febrero de 1936, pudo prosperar sin que el gobierno republicano hiciera lo que cualquier gobierno democrático tendría que haber hecho: detener y procesar a los cabecillas. Si no lo hizo, no fue por falta de información. Las jornadas de julio pudieron ser muchas cosas pero lo que no fue es una sorpresa. Existía una información fehaciente por parte de los servicios secretos, se hablaba de ello en la prensa obrera, sin embargo, ERC de Catalunya amonestó a los redactores de Solidaridad Obrera cuando publicaron lai información, estaban provocando alarmismo. Según Fernando Fernán-Gómez, que entonces era un niño, los chicuelos de su colegio interpelaban al hijo e un alto mando militar: Y tu padre, ¿Cuándo se subleva?....
En el momento en que el golpe se hace realidad, el responsable del gobierno republicano, Casares Quiroga, dirá aquello tan famoso como revelador: “Si los militares se levantan, él se va a dormir”…En algunas capitales, los gobernadores se ponen al lado de los sublevados.
Las ”jornadas de julio” no habrían tenido lugar sin el protagonismo absoluto del movimiento obrero, el mismo movimiento en alza que vertebraba la vida republicana desde 1931, en las Cortes con la izquierda parlamentaria, en la calle y en los campos, con la CNT la UGT…
Así pues, si hubo una respuesta, fue la que provino de las organizaciones obreras con el apoyo de sectores de los cuerpos armados, improvisarían una resistencia armada que se impuso después de encarnizados combates en algunos lugares claves; entre los marineros de la Armada y los trabajadores en todos los grandes centros industriales de Cataluña, parte de Asturias, Levante, el mismo Madrid, Jaén, Málaga, Almería…Sin embargo, perdieron en lugares igualmente claves –Oviedo, Zaragoza, Sevilla, Granada, en buena medida porque confiaron en las autoridades republicanas que los traicionaron. Recordemos que en un principio los “africanistas” se sublevaron en nombre de la República.
En España, tampoco hubo un partido fascista de masas como los que conocieron en Italia o en Alemania, ese papel lo asumió la fracción fascista del ejército con el apoyo incondicional de todos los sectores conservadores, incluyendo una parte determinante de la clase burguesa catalana y vasca…Las organizaciones fascistas como la Falange no eran nada antes del 18 de julio, y no habrían sido nada si el ejército no los hubiera coaptado para las tareas auxiliares de exterminio, así como para revestir el Estado totalitario siguiendo las pautas dominantes en la época gracias a la fulguranet victoria del nazismo alemán, el modelo en el que se miraban.
Los primeros días serían determinantes, pero mientras que la contrarrevolución encontró apoyos en las colonias, en la Italia fascista y la Alemania nazi, por el contrario, la República de los trabajadores (organizados), se encontrará con la política de no-intervención. Esta será la línea política de la Francia gobernada por el Frente Popular y, en un principio, también por la Unión Soviética que no intervino hasta final de 1936, e imponiendo condiciones draconianas.
Pero además, esta potente revolución social, transcurría solamente por abajo. Por arriba permanecía sometida a la orientación del Frente Popular (gobierno republicano con apoyo obrero, que ni tan siquiera reconocía las propuestas sociales de la izquierda socialista) que subsistía en un “gobierno republicano”, constituido en el corazón de la insurrección; el mismo que se había negado a tomar medidas adecuadas contra la trama golpista.
Desde las “joprnadas de julio” se creó una situación de doble poder, con la particularidad de que el poder obrero no tuvo quien lo asumiera políticamente…Ese poder se confiará a los restos de gobiernos anteriores como en Cataluña –donde ERC había censurado las informaciones de la prensa cenetista por crear “alarmismo” con sus informaciones sobre la trama golpista- de un lado, y un movimiento revolucionario que desarrollaba sus propias alternativas, acabando con los cuerpos represivos (guardia de asalto, guardia civil, ejército profesional), las autoridades tradicionales, sobre todo la Iglesia; una institución que había suscitado desde mucho tiempo atrás el odio generalizado de las masas con sus campañas contra la República y que aparecía como la institución más identificada con “La Cruzada”, la que le dio la cobertura conservadora que unió a la derecha del mundo en el apoyo del “Movimiento”.
Desde abajo, los obreros y campesinos armados impusieron a la colectivización de las fábricas y de las tierras y se comenzaron a ejercer directamente formas de poder local y de barrio, a través de los más variados tipos de comités que raramente se planteaban funcionar como un entramado…Dada la predominancia anarcosindicalista, estos comités diversos no se plantearon en ningún momento desarrollar una alternativa de poder consecuente. La revolución tampoco aprobará otra asignatura, en las cuestiones de la política militar para vencer a una contrarrevolución militar fascista que actuaba eficaz y despiadadamente para destruir cualquier resistencia.
La violencia fascista tenía una doble misión: de un lado, destruir y desanimar a todos los partidarios de la República, de otro, atemorizar drásticamente cualquier veleidad opositora en la retaguardia, y en unas tropas forzadas y extraídas por el imperativo categórico del “ordeno y mando”, de las tropas extraídas entre los jóvenes de zonas de fuerte implantación izquierdista como Andalucía o Extremadura. El militar-fascismo utilizó al pueblo contra el pueblo por el imperio del terror, apoyándose en el peso de las tradiciones de dominación y sometimientos entre la gente que todavía yacía embrutecida por siglos de gobiernos fuertes y autoritarios…
Después de tres años de guerra (prolongada deliberadamente para facilitar la “limpieza social”), y de cuarenta años de una dictadura que asesinó hasta el final, han tenido que pasar varias décadas para que toda esta historia, la más trágica de todas las posibles, se empiece a conocer en toda su verdad, con todos sus detalles, y para que las consecuencias devastadoras de la mayor de las derrotas, y de las actuaciones más bárbaras, comiencen a ser tratadas más allá de las razones de Estad, desde la medida de la ente que la vivió y la padeció en primer, segundo, tercer y cuarto grado…

Pepe Gutiérrez-Álvarez

No hay comentarios.: