Más de trescientos policías son investigados por abusar sexualmente de víctimas y sospechosos de delitos y agresiones. El informe del cuerpo de inspección de la policía ha sido definido como "el mayor escándalo de corrupción en la historia de las fuerzas".
El cuerpo de de inspectores de policía de su majestad (HMIC, por sus siglas en inglés) recibió un total de 436 denuncias por abuso de poder para beneficio sexual contra 306 oficiales de policía, 30 oficiales de apoyo a la comunidad y otros ocho miembros del personal policial. El 39% de las víctimas de abusos policiales eran mujeres que habían sufrido violencia de género, a las que en teoría debían prestar ayuda cuando iban a realizar la denuncia (The Guardian, 8/12).
Sandra Harley, titular del refugio para víctimas de la violencia doméstica, destacó que a pesar de los grandes números, existe evidencia de que sólo 40 funcionarios han sido pasados a disponibilidad por abuso de autoridad. Denunció también que la mayoría de los casos son silenciados con intimidaciones a las víctimas.
El caso más notorio en los últimos años, ha sido el del inspector de policía de Northumbria Stephen Mitchell, encarcelado en el 2011 por haber violado a decenas de víctimas, principalmente a prostitutas a las que acosaba permanentemente.
Entre los casos más recientes está el del agente de Scotland Yard Robert Dawson, expulsado del cuerpo de policía por haber mantenido relaciones sexuales con la víctima de una violación. Simón Salway, otro oficial, abusó sexualmente de decenas de víctimas.
Las cifras recopiladas por la inspección de policía, organismo a cargo de esta investigación, corresponde a los últimos dos años. La ministro del interior Amber Rudd declaró: "la gran mayoría de los policías hacen su trabajo con integridad y sé que compartirán mi determinación de asegurar que los más vulnerables de nuestra sociedad reciban la protección que merecen".
Intenta, de este modo, salvar a una institución que ha quedado mancillada ante la población. Este escándalo demuestra la descomposición de un aparato de represión que se vale del abuso y el terror para intimidar y regimentar a las masas.
Bárbara Carrillo
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