martes, julio 06, 2010

EE.UU.: del Progreso a la Reacción


Tenía pendiente compartir con los lectores de Kaos en la Red que el Aniversario 234 que acaba de conmemorarse de la Proclamación de la Independencia de las Trece Colonias del Reino Unido de la Gran Bretaña el 4 de julio de 1776, deviene una oportunidad para distinguir cuánto ha involucionado —por decirlo de un modo— los Estados Unidos de América (EE. UU.).
Para ilustrar, hay que diferenciar la esencialidad norteamericana en dos tiempos: en aquellos años y en la actualidad —relativamente hablando.

Primer tiempo:

Llamo la atención acerca de la letra de la “Declaración unánime de los trece Estados Unidos de América”, que vio la luz el mencionado día. Allí, se lee:
“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad [...]”.
Casi una centuria después, tuvo lugar la Guerra de Secesión (186­1 a 1865), lo que equivale a decir que las fuerzas progresistas de ese país (su parte Norte, con pujante desarrollo capitalista) se había impuesto a la reacción (el Sur, exponente del retrógrado esclavismo), todo lo cual significaba un paradigma para el movimiento revolucionario mundial, en ajuste al momento histórico-concreto.
Carlos Marx, Vladimir I. Lenin y el propio José Martí —en sus respectivos minutos y desde sus particu­lares ángulos de mira— habían emitidos sus saludados. De ello, un ejemplo puede encontrarse en la percepción martiana, tras llegar a la patria de George Washington y Abraham Lincoln, a mediados de 1880:
"Estoy hondamente reconocido a este país, donde los que carecen de amigos encuen­tran siempre uno, y los que buscan honestamente trabajo encuen­tran siempre una mano generosa. Una buena idea siempre halla aquí terreno propicio, benigno, agradecido. Hay que ser inteligen­te; eso es todo. Dése algo útil y se tendrá todo lo que se quiere [...]" —aunque luego de pocos meses, cambió su parecer.
Para lamentos de la humanidad, degeneró el bien y se abrió paso el mal al Norte del Río Bravo.

Segundo tiempo:

La terrenalidad del mismísimo Satanás vino a ser un hecho a partir del último tercio del siglo XIX y hasta la actualidad. Para no ir lejos, subrayo el riesgo de que Corea del Norte e Irán sean atacadas por Estados Unidos.
Han quedado relegados los trascendidos del artículo de Wayne Madsen, periodista investigador que trabaja en Washington DC, quien divulgó con crece información de fuentes de inteligencia en el sitio web Wayne Madsen Report que sospechan que la embestida contra la corbeta sudcoreana Cheonan “fue un ataque de bandera falsa hecho para que pareciera provenir de Corea del Norte”.
En su lugar, amplifican a los cuatro vientos una investigación realizada por “imparciales” expertos de cinco países (Corea del Sur, Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Suecia) que concluyó “demostrando” la culpabilidad de Norcorea. ¿Acaso se olvidó que seis décadas atrás fue invadido el territorio norcoreano tras una atmósfera similar engendrada por el imperialismo yanqui y sus socios históricos?
No obstante, todo indica que la prioridad es otro “hereje”: Irán permanece en el banquillo de los acusados por una Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impulsada por EE. UU. en contubernio con Francia, Gran Bretaña y Alemania que sancionó a esa nación asiática con el consabido pretexto de haber violado los principios del Tratado de No Proliferación Nuclear.
A esta altura, unos doce buques de guerra de Estados Unidos e Israel, incluido un portaaviones, pasaron por el Canal de Suez y se dirigieron hacia el Mar Rojo. ¿Para qué? Además, la Administración Obama acaba de darle otra vuelta a la rosca del cerco contra la nación persa.
¿Será esta la manera con la cual el imperialismo yanqui piensa salir del pantano en que se encuentra ante la crisis económica internacional? ¿Es acaso teniendo de rehén al pueblo norteamericano el modo de manifestarse la coronación del tránsito del Progreso a la Reacción?
El compañero Fidel Castro, en sus últimas Reflexiones, ha venido alertando a la comunidad mundial sobre las desgracias que se avecinan.
Sirva, pues, este aniversario para develar al imperialismo yanqui en su justa medida y para contribuir en lo humanamente posible a frenr su agresividad de consecuencias catastróficas a escala global.

Noel Manzanares Blanco

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