La intención de convertir a Siria en un gobierno títere envuelve también a intereses económicos de peso.
Entre ellos, se destaca el control del petróleo. A diferencia de Irak, Siria es un pequeño productor de hidrocarburos, pero es un territorio clave en lo que respecta al control del grifo de crudo. En la cuenca del Mediterráneo oriental (Israel-Líbano-Siria) se encuentran las mayores reservas de gas, lo que ha provocado la disputa territorial entre esos tres países.
Uno de los aspectos en los que se plasma la alianza sirio-ruso-iraní es la construcción del mega-gasoducto Irán-Irak-Siria, el que cuenta con financiación ruso-iraní, para exportar el gas a Europa. Este gasoducto es parte de una lucha estratégica para ver por qué países pasa el suministro energético a Europa. El ducto era una alternativa al Nabucco, era una iniciativa norteamericana que pasaba por Turquía, la cual al día de hoy, está parada. También el Arab Gas Pipeline, que recorrería Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Israel.
El gigante gasístico ruso Gazprom comenzó en 2009 a expandirse hacia Europa, para distribuir el gas con los proyectos de North Stream (que conectaría Moscú con Berlín, a través del Mar Báltico) y South Stream (desde Rusia a Bulgaria, por debajo del Mar Negro). A raíz de ello, Washington empezó su propia carrera alentado por la Unión Europea, la que prefería tener gas sin pasar por Rusia. Así nació el proyecto Nabucco. El único país sin influencia rusa de Asia Central era Azerbaiyán. El proyecto del gaseoducto estadounidense conectaría este país centroasiático con el Mar Negro, pasando por Turquía -donde está el centro de almacenamiento en Erzurum- y se extendería desde Bulgaria, pasando por la República Checa, Croacia, Eslovenia e Italia.
En 2012, el gasoducto ruso-alemán estaba ya en pleno funcionamiento y está previsto que el de South Stream se termine antes de 2015. Sin embargo, el proyecto Nabucco aún no ha visto la luz. En un principio, el gasoducto estadounidense debería estar terminado en 2014, pero se ha retrasado hasta 2017.
Una ampliación del proyecto estadounidense vendría desde el Arab Gas Pipeline (que exporta el gas de Egipto a Jordania, Israel, Líbano y Siria). Este nuevo tramo conectaría Siria con Erzurum. Pero empezaron las revueltas árabes, por lo que el acuerdo entre Damasco y Ankara se paralizó. Como represalia a Turquía por su apoyo a la oposición siria, Damasco firmó varios acuerdos con Teherán, en julio de 2012, para trasladar el gas iraní hacia su territorio pasando por Irak, por lo que Siria se convierte en el principal centro de almacenamiento de Medio Oriente -vinculado, además, con las reservas del Líbano.
Pablo Heller
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