Hace poco me han preguntado mi opinión acerca de dos artículos sobre las ondas electromagnéticas y sus efectos sobre la salud. Las ondas electromagnéticas son aquellas de la radio, de las antenas de los móviles, del modem WiFi y muchas otras. Su efecto sobre la salud humana ha sido objeto de polémica durante décadas ya. Generalmente aquellos que afirman que estas radiaciones son nocivas para la salud son encasillados por la mayoría de médicos e investigadores del campo dentro de los llamados magufos o charlatanes, una forma de misticismo.
Vamos a analizar cuánto hay de verdad en ambas posiciones. Veremos que aunque hay mucho de pseudociencia y superstición, sí es verdad que existen algunos estudios que nos obligan a ser cuidadosos con las conclusiones que sacamos.
El primer artículo que os traigo es de los de tirar a la papelera directamente. En su titular dice que “Un 40 por ciento de la población en torno a las antenas está enfermo” Y en el texto: “La muestra es pequeña y abre muchos interrogantes. ¿Cuántos enfermos encontraremos si encuestamos todo el centro, o aún más? ¿Todo Mercedes tiene este índice de enfermedades, o solamente las áreas cercanas a los mástiles?
Ellos solitos desmienten su titular, ¿verdad?, por tanto esta noticia es sensacionalista, engañosa, magufa. El 40% de la población está enfermo, pero ¿no lo está el que no está al lado de las antenas?
Sin embargo, recientemente El País publicó un artículo sobre una médico recientemente fallecida llamada Jocelyne Leal. En él se alaba su trabajo de investigación sobre el efecto nocivo de las ondas electromagnéticas. La experiencia y prestigio de esta médico me hizo sacudir mis prejuicios y echar un vistazo a su investigación.
Pero no tengo mucha idea de lo que son las ondas electromagnéticas y de cómo pueden afectar a la salud, por eso le pregunté a un experto, y esto nos dice:
Todas las ondas electromagnéticas son la misma cosa y sólo difieren –aparte de la intensidad o potencia- por su frecuencia o longitud de onda. La relación entre estas magnitudes es que su producto es igual a la velocidad de la luz ( ln =c) por lo que basta dar una de ella para que quede determinada la otra.
La frecuencia se mide en oscilaciones por segundo -es decir, hercios (Hz)- o sus múltiplos. Por ejemplo, una frecuencia de 1 Hz correspondería a una longitud de onda de 300.000 km y una de un MHz a una de 300 m. Recíprocamente, una longitud de onda de 1 m corresponde a 300 MHz y una de 1 mm a 300 GHz. Más información del espectro se encuentra fácilmente en google
Las ondas de radio son de kilohercios la onda media, de megahercios la UHF y así vienen después (mayor frecuencia o menor longitud de onda) el radar-microondas, el infrarrojo, el visible, el ultravioleta, los rayos X, los rayos gamma. La potencia de una onda disminuye con el cuadrado de la distancia.
Vale, cuanto mayor longitud de onda, menos energía. Por tanto las de los móviles o el WIFI no tienen apenas energía, ¿pero afectan de alguna manera a los seres vivos?
La Dra Leal participó en un estudio en el Hospital Ramón y Cajal publicado en el 2012 en el que estudiaban el efecto de ondas electromagnéticas de 50 Hz sobre unas células tumorales en el laboratorio. Observaron que esas ondas aumentaron la proliferación de esas células. En mi opinión la investigación es modesta, por decirlo educadamente. Pero no deja de hacerme saltar las alarmas.
Qué dice nuestro experto sobre esas ondas de 50Hz
No sé de dónde puede salir una onda de 50 Hz como no sea la radiada por los cables de la luz en USA (aquí son 60) que por otra parte son muy malas antenas porque, a esa frecuencia, debería ser de miles de kilómetros.
Las ondas electromagnéticas pueden, según su frecuencia, bordear el cuerpo humano, atravesarlo sin interacción, o interactuar con él. La luz interactúa con la retina, los infrarrojos con la piel, las microondas penetran e interactúan con toda la masa, de ahí los hornos.
La interacción, si existe, depende de las características eléctricas y magnéticas de los materiales de que estamos hechos (átomos, moléculas), de su disposición y de su frecuencia propia de resonancia (la de vibración libre) Los microondas tienen una frecuencia próxima a las moléculas del agua que constituye la mayor parte de nosotros.
Para no alargarnos. Con las pocas pruebas que tenemos, podríamos concluir que las ondas electromagnéticas pueden tener algún efecto biológico que se debería considerar. Pero desde luego nada tan peligroso y demostrado como pueden ser otros factores nocivos y cancerígenos como el humo del diesel, la luz solar, el tabaco, etc.
Así que, aunque tenemos que seguir investigando, no nos deberíamos alarmar por esto y sí, y mucho, porque la UE permita aumentar un 20% las emisiones de los vehículos diesel.
Alfredo Caro-Maldonado
Ciencia Mundana
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