jueves, julio 15, 2010

Fidel Castro: el caballo, conserva sus bríos


¡El caballo! Así le llamó el pueblo de Cuba a Fidel Castro Ruz, por la hombrada a la que guió a su guerrilla de barbudos que entraron triunfantes a La Habana en enero de 1959 y debido a la cascada de medidas revolucionarias adoptadas a inicios de los años sesenta del siglo pasado y que tuvieron un incuestionable apoyo popular.
También por su andar a trote y grandes zancadas de alazán inquieto e indomable.
Así le denomino aún, además, por su fortaleza física y mental y probidad a quien se debe, pienso: a los cubanos y las causas justas de la humanidad.
Su recuperación ha resultado contundente, saldo su deuda con las mayorías en Cuba y los revolucionarios del mundo todo.
Tal gratificación llega en momeno en que su pensamiento es necesario, en estos tiempos difíciles, donde la humanidad está a las puertas de una guerra termonuclear y el imperialismo se retuerce porque ha sido víctima, de sus propios pecados: ansias de dominación y hegemonismo mundial, el despilfarro y el menosprecio hacia la especie humana.
Así lo prueba también, el previsor llamado a los economistas del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, de Cuba, para que realicen con celeridad y objetividad debida, un ensayo teórico, acerca de las medidas que debieran adoptar los países de Nuestra América, en un escenario extremo, pero posible, como el denunciado por el propio Fidel, debido al actuar irresponsable de la administración de Barack Obama.
La publicación en días pasados recientes, de imágenes fijas y de vídeo de un absolutamente recuperado Fidel Castro, resulta igualmente un bálsamo enriquecedor, para quienes insisten y no claudican en principios e ideas.
Asimismo, sus salidas públicas, resultan su respuesta de incorporación más activa al combate en defensa de la humanidad, de sus mejores valores y aquellos que le
conjeturaban una inminente desaparición física.
Para los que aseguramos que otro mundo mejor no solo es posible, sino necesario e impostergable, para que la especie humana siga habitando el planeta tierra, es motivo de alegría.
Su mirada continúa siendo aguda y escudriñadora, su dedo firme: orienta y acusa, su voz la misma: más clara y comprensible mientras mayor tiempo dura su hablar, su cabellera, ahora de un plateado intenso, la conserva con orgullo y al descuido, como en la Sierra Maestra.
Con atuendo deportivo o con camisas a cuadro y en vísperas de su primera gran acción revolucionaria comandada, el 26 de julio y de su 84 cumpleaños, El caballo, conserva sus bríos. Apuestele, es un ganador!

Benito Joaquín Milanés

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